La fe que piensa lo que no ve y ve lo que no piensa

Este juego de palabras solo pretende describir la reflexión que estuve haciendo un día de estos acerca de la fe. 

03 DE MAYO DE 2015 · 07:40

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Cuando escucho, con relativa frecuencia, que tenemos que razonar nuestra fe, me entra un cierto escalofrío en el alma porque, por lo general, este tipo de declaraciones se hacen para justificarnos delante de alguien que exige más explicaciones racionales acerca de la existencia o de la sobrenaturalidad de Dios. Presentar con mansedumbre razones de la esperanza que hay en nosotros no es improcedente, pero no debemos intimidarnos por ciertos argumentos humanos que cuestionan nuestra preciosa fe.

No sé si es acertada la frase que encabeza este escrito, pero me vino a la mente al momento y concluí conmigo mismo que "la fe piensa lo que no ve”: piensa en las cosas eternas que no se ven, en las que solo se pueden percibir con el radar del Espíritu. La segunda parte de esta frase viene a describir lo mismo, pero a la inversa: "la fe ve lo que no piensa"; como Abraham "vio" la ciudad de Dios en su espíritu, la que nunca había pensado previamente pero que captó en su imaginación santificada. Porque la fe es materia de origen divino y no se puede plantear en términos filosóficos sugeridos en clave teológica, ni se debe racionalizar como si fuera un teorema matemático, pues tiene otros parámetros que no son esencialmente humanos.

Cuando la carta a los Hebreos nos relata que algunos en el pasado, se mantuvieron como viendo al Invisible (¿Cómo se puede ver lo invisible?), nos viene a decir lo mismo que estamos hablando "que la fe VE lo que no piensa" y lo que humanamente no se ve, ni se percibe por nuestros sentidos naturales. La fe no es inteligente según las definiciones humanas, es de un sustrato superior porque tiene un origen divino. Para definir este concepto lo más próximo a nuestro lenguaje, podríamos decir que la fe bíblica es más intuitiva que lógica y que tiene una singularidad única, mucho más allá que cualquier otra definición humana que quisiéramos atribuirle. La fe no es una fórmula mágica, pero sí es una fórmula poderosamente divina que activa nuestro espíritu y nos conecta a la red viva de Dios. Entonces, con la fe conectada puede pasar cualquier cosa...Porque para el que cree, todo es posible.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El Tren de la Vida - La fe que piensa lo que no ve y ve lo que no piensa