Henry Tolopilo: La iglesia ha construido un ministerio “antropocéntrico”

En la iglesia estándar de nuestro tiempo los creyentes no tienen preparación bíblico-teológica.

15 DE NOVIEMBRE DE 2014 · 22:35

Henry Tolopilo.,Henry Tolopilo
Henry Tolopilo.

Hoy nos vamos hasta Estados Unidos para abordar, nuevamente, el tema de la Predicación Expositiva con Henry Tolopilo. Henry se graduó del seminario teológico Talbot con una maestría en Divinidades y una maestría en teología del seminario Teológico de Dallas. Conjuntamente con su labor como maestro y misionero, formó parte del equipo de traducción que elaboró La Biblia de Las Américas, publicada por primera vez en 1986. Hasta junio de 1995, sirvió como director de desarrollo para LOGOI International en Miami, Florida. Por más de 15 años fue la voz en español de John MacArthur en el ministerio radial GTY/GAV. Desde 1995, es pastor del ministerio hispano en Grace Community Church en Los Ángeles (California). Actualmente, el ministerio de predicación de Henry Tolopilo se difunde a través de la radio e internet por medio de “A Tiempo y Fuera de Tiempo” y accesible por internet en www.ministerioatiempo.org.

 

Pregunta.- En la actualidad desarrollamos nuestra fe en un mundo postmoderno y secular, donde prima el relativismo ético, y la religión se oferta "a la carta", según las necesidades de la demanda. ¿Estamos en un momento de transición?

Respuesta.- No sé si estamos en “un momento de transición”. Sí que estamos en un momento de desafío en el que la Palabra de Dios ha sido dejada a un lado. La iglesia ha sustituido la predicación por otras actividades que supuestamente responden a las necesidades y cambios culturales.

¿Qué ha sucedido? La iglesia contemporánea está tratando de satisfacer al consumidor al ofrecerles “algo nuevo”; la iglesia está reinventando su misión y propósito en esta tierra basándose en especulaciones filosóficas y valores culturales contemporáneos y no contestando la pregunta ¿Qué dice la Escritura?

El argumento es que la gente hoy vive en un mundo lleno de actividad y distracciones donde debemos captar su atención y brindarles algo que les atraiga y les sea ameno, por lo tanto debemos crear programas y medios que sean acordes con este ritmo moderno de vida y necesidades percibidas entre los que tratamos de alcanzar; aunque eso suponga no basarse tanto en la Biblia. Pero esta es una falsa presuposición. Si la Biblia es la Palabra de Dios y Él ha revelado en ella Su voluntad, entonces ésta es la única fuente de información para el ministerio de la iglesia, además la mejor posible.

 

P.- ¿Cómo debe el expositor bíblico adaptarse a estos cambios culturales? Pero antes de contestar esta pregunta, díganos qué entiende por predicación expositiva. ¿Es un método nuevo o estamos hablando de la predicación de toda la vida...?

R.- Lamentablemente muchos piensan hoy que la predicación expositiva es un método nuevo. Pero realmente no es algo nuevo sino es la predicación que “hombres de Dios” han usado a través de la historia para transmitir el mensaje de Dios. ¿Qué es la predicación expositiva? Es la predicación del texto bíblico en su contexto gramático e histórico; se trata de extraer y explicar el significado de cada texto en su contexto original, de tal manera que el sermón transmita fielmente a los oyentes lo que Dios quiso decir por medio del autor bíblico cuando ese texto fue escrito. El reto es ser preciso y fiel a lo que Dios ha revelado (2 Timoteo 2:15).

 

P.- ¿Podría hacer un diagnóstico de la situación de este ministerio en las iglesias de su país?

R.- Como he mencionado, la iglesia evangélica en general ha abandonado la predicación cuidadosa y sistemática de la Palabra de Dios que es el único medio que Dios mismo ha establecido para la conversión de almas y la edificación de los redimidos. La iglesia contemporánea ha adoptado otros medios para presentar un mensaje que apele a los deseos y gustos del hombre moderno. La iglesia ha construido un ministerio “antropocéntrico” que no se asemeja para nada al de la iglesia del NT y, como consecuencia, no tiene impacto espiritual.

No podemos esperar entonces que la iglesia, como hoy existe, sea relevante a las necesidades espirituales del hombre y sirva para transformar a nadie. El diagnóstico es realmente trágico, a menos que Dios, en su Gracia, conceda un despertar espiritual levantando hombres que estén comprometidos con la Escritura y la prediquen con autoridad.

 

P.- Usted ha escrito un libro dentro del marco de las Conferencias Berea, titulado "Y tú, ¿qué crees?", donde expone que solo la verdad bíblica es capaz de salvar y santificar al hombre... ¿Cuál el aporte del mismo para las iglesias que hoy se enfrentan al posmodernismo y a una nueva generación?

