Una gélida noche en Zúrich, hace 490 años

El 21 de enero de 1525 Grebel, Mantz y Cajacob practicaron el bautismo de creyentes y refrendaron su compromiso con el seguimiento de Cristo.

17 DE ENERO DE 2015 · 11:07

Martirio de Félix Mantz, mediante ahogamiento en el río Limmat, el 5 de enero de 1527. Dibujo de Heinrich Thomann.,felix mantz
Martirio de Félix Mantz, mediante ahogamiento en el río Limmat, el 5 de enero de 1527. Dibujo de Heinrich Thomann.

Afuera la temperatura rondaba los cero grados centígrados, dentro de la casa ardían los corazones de los asistentes. Eso sucedió el 21 de enero de 1525, hace 490 años en Zúrich, Suiza.1

Los reunidos en casa de Félix Mantz, uno de los líderes del grupo, sabían bien que pesaba sobre ellos una órden que prohibía congregarse en casas para estudiar e interpretar la Biblia y efectuar actos como la Santa Cena. El Concejo de Zúrich, partidario de las enseñanzas del reformador Ulrico Zwinglio, decretó el 18 de enero de 1525 que los niños y niñas debían ser bautizados en el plazo de una semana. Esto implicó que Conrado Grebel, Félix Mantz, Jorge Cajacob y otros tomaran la decisión de no obedecer la citada ley, confrontándola con su entendimiento bíblico sobre el significado del bautismo.

Los disidentes de Zwinglio y las autoridades de la ciudad se congregaron para decidir qué hacer ante la ordenanza que les declaraba ilegales y, de continuar en rebeldía, sujetos de ser encarcelados. Después de intercambiar opiniones sobre los pasos a dar, conscientes de las represalias a sufrir por ir en sentido contrario a las doctrinas de la simbiósis Iglesia-Estado en Zúrich, “Jorge Cajacob se puso de pie y pidió a Conrado [Grebel] que lo bautizara por el amor de Dios, con el verdadero bautismo cristiano sobre su fe y su conocimiento. Y cuando se arrodilló con esa súplica y ese deseo, Conrado lo bautizó, en vista de que en esos momentos no había ningún ministro ordenado que llevara a cabo semejante acción. Después de que esto se hizo, los demás desearon de manera semejante que Jorge [Cajacob] los bautizara. Y él bautizó a todos cuantos se lo pidieron. De esa manera todos a una se entregaron a sí mismos al nombre del Señor, en el alto temor de Dios. Cada uno de ellos confirmó al otro en el servicio del Evangelio, y comenzaron a enseñar y a conservar la fe. A partir de entonces comenzaron a apartarse del mundo y de sus malas obras”.2

Lo que esa noche hicieron, practicar el bautismo de creyentes y ahondar su idea del sacerdocio universal de los creyentes, fue resultado de descubrimientos iniciados años atrás al estudiar la Biblia junto con Ulrico Zwinglio. Este último había sido nombrado párroco en Zúrich en 1518. Él tenia influencias de Erasmo, y mediante el estudio bíblicó concluyó que las enseñanzas de la Iglesia católica eran erróneas. En noviembre de 1522 renunció a su cargo sacerdotal y rompió con la Iglesia romana. Tuvo el apoyo del Concejo de Zúrich, e inició la reforma teológica y eclesiástica que llevó a conformar una Iglesia reformada, independiente del control de Roma.

Desde antes de su ruptura con Roma, Zwinglio aupició un grupo de estudio del que formaron parte Conrado Grebel, Félix Mantz y varios más. En sus lecturas bíblicas Ulrico Zwinglio y discípulos concluyeron que la Iglesia cristiana debía ser integrada solamente por creyentes que voluntariamente se adherían a ella. También concordaban en la independencia de la Iglesia respecto del Estado, y que éste no debía intervenir en normar las creencias de las comunidades de fe.

Las diferencias entre Zwinglio y sus estudiantes más radicales surgieron a partir de que los últimos consideraron que aquél retardaba la implementación de las reformas. Por su parte Zwinglio les instaba a no precipitarse, a tener en cuenta que las circunstancias políticas del momento hacían imposible avanzar sin el apoyo del Concejo de Zúrich. Grebel, Mantz, Cajacob y Reublin, junto con otros, reclamaron a Zwinglio anteponer convenencias políticas a los mandatos neotestamentarios.

