Pablo Martínez: La muerte espiritual es el peor final posible del abuso

“No podemos guardar silencio ante un problema que puede afectar mucho a las ovejas que Dios nos da a pastorear”, dice el psiquiatra.

09 DE MAYO DE 2015 · 20:10

Pablo Martínez Vila. ,pablo martinez
Pablo Martínez Vila.

Hoy entrevistamos a Pablo Martínez, Psiquiatra y escritor, y uno de los ponentes del XIV Seminario de Teología y Psicología Pastoral realizado en Comarruga (Tarragona) del 4 al 7 de mayo, donde se abordó el tema "Pastoral y abuso espiritual", algo nada nuevo pues ya Jeremías denuncia los abusos cometidos, en su época, por algunas personas sobre el pueblo que tenían que cuidar. Martínez profundizó acerca de "Los peligros del abuso espiritual". Sobre este complejo tema desarrollamos esta entrevista.

 

P.- ¿Por qué y con qué propósito se debe hablar de un tema como el abuso espiritual?

R.- Porque existe la necesidad –el deber moral- de conocer, exponer y, en lo posible, corregir un problema que es una anomalía y un pecado. El llamamiento a “guardar el buen depósito”, “la fe dada una vez a los santos” incluye velar por el rebaño de Cristo, la Iglesia. “Al que sabe hacer lo bueno y no lo hace, le es pecado”. Por tanto, no podemos guardar silencio ante un problema que puede afectar mucho a las ovejas que Dios nos da a pastorear.

El propósito no es condenar a otros, sino de examinarnos a nosotros mismos, con un espíritu de humildad y disposición a reconocer nuestros propios errores para detectar si hay algo que corregir en nuestro ministerio; y confesión si hace falta. Dios nos libre de ver “la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”. No estamos aquí para condenar, sino para edificar y estimular, crear anticuerpos para dar sanidad. Así pues, el espíritu que nos mueve es el de edificar y servir al pueblo de Dios en la línea de 1 Cor. 14:3: “edificación, exhortación y consolación”, precioso trípode de la pastoral.

 

P.- ¿Nos podría hacer un retrato robot del abusador?

R.- Debemos identificar a los pastores (líderes) que practican el abuso espiritual porque ello es el primer paso para poder cambiar/corregir.Ezequiel 34 lo resume perfectamente con dos frases: a) “se apacientan a sí mismos”(v.2), y b) “os habéis enseñoreado de las ovejas” (v.4)

Ahí tenemos el “retrato robot” del “abusador espiritual”, “el mal pastor”. Dos grandes características lo definen: 1) El egocentrismo: se apacientan a sí mismos” (v.2). Buscan su propio beneficio. Son “hombres amadores de sí mismos”, como dice Pablo en 2 Tim. 3:2. Existe un elemento de narcisismo con la consiguiente falta de empatía típica de la persona narcisista: no les importa en realidad el rebaño. En el fondo no aman a Cristo, se aman a ellos mismos y lo que les importa de verdad es su propio interés (Fil.2:21).

En los casos más graves, se llega a un culto a la personalidad: se hacen venerar por la gente. 2) La manipulación: os habéis enseñoreado de las ovejas”. Son hombres que se “sirven de” en vez de “servir a”, una tergiversación perversa de su cometido. Usan a las ovejas para su beneficio como nos relata de forma patética Ezequiel. 34: 3.

Manipulan a través de tres grandes medios. Señorean con la “triple P”, que normalmente van juntas, pero no necesariamente:

a) Poder: Se consideran y se ponen en un plano superior “por encima de” en vez de “bajo”, como es propio del siervo. Entienden el poder como mandar, dominar (v. Mc. 10:42-45), un poder jerárquico.“Someten” en vez de “someterse a”.

b) Privilegio: Es una consecuencia del anterior: al estar en un plano superior se consideran libres, exentos de cumplir lo que demandan de los demás: “arriba y abajo” (película inglesa), “señores y servidores” en una inversión maligna de su cometido y su llamamiento: “no he venido para ser servido, sino para servir” (Jesús).

Y c) Presión: Cargan hasta la extenuación a las personas con normas, actividades y obligaciones, de manera que la vida cristiana acaba en un legalismo asfixiante y generador de culpa. Jesús lo denuncia en Mateo 23: “ay de vosotros…”.

 

P.- ¿Cuáles son las causas que motivan al abusador?

R.- Anteriormente, hemos visto “el abusador por fuera”. Ahora, veremos “el abusador “por dentro”. Un viaje al interior de su corazón, siempre a la luz de la Palabra. Puede, y suele, haber explicaciones psicológicas, un perfil psicológico del abusador, pero el problema es, en último término, espiritual. Estamos delante de un asunto moral, no psicológico; hay una raíz más profunda que anida en el corazón (Mc 7).

