Dos libros de Stuart Park

'¿Es conveniente leer a Qohelét desde el Nuevo Testamento? A nuestro juicio es imprescindible'

18 DE JULIO DE 2014 · 22:00

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Portada de "La vida breve", de Stuart Park.

LA VIDA BREVE, prólogo de Pablo Martínez, Ediciones Camino Viejo, Valladolid 2014, 178 páginas Park se adentra de nuevo en el sublime y a la vez profundo pensamiento de la poesía hebrea. La literatura sapiencial ocupa un lugar importante en los libros del Antiguo Testamento. Cinco de ellos han sido clasificados como libros sapienciales: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y El Cantar de los Cantares. Las versiones católicas de la Biblia añaden dos: Sabiduría y Eclesiástico. Estos dos libros, llamados por los católicos deuterocanónicos y por los protestantes apócrifos, no son aceptados por los judíos como libros inspirados. Los excluyen de sus versiones bíblicas del Antiguo Testamento. Y fueron ellos, los judíos, quienes a través de siglos de historia han sido celosos guardianes de los libros sagrados, que aceptan desde Génesis a Malaquías. En febrero de este año comenté para PROTESTANTE DIGITAL el análisis que Stuart Park hizo de EL CANTAR DE LOS CANTARES, libro al que puso por título JARDÍN CERRADO. Allí, éste inglés, doctor en literatura española, que ha hecho de España su segunda patria, nos descubría el amor que construye el edificio de los sentimientos, el amor humano sublimado por la inspiración de lo divino. El autor de JARDÍN CERRADO nos ofrece ahora una documentada y fascinante exposición de otro libro escrito por Salomón: ECLESIASTÉS. El título, LA VIDA BREVE, está inspirado en la famosa opera de Manuel de Falla. Pablo Martínez, médico psiquiatra, autor del prólogo, escribe que “en su línea habitual, el autor nos presenta una interpretación del texto a la luz de todas las Escrituras, desde Génesis hasta Apocalipsis”. El sumario de LA VIDA BREVE es también breve, conciso. Se compone del prólogo escrito por Pablo Martínez, prefacio del autor y división del libro en dos grandes temas: “vanidad en el mundo del trabajo” y “vanidad en el mundo del conocimiento”. A partir de aquí, Park sigue el clásico comentario de un versículo tras otro, desde el 1:1al 12:14. Hazme caso, lector, el examen de cada versículo escrito por Salomón y explicado por Stuart Park supone una delicia de lectura. Si quieres comprobarlo por ti mismo vas a descubrir las profundas reflexiones tanto filosóficas como científicas y espirituales de este libro, escrito hace más de tres mil años, pero tan vivo, tan aleccionador como cualquier otro sobre el sentido de la vida que pudo haber salido de la imprenta ayer de mañana. Al situar su libro en el contexto bíblico Stuart se remonta a los orígenes: “el primer libro de la Biblia, el Génesis, presenta la aparición del hombre en la Historia como la culminación de un proceso creativo”. Después añade: “Qohelét, partiendo de su propia lectura del libro de los orígenes, lanza una singular visión del lugar del hombre bajo el sol, en la Historia, y en el mundo”. Una duda asalta al autor de LA VIDA BREVE: “¿es conveniente leer a Qohelét desde el Nuevo Testamento? A nuestro juicio es imprescindible”, responde a su propia pregunta. En otro lugar del libro, acercando el Eclesiastés al Cristianismo de Cristo, Stuart cita el texto de 12:11, palabras “dadas por un pastor” y afirma que resultan plenamente apropiadas “cuando se aplican a quien pronunció el más importante sermón jamás predicado, el Sermón del Monte, que tan estrecha relación guarda con el discurso de Qohelét o el Predicador. Más que ningún otro libro de la Biblia, ECLESIASTÉS necesita ser comprendido partiendo del carácter del autor y el fin que se propuso en su obra: la realidad cruda y descarnada del ser humano en la tierra. Todo esto lo hace Stuart Park con brillantez y talento. SIETE PALABRAS, Ediciones Camino Viejo, Valladolid 2014, 127 páginas. Stuart Park pasa de la poesía al drama. Del verso libre y las profundidades filosóficas del ECLESIASTÉS al terrible espectáculo dramático de la cruz. Prendido Cristo en el huerto de Getsemaní es llevado ante Caifás y ante el Sanedrín. Los grandes de este concilio judío lo envían a Pilato. El gobernador romano lo remite a Herodes, quien después de escarnecerlo lo devuelve a Pilato. El procurador romano en tierras de Judea intenta librarle de la muerte, pero ante la oposición de la multitud pronuncia la sentencia capital. Jesús es llevado “a un lugar llamado Gólgota, que significa lugar de la Calavera….y le crucificaron allí”. ¿Cuánto tiempo permaneció Jesús en la cruz? Desde antiguo se viene diciendo que seis horas, desde las nueve de la mañana hasta las tres de la tarde. Con el cuerpo anteriormente flagelado suspendido de la cruz, manos y pies clavados al madero, corona de espinas sobre su cabeza, en las horas de agonía Cristo continúa hablando. Lo hace siete veces. Los católicos se han referido siempre a este desahogo verbal de Cristo como las siete palabras. Los evangélicos no han rectificado, han mantenido el error. En realidad, Cristo pronunció siete frases no siete palabras. La diferencia es importante. Palabra es el conjunto de letras. Frase es el conjunto de palabras. Las primeras letras en el libro de Stuart Park llegan al alma. Dicen: “las Palabras que Jesús pronunció en la Cruz han reverberado a través de los siglos como expresión suprema de la Vida y la Obra del Salvador. Respiran gracia y perdón, los brazos extendidos de Cristo ofrecen redención y reconciliación con Dios”. Después de tres páginas y media introductorias el autor inicia los comentarios a cada una de las frases. No hay palabras en toda la Historia del pensamiento tan comentadas como estas que pronunció Jesús desde la cruz. Han pasado más de veinte siglos y su mensaje no envejece. Penetran en nuestros corazones hoy con la misma intensidad que cuando fueron pronunciadas. Stuart Park entra en el sentido de estas palabras con maestría interpretativa y deduciendo de cada una de ellas valiosas lecciones espirituales. Utiliza con frecuencia los salmos para situar las exclamaciones de Cristo en el contexto del Antiguo Testamento. Todo, o casi todo, estaba ya profetizado que habría de ocurrir así. SIETE PALABRAS nos acerca a los últimos días de la vida de Cristo y más concretamente a las seis horas que su cuerpo permaneció crucificado en el madero. Con su escritura Park conmueve las fibras más sensibles de nuestra vida interior. Nos acerca al misterio. A los misterios. El perdón que el agonizante Señor concede a quienes le matan. Las puertas del paraíso que abre desde la tierra para que pueda entrar el ladrón que sólo le pidió un recuerdo. Su preocupación por los desamparados, aún en aquella hora en la que El mismo parecía ser uno de ellos y que le lleva a unir a su madre con el tierno apóstol Juan. El grito de la cruz quejándose por el aparente abandono del Padre, que no fue realmente así, puesto que muere encomendando al Padre su espíritu. La sed que le producía la elevada fiebre que en aquellas circunstancias agónicas le torturaban. El grito de victoria declarando que con su muerte ya estaba todo consumado. El secreto de una muerte feliz, entregando el espíritu al Padre. Gracias, maestro Park, por conducirnos de una forma tan magistral y tan espiritual hasta el monte Gólgota, donde moría quien nos dio la vida. Siglos antes, San Agustín escribió estas palabras: “El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del Maestro que enseña”.

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