Predicadores jóvenes: Moisés Peinado

Comenzamos una serie sobre predicadores jóvenes españoles, entrevistando a Moisés Peinado.

17 DE ENERO DE 2015 · 22:55

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Es un gozo empezar esta nueva serie sobre ‘Predicadores jóvenes en España 2015’ entrevistando a un gran hermano y amigo en la fe, Moisés Peinado.

Coincidimos en la Facultad de Teología de las Asambleas de Dios en Córdoba donde pude ver, a primera mano, la gracia de Dios sobre su vida (y la de su mujer Ángela). Tenía la certeza de que el Señor le iba a levantar como un siervo suyo en esta generación y mi convicción se ha hecho realidad.

Antes de pasar a la entrevista, permitidme presentároslo para que le conozcáis mejor.

Nombre: Moisés Peinado

Fecha de nacimiento 31 de diciembre 1984 (30 años)

Lugar de nacimiento: Puerto de Santa María (Cádiz)

Estado civil: Casado con Ángela (desde hace siete años) y padre de dos preciosos hijos.

Ahora pasamos a la entrevista…

Will Graham (WG): Moisés, qué bueno tenerte con nosotros hoy en Brisa fresca. ¿Por qué no empiezas comentándonos algo sobre tu vida para nuestros lectores?

Moisés Peinado (MP): Bueno, nací y crecí toda mi vida en el Puerto de Santa María. Mi infancia no fue nada fácil pues me tocó vivir muy de cerca el mundo de las drogas junto a mis padres. A la edad de trece años el Señor por Su gracia y misericordia me salvó y desde entonces estoy caminando cogido de la mano de Jesucristo.

Al poco tiempo de contraer matrimonio el Señor nos llamó y abrió las puertas para que pudiéramos estudiar en el Centro Superior de Teología de las Asambleas de Dios en La Carlota (Córdoba). Tras finalizar nuestras estudios, comenzamos a servir como pastores en Palma del Rio donde actualmente llevamos dos años pastoreando a tiempo completo bajo la cobertura de la Iglesia Bautista de Córdoba y junto al ministerio del pastor Israel Sanz.

WG: Gloria a Dios. Hablemos un poco de tu llamamiento. ¿Cómo sabías que el Señor te estaba llamando al ministerio?

MP: El ministerio pastoral (y específicamente la predicación) siempre ha sido un llamado que ha estado ligado y muy presente en mi corazón a lo largo de toda mi juventud. Recuerdo el primer mensaje que compartí a la edad de 15 años sobre la omnipresencia y omnisciencia de Dios en el maravilloso Salmo 139. Desde entonces y hasta el día de hoy he estado compartiendo la palabra en grupos de adolescentes, jóvenes, en las prisiones, en campañas evangelísticas, campamentos y en diversas denominaciones diferentes.

Personalmente pienso que cuando Dios aparta y llama a uno de sus hijos para servir en algún ministerio, es una convicción genuina que la persona siente en su corazón, como dijo Jeremías: “Había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo y no pude”.

Dios comienza a mudar tus sentimientos, pensamientos y proyectos personales hacia la misión del Reino de los cielos. El Señor se encarga de prepararte y formarte a través de situaciones y acontecimientos, te capacita con Su gracia y te regala dones para poder ejercer el llamado. Además, algo importante es que hermanos maduros en el Señor muestran su aprobación y son testigos de la obra de Dios sobre tu vida.

WG: ¿Y cómo puede un joven común y corriente saber si Dios le está llamando a predicar?

MP: Hay ciertas señales para que un joven pueda saber si Dios lo está llamando a ser predicador: una de ellas evidentemente es tener un deseo profundo por el estudio de las Sagradas Escrituras, sentir en tu interior una carga y a la vez una pasión por compartir sobre el mensaje del evangelio y evidentemente tener compasión por las almas que aun no han oído y conocido a Cristo como dice en Romanos 10:14-15.

WG: Amén, gracias. Y como regla general, Moisés, ¿cómo sueles preparar una predicación? ¿Qué haces exactamente?

MP: Cuando tengo que preparar la predicación del domingo, suelo comenzar desde el lunes teniendo diversos tiempos e incluso días dedicados exclusivamente a la oración. Un profesor del seminario con respecto a este asunto me ofreció un fabuloso aconsejo: “Dedica tiempo para estar y escuchar a Dios en el secreto y luego podrás hablar de Él en público”.