 

A la luz de 1ªPedro 5:1-4 vemos tres grandes carencias, cada una de ellas introducida por un “no” (pecados de omisión). Al “mal pastor” le falta:

1) Una auténtica vocación: no por fuerza, sino voluntariamente". El pastorado es su trabajo, pero no su vocación. El verdadero llamamiento viene de Dios y es imprescindible para evitar el profesionalismo y, eventualmente, el abuso.

2) Una motivación correcta: “no por ganancia deshonesta". Trabaja por dinero, es un asalariado. Es una consecuencia natural del anterior: si falta la vocación, falta amor por sus ovejas, “ánimo pronto”. El buen pastor ama al rebaño de Cristo –la iglesia- porque ama a Cristo. El asalariado no ama a Cristo, se ama a sí mismo.

3) Un espíritu de siervo (servicio): “no teniendo señorío…”. Un rasgo esencial del “buen pastor” es la humildad, que nace del espíritu de siervo que caracterizó al Señor (Fil.2). El Señor se hizo menos”, se rebajó (Fil 2: ). Si algo caracteriza al buen pastor es el servicio. El abusador busca “poder” ; el buen pastor busca "poder servir".

 

Después vemos también sus errores, lo que les sobra (pecados de comisión):

1) Vanidad: Hay una ambición “buena”, legítima: usar mis dones, tiempo y energía de la mejor manera posible para que “Cristo sea magnificado” (Fil. 1:20); es una ambición cristocéntrica, no egocéntrica. Pero también hay una ambición “mala”: las“tentaciones silenciosas”del vanidoso: ser importante/ ser famoso/ ser recordado.

2) Autoritarismo: un concepto personalista de liderazgo.Centra la atención en él, todo gira alrededor de su persona. Nada se puede hacer sin su conocimiento y su consentimiento. Lo controla todo. Fomenta una gran dependencia de su persona y puede llegar a convertirse en una especie de “gurú”. Lleva a la inmadurez espiritual por cuanto la dependencia impide crecimiento.Trata a los miembros no como adultos sino como niños.

3) Legalismo: un concepto equivocadode espiritualidad. La vida cristiana gira alrededor de normas: lo que se puede y lo que no se puede hacer, lo que es bueno y lo que es malo. Te hace sentir más esclavo que libre.Este legalismo con frecuencia se asocia auna culpa intensa por no llegar a los niveles de exigencia, y genera miedo.

 

P.- ¿Adónde llevan las situaciones de abuso espiritual? ¿Cuál el resultado final?

R.- El resultado final se resume en una palabra: destrucción. Ezequiel34 nos describe esta destrucción en cinco frases que reflejan tres etapas progresivas en una crisis de fe:

1) El extravío espiritual: “Andan errantes por falta de pastor”(v.5), “anduvieron perdidas” (v.6). Confusión, desorientación, dudas.Donde no hay dirección, ni instrucción, ni guía, hay extravío, uno acaba perdido

2- La dispersión del rebaño. El alejamiento (separación) de la iglesia: “Se han dispersado”, “fueron esparcidas”.Es frecuente la decisión de dejar la iglesia local, Reacción de rechazo a la iglesia. Soledad. Aislamiento. Falta el apoyo comunitario, el calor del cuerpo de Cristo. Separadas, es mucho más difícil sobrevivir. El cristianismo es una fe para vivir en comunidad, no en solitario.

3) Por ello, se da la tercera etapa, la muerte espiritual “Son presa de todas las fieras del campo” (v.5). Una oveja sola es una oveja en peligro. Igual con el creyente. A merced de cualquier “enemigo” (viento de doctrina), puede llevar a la crisis de fe. Hundidos y destrozados emocionalmente, son terreno abonado para el naufragio, el abandono ya no de la iglesia, sino del Señor. Es el peor final posible del abuso, de un mal pastoreo.

 

P.- Hablamos de abuso espiritual. ¿Pero se puede caer en el otro extremo?

R.- Efectivamente, también es posible caer en otro extremo: el “consentidor espiritual” (sería tema para otro seminario: “el cristianismo bajo en calorías”, la flojera espiritual, en una palabra, la permisividad ). Por ello, una palabra de clarificación es necesaria: no estamos hablando de ni abogamos por Pastores “débiles”. Los pastores con una personalidad fuerte, incluso dominante, aparecen con frecuencia en la Palabra y en la Historia de la Iglesia. Podemos citar a grandes líderes como Pablo y Pedro. Una personalidad recia y un liderazgo bíblico son compatibles. No abogamos tampoco por un discipulado “light”, sin esfuerzo, disciplina y sacrificio; una vida cristiana de disneylandia. La salvación es gratuita, pero en el discipulado no hay rebajas. Sin sacrificio no hay bendición. Finalmente, tampoco abogamos por una iglesia “club”, más cercana a un club social que a una comunidad de discípulos de Jesús el radical.

 

Pablo Martínez y Samuel Escobar, en el Seminario de Teología y Psicología pastoral.

Finaliza la entrevista. Gracias a Pablo Martínez por abordar este tema, instándonos a examinarnos a nosotros mismos, para ver si hay algo que corregir en nuestro ministerio.

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