La autoridad del Estado y de la iglesia

La autoridad de la iglesia no está en su organización, en su estructura temporal, sino en la Verdad, que está escrita en la Biblia. Ni más, ni menos. La autoridad del Estado (dicho en plan muy general) es de otra naturaleza; en él sí que está en su estructura, en su organización.

04 DE OCTUBRE DE 2014 · 21:50

Foto: Flickr, Álvaro Pérez Vilariño. ,César
Foto: Flickr, Álvaro Pérez Vilariño.

Al hacer iglesia estamos metidos en una tarea en la que a cada paso aparece la cuestión de la autoridad. Puede ser provechoso ver un poco de lo que supone la autoridad en la iglesia y contrastar con el Estado.

No nos vamos de aquella congregación donde pretendía el primado el Diótrefes, y donde Gayo servía al Señor y a los suyos. Y con el referente siempre de que la Antigua está al acecho con su lengua transubstaciadora, procurando que el Estado transubstacie a la iglesia y la iglesia al Estado (¿Por qué pones Estado con mayúscula e iglesia minúscula? No lo sé; ponlo como prefieras. A veces Iglesia con mayúscula se emplea especialmente para la iglesia invisible, la perfecta.) Las peleas entre la iglesia y el Estado en muchos casos ha sido simplemente el intento de ejecutar esa transubstanciación.

Estás, un suponer, en aquella congragación, con Gayo que te ha recibido, y conversáis. Y sale el tema de la autoridad. Diótrefes la ejerce con los suyos, ya lo sabemos. Gayo la ejerce en el servicio a Cristo y los suyos. (Seguramente algún creyente sincero, pero sin muchas luces, piensa que el Diótrefes es un buen tipo; habrá que instruirle más en la Verdad.) El grupo primadista, el de Diótrefes (he querido poner algo que suene a papista), ha establecido un sistema de recoger ofrendas. Autoridad y ofrendas; dineros. La mayoría de la congregación lo ha aceptado. ¿Se debe ofrendar en esa iglesia donde controla su uso el Diótrefes y su grupo? No. Pero lo han aprobado la mayoría. No. ¿Entonces? Guarda el dinero (no es tuyo; o tus trabajos y servicios, la ofrenda es más que dineros) y lo empleas en servir a los que vienen de parte del Señor. ¿Ni una moneda pequeña para disimular cuando pasan la bolsa? Nada. (¿A quién se le ocurriría eso de pasar una bolsa?)

¿No sería mejor que Gayo se fuera a otra congregación, o que forme una? Que aguante hasta que lo echen; los que vienen predicando en nombre del Señor lo agradecerán. ¿Quién pensó que hacer iglesia era sencillo? Pero esto significa estar siempre en confrontación y complicación. Sí.

Hasta aquí más o menos de acuerdo; pero ahora es que el grupo de Diótrefes (estas cosas la mayoría de las veces se hacen por portavoces) ha dicho que de las ofrendas, que ya tienen una caja y un tesorero, se sacará dinero para atender a las tres viudas y dos enfermos de la congregación. ¿Ofrendo ahora? No. Que los necesitados, los pobres, siempre han sido la carne que ha engordado a los anticristos. Dáselo directamente a cada uno, por tu cuenta, que vean que se lo da su Redentor por tu mano; no la “iglesia diotrefal”, que al final se va a convertir en una institución poderosa, que al final se va a coronar con tres coronas. Hay que impedirlo; o al menos, descubrirlo e intentar derribarla.

Espero que las otras iglesias del Nuevo Testamento no sean tan complicadas. Muéstrame una en la que el redimido no tenga dificultades. No las hay. ¿Pero no debemos volver a “la iglesia primitiva del Nuevo Testamento”? Ya estamos en ella, pero si alguien quiere “volver”, que se meta en la que prefiera, luego que nos cuente; nosotros vivamos la fe en donde nos encontremos ahora, ese es el sitio.

La autoridad de la iglesia no está en su organización, en su estructura temporal, sino en la Verdad, que está escrita en la Biblia. Ni más, ni menos. La autoridad del Estado (dicho en plan muy general) es de otra naturaleza; en él sí que está en su estructura, en su organización. Un ejemplo nos puede servir. Nos podemos juntar con los del mundo, es la sociedad, el Estado (al que pagamos impuestos, nunca a la iglesia, aunque alguna los reclame como diezmos. Los diezmos, que tanto han diezmado en la Historia la moral y la ética de la cristiandad.), comer con ellos, pero no con los falsos cristianos (1 Co. 5:9-11).

La semana próxima, d. v., seguimos para ver cómo han pretendido una transubstanciación del otro tanto el Estado como la iglesia.  

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