Filopolíticos

Han votado los cansados de la vieja política, que se ha manifestado el nuevo populismo que está rechazando la vieja política profesional.

31 DE MAYO DE 2015 · 16:30

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No deben extrañarse mis lectores –que sin duda existen- que en los días que corremos, también yo con la gente me sienta inclinado a hacer observaciones más o menos sutiles, más o menos acertadas, más o menos toscas, sobre la clase política, y no digo “casta” porque ya lo dijo un candidato con coletas, que ya hace decir a otros, que en un futuro gobernará en España. Y es que las actuaciones constantes singularísimas, extrañísimas, maleducadas, impresentables, contradictorias, irreverentes que ofrecen al pueblo, desde las precampañas, las post-campañas, antes de formar los Consistorios, después de las mil estrategias para ser investidos y completar los gobiernos: “te doy mi voto y me concedes tal Alcaldía”, los mítines de promesas, la Prensa a favor de y en contra de, la televisión, los debates, las mil y una tertulias, las redes sociales, son muy adecuadas para despertar agudas o romas reflexiones.

Hace tiempo que me retiré de hablar de política. Por unas semanas estuve enseñando en la Escuela Dominical el tema “El Cristiano y la Política”, pero me desanimó un adulto pequeñín, reprendiéndome de que tal cosa no era materia para enseñar en la Iglesia; él faltó a unas clases, pero yo seguí con mi tema, pues siempre he estado interesado en los temas de este mundo, que pueden preocupar al ser humano. No creo que vuelva a dar clases sobre: “Política, Políticos y Biblia” o “Sobre el Pensamiento de Jesús y la Política” incluso sobre unos estudios acerca de “Jesús y el Dinero”, y ello, porque otro creyente grande, más entendido que yo, me recordó que el objeto de la política no es aumentar –aunque así lo proclama- o conseguir la felicidad del individuo. Y a mí todo lo que no tienda a bienaventurizar al Individuo (dicho mejor, hacerle dichoso) a estos mis años, me tiene sin cuidado. Algo cercano a esto escuché de una docta creyente: “es matemático: después de unas elecciones, mi voto niega conocerme: ¿a quién y para qué me emitió?”.

Desde el Corazón” pienso que la clase política existe, que exista como tal clase no creo que nadie pueda ponerlo en duda; máxime cuando los que antes de entrar la denuncian y luego se posicionan en ella. No oigo hablar de la “clase arquitectónica” o de la “clase textil” o de la “clase minera”. Nosotros los cristianos genuinos, como comunidad no somos una clase, pero sí una comunidad que tenemos unas características muy diferenciadas de los demás en nuestros hábitos, en la ética y moral, en los riesgos, en el valor de los compromisos, en los valores que consideramos absolutos aunque no sean políticamente correctos, pero no somos una clase, somos un pueblo con su solo Señor, Rey y Dios. Quizá sean clases la militar, la clerical –que estos días aún no se ha manifestado sobre los resultados de las elecciones ¡sabio!, esperar a ver quién gobierna, para ponerse al lado-, la médica, la judicial… pero la política es indudablemente una clase. Y lo es porque sus características, su comportamiento en público, la utilización del poder, de los medios de comunicación, de los dineros públicos, de la manipulación de la Justicia, del lenguaje son totalmente distintos a los del resto de los ciudadanos.

Por tanto, creo más que le pese al pequeñín, que me sea natural hacer observaciones, o a reflexionar o escribir unas líneas sobre la clase política. ¿Qué ha pasado en el reciente 24M? pues que han votado los cansados de la vieja política, que se ha manifestado el nuevo populismo que está rechazando la vieja política profesional; una política a fin de cuentas ¡ay si mis padres levantaran la cabeza! que está evaporando la vieja ética del esfuerzo en el trabajo, que se ha abandonado este principio social bíblico, por el amodorramiento que la prosperidad produce en muchos, que acomodados en que los programas de la clase política nos lo facilite todo, ¡que trabajen otros!; así que sudamos la gota gorda… por estar sanos y guapos. Y todo ello nos lo va a facilitar la clase política, que nos hemos creído ya no es bipartidista, ahora es cuatripartidista, pero con los dos ejes tradicionales. Y los casi desconocidos ayer, ya forman parte de la “clase”: coche oficial, pensiones extraordinarias, decenas de asesores, sobre eslóganes ideados de gabinetes de propaganda, a gusto de los votantes y buenos programadores de fiestas. ¡Nos gustan tanto las fiestas!, no hay más que mirar las escuelas, los alumnos pasan el curso estudiando y preparando las sucesivas fiestas del calendario. Aprovechando cada santo e inventando los nuevos, los encuentros políticos, lo inaplazable es la fiesta. Pero así y todo, se siente, se siente en al ambiente que por momentos la gente común, el pueblo reflexivo, el cristiano pensante que lo escudriña todo y escoge lo justo, se desentiende de la dialéctica de sus administradores, esa clase política, que les vendría bien pensar que un día pasarán por las urnas del Dios Juez justo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - Filopolíticos