R.- Mi intención al escribir este libro era alentar a los lectores a evaluar las presuposiciones de lo que creen y afirman. O bien nos asentamos en la Verdad revelada en la Escritura o la otra opción es basarnos en conceptos humanos de la verdad. La sociedad moderna no acepta que existe una verdad absoluta y universal, y obviamente rechaza que esa verdad está en la Palabra de Dios que Él mismo inspiró. La iglesia se encuentra en esa encrucijada: aceptar lo que la Biblia dice acerca de sí misma, o concluir junto con el postmodernista que la verdad es relativa y maleable, “lo que es verdad para uno no necesariamente es verdad para otro”. La Biblia declara ser palabra inspirada por Dios y útil para salvar y santificar (2 Timoteo 3:15-16), y por lo tanto es la única fuente de Verdad divina con autoridad y poder para transformar el alma del ser humano.

Este ha sido mi compromiso en el ministerio que Dios me ha concedido aquí en Grace Community Church, y recientemente a través del ministerio de predicación por internet y radio “A Tiempo y fuera de Tiempo”.

 

P.- En esta tarea de luchar por la verdad, ¿debemos dejar de ser formales y dar paso a la informalidad en la forma de propagación de nuestra fe? ¿Puede ser la narrativa una de las formas más acertadas de comunicar el evangelio en esta época posmoderna?

R.- La Escritura es la verdad de Dios revelada al hombre proposicionalmente, por medio de preceptos y principios. La narrativa en la Biblia es una manera de ilustrar verdades claras expresadas en otros contextos. Lo que observamos es que el NT llama a los predicadores a predicar la Palabra con autoridad y convicción (2 Timoteo 4:1,2; Tito 2:1.15).

En esta época postmoderna no es bienvenido predicar con autoridad y certeza basadas en el “así dice el Señor” de su Palabra. Pero más que nunca la gente necesita escuchar predicación con autoridad, sabiendo que el poder de transformación no reside en el predicador sino en la Palabra predicada (1 Corintios 2:21). Según este pasaje y Romanos 10:13-17, la predicación es el medio primordial que Dios ha establecido para traer el evangelio de salvación a los hombres y la edificación de los redimidos.

 

P.- Cuando se prepara una exposición, ¿es importante conocer y entender el contexto donde están insertos los oyentes, conocer sus desafíos, sus problemáticas; conocer la realidad que los circunda? O una exposición surge del criterio personal del predicador.

R.- Obviamente es importante tener en cuenta a la audiencia y el contexto particular en el que el predicador trae el mensaje de la Palabra. Uno debe ser sensible a los oyentes y su situación particular, pero lo que informa cualquier sermón es la Verdad del texto predicado. Esta Verdad es de Dios; por lo tanto, es la misma verdad para cualquier hombre o mujer en cualquier época, sociedad y cultura.

Las implicaciones y aplicaciones de la Verdad divina varían según el contexto y necesidades particulares de los oyentes, pero esa Verdad es inalterable y jamás cambiará, no importa a quién o dónde se predique.

 

P.- ¿Se abordan desde el púlpito temas como la sexualidad, la política, la corrupción, la violencia en todos sus aspectos,  la injusticia social, etc.? O conviene no contaminarnos con la problemática que se cuece en el mundo que nos rodea...

R.- Una de las virtudes y ventajas de la predicación expositiva es que aborda los temas que afectan a la sociedad al predicar a través de los distintos pasajes y libros de la Biblia. Las problemáticas que esta pregunta subraya son producto de la corrupción del corazón del hombre por causa de su pecado. Y la Palabra de Dios tiene la solución a estos problemas por medio de la transformación espiritual de una persona y del nuevo nacimiento, la regeneración. Por esta razón, el enfoque y la preocupación fundamental de todo predicador no consiste en lidiar con cada problema que afecte a una sociedad x, sino en predicar el evangelio de Jesucristo (1 Corintios 2:1-2) y dejar que la Palabra, que es viva y eficaz, haga su obra en cada corazón.

 

P.- ¿Debe ser el predicador el primero en entusiasmarse, apasionarse, demostrar su fe, por la verdad para luego transmitirla a sus oyentes?

R.- Creo que esto es fundamental. Un predicador, un pastor, un hombre de Dios llamado por Él a servirle proclamando Su Palabra debe ser primero un ejemplo para la congregación. Por eso es que la primera mención de un requisito para un hombre en el ministerio es que sea “irreprensible”… en el hogar, en su vida personal y en su vida pública (1 Timoteo 3:1-6).

Es obvio que los líderes de una iglesia son llamados primero a tener cuidado de sí mismos’ y luego, del rebaño sobre el cual el Espíritu Santo les ha colocado para pastorear…” (Hechos 20:28).

 

P.- ¿Escasea el don pastoral cuando se predica o enseña? ¿Se están preocupando los predicadores por inspirar respeto y afecto por parte de quienes los oyen?

R.- Entiendo esta pregunta a la luz de lo que el NT llama “dones espirituales”; entre estos tenemos el don de “enseñanza” (Romanos 12:7; 1 Cor.12:28). Está claro en el NT que un hombre llamado a ejercer el pastorado en una iglesia local debe ser un hombre “apto para enseñar”. Sí, en este sentido, creo que este tipo de pastor escasea en muchas iglesias hoy.