Una vez tengo claro el tema que voy a compartir, el resto de los días dedico el máximo tiempo que me sea posible para estudiar sobre el texto con detenimiento. Utilizo todo el material de libros, comentarios, biblias o diccionarios que me ayuden a obtener la máxima información sobre el pasaje. Todo este proceso va acompañado en todo momento de la oración, algo que no se tiene que dejar de hacer hasta el preciso instante en el que comienzas a compartir el sermón.

WG: Qué gozo me da oír esto. Así es. Tenemos que estar inmersos en la oración. Me acuerdo de la frase conocida de Leonard Ravenhill: “Ningún hombre es más grande que su vida de oración”. Pasemos a otra pregunta interesante: ¿me podrías nombrar algunos de tus héroes en la fe?

MP: En mi vida como ejemplo cuento con grandes héroes de la fe, pero con respecto a la predicación siempre he admirado y estudiado a hombres como Juan Wesley, uno de los más grandes evangelistas conocidos en la historia, el cual viajo más de 400.000 kilómetros a lomo de caballo y predicó más de 40.000 mensajes. Charles H. Spurgeon, el pastor bautista conocido como “El príncipe de los predicadores” y el Dr. Martyn Lloyd-Jones entre otros.

En la actualidad también contamos con excelentes maestros y predicadores como J.I Packer, R.C Sproul, John MacArthur, John Piper y Paul Washer.

WG: ¡Vaya! Me parece que nuestros héroes son casi los mismos. ¿Qué tipo de características necesita un buen predicador?

MP: Ser salvado y llamado por Dios, ser conocedor de su Dios y maravillado ante Su majestad, ser santo, estar celoso por la gloria de Dios, ser compasivo, sincero, serio, valiente, humilde, manso, disciplinado, esforzado, sabio y fiel.

WG: ¿Y qué tipo de peligros enfrentan los predicadores en nuestros días?

MP: Por mucho tiempo a todo hombre de Dios se le ha recomendado cuidarse de los peligros que tienen las tres F (faldas, fama y finanzas). Todo predicador, además de guardar su corazón de estos asuntos, tiene que practicar el sabio consejo que el apóstol Pablo ofreció a su discípulo Timoteo “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren”. Uno de los principales ministerios y el mayor peligro que corre el predicador, es precisamente descuidar su propia vida, además frente a la gran influencia que el mundo está ejerciendo sobre la Iglesia, es realmente necesario que guardemos, estudiemos y enseñemos acerca de la sana doctrina.

WG: ¿Cuáles son, en tu opinión, algunos de los desafíos o necesidades más grandes del cristianismo contemporáneo?

MP: Enseñar la sana doctrina es uno de los grandes desafíos y necesidades que tenemos los predicadores en el cristianismo contemporáneo que nos ha tocado vivir.

En medio de una sociedad caracterizada por el hedonismo, relativismo, egocentrismo y una gran crisis no solo económica sino también familiar, de valores y principios, necesitamos presentar el correcto y poderoso mensaje del Evangelio. Un mensaje donde el protagonista y el que recibe el aplauso no es el hombre sino solo Cristo, donde la presencia del Espíritu Santo de manera real, sincera y genuina transforme el interior del ser humano a través del poder que reside en la Palabra de Dios. Los predicadores del siglo XXI hemos de cuidarnos para no caer en las redes del mensaje humanista que lamentablemente cada vez más se oye desde los pulpitos.

Corramos de ese falso movimiento espiritual que trata de ponerle al cristiano una corona sobre su cabeza, prometiéndole prosperidad terrenal, animemos y exhortemos a todos los discípulos de Jesús a negarse a sí mismos y tomar su cruz cada día, para que con fe caminemos hacia la gloriosa esperanza de la vida eterna.

WG: Finalmente, amado hermano, si podrías dar unos consejos a nuestros lectores jóvenes en Protestante Digital, ¿qué les dirías?

MP: Aprovecho esta ocasión para animar a cada uno de los lectores a seguir tras las hermosas pisadas que Jesucristo nos ha dejado revelada en la hermosa palabra de Dios. Guardemos en todo momento nuestro corazón porque de él mana la vida y estemos dispuestos a vivir hasta que la muerte nos robe el aliento para la alabanza y la gloria de nuestro Dios y Padre al que muy pronto veremos. Os dejo con 2 Timoteo 4:1-8.

WG: Mil gracias, Moisés, por tu tiempo hoy. Sé que tus palabras habrán bendecido a muchas vidas. El Señor te siga respaldando y usando como lo está haciendo. Qué sigas predicando sin cesar la buena palabra del Señor.

*La semana que viene estaremos conversando con Josué Enfedaque (Mallorca).

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