El enfrentamiento Zwinglio-radicales fue intensificándose. En diciembre de 1524 Félix Mantz remitió una petición al Concejo para que organizara debates entre su antes maestro y el grupo que lo criticaba. Para justificar la solicitud Mantz le adjuntó la Petición de protesta y defensa, que trataba sobre el verdadero bautismo.3

A mediados de ese diciembre hubo debates entre los radicales por una parte, y por la otra Zwinglio y León Jud. Al comenzar el siguiente año, el 10 y 17 de enero, las discusiones fueron entre Ulrico Zwinglio, asistido por Enrique Bullinger, y los radicales (Mantz, Grebel, Reublin y Cajacob).4 Zwinglio consideró que ya no debería haber más encuentros, dado el apoyo popular que iba ganando la causa de sus antiguos discípulos. El Concejo de Zúrich respaldó la posición de Zwinglio y decretó que los disidentes fuesen desterrados, si eran extranjeros, o llevados a la cárcel en el caso de ser ciudadanos.

Solamente tres días después del decreto contra los que serían conocidos como anabautistas, ellos se llamaban a sí mismos hermanos en Cristo, estos decidieron bautizarse mutuamente. Así dieron inicio a un movimiento que se extendió por la geogafía suiza y más allá. Al otro día de los bautismos en Zúrich, Conrado Grebel, Félix Mantz y Jorge Cajacob (apodado Blaurock, por vestir un abrigo azul) revitalizaron al grupo de simpatizantes que tenían en Zollikon, población ocho kilómetros distante de Zúrich.

En la semana del 22 al 29 de enero de 1525 fueron bautizadas en Zollikon treinta y cinco personas. Además el domingo 22, o lunes 23, Grebel condujo un servicio en casa de Jacob Hottinger, durante el cual se compartió la Santa Cena. Lo mismo aconteció en distintos días en otros hogares de Zollikon. Las reuniones caseras comenzaban con lecturas de pasajes del Nuevo Testamento sobre la Cena del Señor, le seguía una explicación acerca del significado de la misma. Posteriormente partían el pan, servían el vino y compartían ambos elementos. Los participantes eran conscientes, según el testimonio de uno que lo vivió, de que al tomar la Cena del Señor se comprometían a vivir de acuerdo a las enseñanzas de Cristo.5

Los tres principales participantes en los bautizos de aquella gélida noche en Zúrich padecieron persecuciones, castigos corporales, destierros y cárcel. Conrado Grebel, quien bautizó a Jorge Cajacob, murió mientras huía de sus perseguidores, víctima de la peste durante el verano de 1526, tenía menos de treinta años.6 Félix Mantz, en cuya casa se bautizaron uno a otro los anteriores discípulos de Zwinglio, fue el primer anabautista ejecutado por autoridades protestantes. Lo ahogaron en el río Limmat, en Zúrich, el 5 de enero de 1527, tenía 29 años.7 Jorge Cajacob, el primero en ser bautizado el 21 de enero de 1525, fue expulsado de Zúrich el mismo día de la ejecución de Mantz, pero antes los verdugos le propinaron varazos hasta sangrarle la espalda. Cajacob recorrió varios cantones suizos predicando el anabautismo. Después se trasladó a territorio austriaco, donde cotinuó labores de evangelista y ejerció el pastorado. Autoridades de Innsbruck, bajo dominio católico, lo apresaron a mediados de agosto de 1529. El 6 de septiembre del mismo año fue quemado en la hoguera, cerca de Klausen (en la actualidad Chiusi, Italia). Tenía 38 años.8

En una fría noche, el 21 de enero de 1525, hace 490 años, en compañía de otros, Grebel, Mantz y Cajacob practicaron el bautismo de creyentes y refrendaron su compromiso con el seguimiento de Cristo.

 

1 Juan Driver, La fe en la periferia de la historia. Una historia del pueblo cristiano desde la perspectiva de los movimientos de restauración y reforma radical, Ediciones Semilla-CLARA, Guatemala-Bogotá, 1997, p. 171.

2 George H. Williams, La Reforma radical, Fondo de Cultura Económica, México, 1983, p. 149.

3 Ibíd., p. 147.

4 Para un recuento de las posiciones de cada quien es indispensable la obra de John H. Yoder, Anabaptism and Reformation in Switzerland: An Historical and Theological Analysis of the Dialogues Between Anabaptists and Reformers, Pandora Press, 2004.

5 Fritz Blanke, Brothers in Christ. The history of the oldest Anabaptist congregation Zollikon, near Zurich, Switzerland, Wipf and Stock Publishers, Eugene, Oregon, 2005, pp. 23-24. Una versión novelada sobre los inicios de la congregación anabutista de Zollikon es la de Joseph Stoll, Fuego en las colinas de Zurich, Publicadores Lámpara y Luz, Farmington, New Mexico, 1999.

6 John L. Ruth, Conrad Grebel, Son of Zurich, Wipf and Stock Publishers, Eugene, Oregon, 1999, p. 139.

7 William R. Estep, Los anabaptista, revolucionarios del siglo XVI, Publicadora Lámpara y Luz, Farmington, New Mexico, 2008, pp. 55 y 59.

8 Ibíd., pp. 60 y 64.

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