Tristemente hay muchos que están en la iglesia como “pastores”, sin poseer este don del Espíritu dado para instruir y edificar a los santos (Efesios 4:11-12). Y como la pregunta implica, algunos hasta predican para ser vistos o notados por la gente, no porque están espiritualmente dotados para llevar a cabo esa función. Tal situación perjudica a la iglesia seriamente, porque está siendo dirigida por individuos que no están calificados para servir como ancianos/pastores.

 

P.- ¿Debe el predicador evaluarse cada cierto tiempo? Si es así, cómo debe llevar a cabo esta evaluación? ¿Debe la iglesia evaluar a sus predicadores?

R.- Yo creo que siempre es importante que como pastores estemos evaluando nuestro ministerio a la luz de las prioridades que el NT subraya para un siervo de Dios. A menudo, por no decir casi cada semana, voy a este pasaje que para mí es clave en la evaluación personal: Y nosotros nos entregaremos a la oración y al ministerio de la palabra (Hechos 6:4). Soy consciente, a la luz de la Escritura y delante de Dios, que fui llamado por Él a trazar la palabra de verdad con precisión (2 Tim. 2:15) y que debo hacer esto con diligencia, porque algún día tendré que rendir cuentas de lo que hice con esta responsabilidad. Por eso considero que mi ministerio principal es orar por mí, por mi familia, por mi iglesia y en ese espíritu de oración ministrar la Palabra. Esta es la manera que yo personalmente evalúo mi ministerio.

Una iglesia también debe evaluar a sus predicadores a la luz de esa tarea insustituible de sus pastores. Nadie en la congregación me ha confrontado o exhortado jamás a orar y ministrar la Palabra con precisión. Sin embargo, por medio del resultado que la predicación clara y sistemática de la palabra produce en la vida de los creyentes, y sus comentarios continuos con respecto a este efecto edificante, ellos indirectamente me están evaluando y animando a ser fiel a mi llamado y responsabilidad pastoral.

 

P.- ¿Se están enfrentando los predicadores del siglo XXI a unos oyentes con una buena preparación bíblico-teológica o de otra índole?

R.- Lo que podemos observar con claridad en la iglesia estándar de nuestro tiempo es que los creyentes no tienen preparación bíblico-teológica. El conocimiento bíblico y discernimiento espiritual entre los que profesan fe en Cristo brilla por su ausencia. Los oyentes en las iglesias contemporáneas no están acostumbrados a escuchar enseñanza bíblica profunda sino, por lo general, sermoncitos livianos e inocuos que apelan más a la autoestima que a evaluar el estado espiritual de sus vidas a la luz de la Verdad bíblica.

Además de esta ignorancia bíblica general, los predicadores hoy nos dirigimos a personas que están influenciadas por el espíritu post-modernista que mira con desdén a la predicación autoritativa que la Biblia demanda de aquellos que la predicamos.

 

P.- ¿Se le resta autoridad a la Biblia si se admite que está culturalmente condicionada?

R.- Un expositor bíblico contemporáneo declaró que “el significado de la Escritura es la Escritura”. Con esto quiso decir que existe un significado en cada pasaje que debe ser extraído como resultado de una exégesis seria. Cada porción de la Escritura fue dirigida a lectores dentro de un marco y contexto histórico, lingüístico y cultural. Esto es cierto, pero esa Escritura dirigida a esos lectores originales tiene tanta vigencia hoy como la tuvo para ellos. La meta del predicador es determinar qué quiso decir el autor bíblico a su audiencia original; ese es el significado del texto y nada más. La aplicación de ese significado, sin embargo, puede variar según cada contexto de oyentes a quienes predicamos.

La Biblia fue inspirada por Dios y su verdad está por encima de cualquier cultura. Por tanto tiene autoridad y en lo que declara siempre está vigente. Dios siempre declara verdad y su verdad no está condicionada por ninguna cultura.

Nuestro contexto cultural particular es distinto al de los tiempos bíblicos, pero los principios y verdades teológicas que ésta enseña son universales. Por tanto, un predicador habla y exhorta con toda autoridad lo que Dios ha revelado en su Palabra en cualquier contexto (Tito 2:15).

¡Como nunca, hoy necesitamos hombres que se dediquen a ser expositores de la Palabra de Dios!

 

P.- Una recomendación clave para los predicadores de este siglo XXI...

R.- Todo hombre llamado por Dios a servir a la iglesia debe primero evaluar su ministerio actual y compararlo con las prioridades del ministerio según el patrón que encontramos en el Nuevo Testamento.

La Palabra de Dios es el único medio que Él utiliza para transformar el alma (Salmo 19:7) y su Palabra es viva y eficaz, y promete llevar a cabo los propósitos para la cual Dios la envía (Isaías 55:11).

Por tanto, usando las palabras del apóstol Pablo corto tiempo antes de ser martirizado, quisiera expresar como recomendación a todo predicador hoy lo siguiente:

Te encargo solemnemente, en la presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, por su manifestación y por su reino: Predica la palabra; insiste a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con mucha paciencia e instrucción.

 

Finaliza la entrevista. Gracias, Henry, por sus reflexiones acerca del ministerio de la Predicación en la iglesia evangélica en general, así como también de la iglesia evangélica en su país.

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