¡No nos prestemos al bullying!

En un medio eclesiástico donde exista bullying algo anda mal; la Palabra viva de Dios ha dejado de ser la guía.

31 DE MAYO DE 2014 · 22:00

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El bullying no es solo un problema entre escolares. En nuestra anterior proponíamos considerar algunas formas reiteradas de violencia que se pueden dar en el ámbito de la iglesia local. Antes ejemplificamos con unos videos la agresión psicofísica ejercida por algunos celebrados líderes ‘cristianos evangélicos’. Ahora toca hablar de consecuencias menos publicitadas que causa el bullying. Los psicólogos sociales han descubierto y demuestran claramente la manera que los humanos incorporamos en nuestra pautas de conducta agresivas sin que por ello sintamos culpa emocional o mental. Hemos asimilado la violencia hasta incorporarla en nuestra cultura; la consideramos algo normal. Salvo cuando la sufrimos de manera directa o indirecta. Allí afloran comportamientos agazapados. Que se haga violencia con otros, ‘eso es lo que hay ¿qué podemos hacer?’Pero, cuando nos llega de manera directa o indirecta, ‘¡eso sí que no!’ Un ejemplo de lo dicho es que basta escribir sobre la violencia para que más de una persona se sienta atacada u ofendida. Hablar de bullying como contribución a su detección y eliminación no es practicarlo. Lo practica quien utiliza un texto bíblico adaptándolo como arma para defender lo indefendible. Mirando atrás a mi propia historia, veo que de joven actué como víctima o como cómplice necesario de alguna forma de violencia, más de una vez. Ya de adulto veo–como otros pueden ver- que hay shows televisivos aplaudidos por millones que disfrutan de alguna forma cultural de bullying. Hay quienes interpretan que con estos escritos se ataca a una determinada denominación o movimiento. Tal vez sea la ilustración usada en el artículo anterior (que no es imposición de manos, precisamente); lo cierto es que escribo pensando en todos los sinceros creyentes en el Señor Jesucristo, para advertirles del peligro que conlleva estar en un medio donde se practique asiduamente cualquier tipo de violencia: física, psíquica, emocional, social, comercial, moral o espiritual. En un medio eclesiástico donde exista bullying algo anda mal; la Palabra viva de Dios ha dejado de ser la guía, se imponen –y aceptan- doctrinas de hombres, se ha conformado una especie de club o asociación privada donde los fuertes son los legalizados que mandan y los débiles son los retenidos y forzados a obedecer; o todas las posibilidades juntas. Tanto en la escuela como en la iglesia hemos de trabajar mucho si deseamos parar estas prácticas (1). El Señor Jesucristo jamás enseñó que los problemas y dificultades que enfrentamos en nuestra vida diaria (esto incluye a la escuela y la iglesia) habrían de desaparecer de manera automática al convertirnos en sus discípulos. Él sabe bien cuáles dificultades provienen de nuestra condición de pecadores y cuáles – de las que podemos ser víctimas directas o indirectas - son permitidas por el Padre para fortalecer nuestra fe en Él (2). Nos ayuda siempre a ver nuestros errores y a arrepentirnos de ellos. Y también nos sostiene en la hora de la prueba porque no habrá de someternos a situaciones que no podamos sobrellevar (3). Por eso, no encontraremos en nuestro Señor las exigencias que ‘siervos’ -pretendidamente suyos por llamarlo ‘señor’- utilizan para agredir a iglesias enteras, con verdaderos actos de ‘bullying’(4). Si bien hubo momentos en que Jesús puso en evidencia la falta de fe de sus discípulos, no basó en esas falencias su doctrina. Mal podría haber enseñado lo que los falsos maestros enseñaban (y aún hoy enseñan) siendo Él mismo el autor y el consumador de nuestra fe (5). Lejos de ensañarse con sus ‘hombres de poca fe’(6) les enseñó y equipó para vivir en medio de una generación perversa que les causaría aflicción. La mayoría de los discípulos dio su vida por amor de Cristo. Habían aprendido la lección. En cambio, los agresores y los cómplices del bullying eclesiástico tienen otra doctrina. Usan el púlpito y la Biblia para apropiarse de una congregación y mantenerla cautiva; intentarán atemorizarla lo suficiente como para que ninguno se vaya. Necesitan incrementar el número de víctimas porque de esa manera podrán seguir obteniendo sus ganancias deshonestas por el tiempo que deseen. A los que se quejan, rebelan o abandonan los maldicen. Jesús, como el enviado del Padre, sí advirtió a sus discípulos que no debían ser como los religiosos y políticos de su época. Desnudó permanentemente la hipocresía de los fariseos y los acusó de imponer cargas a los demás y de vivir a costilla ajena (7). Formas más usuales de bullying eclesiástico Si no eres católico no eres cristiano.La religión oficializada por el Estado terrenal es el origen de los más asiduos casos de abuso ejercido de muchas maneras. Lo vemos en países africanos donde el Islam maltrata y aniquila a los ‘infieles’. Mi madre comentaba a menudo el enojo de las monjas del sanatorio privado en el que nací cuando supieron que mis padres no me bautizarían por la ICAR. ‘Si no lo bautizan ese niño será como un animal’ les dijeron. Mientras el papa Francisco se abraza hoy con los líderes judío y musulmán en Jerusalén, y los invita al Vaticano para orar por la paz del mundo, los cristianos no católicos romanos de algunos países iberoamericanos todavía son impedidos de reunirse en un lugar de culto, son criticados o escarnecidos públicamente, perseguidos, maltratados y hasta expulsados de su ciudad por autoridades civiles, militares o grupos de religiosos fundamentalistas que responden a la ICAR y actúan sin que nadie se lo impida. Así como en la escuela, los niños no católicos cuyos padres deciden que no asistan a la clase de ‘Religión’ son escarnecidos por la mayoría y discriminados por sus compañeros, hay iglesias en las que los niños que no asisten a la ‘escuela dominical’ son discriminados respecto de los que sí lo hacen; particularmente en representaciones y fiestas organizadas por esas iglesias. Hay poblaciones donde al joven o adulto que no asiste a misa no le ofrecen trabajo y debe ir a buscarlo en otra población. Similarmente, hay congregaciones evangélicas en las que sólo sus miembros o los hijos de estos son recomendados para optar por una vacante laboral o escolar; a la persona que consideren solo simpatizante pueden llegar a decirle que después de que se bautice y se incorpore al programa de la iglesia podrán ayudarla. Cuando se ha preguntado por qué hacen eso, han respondido que algunos, una vez conseguido su objetivo, ‘dejaron de venir a la iglesia’. Esta forma de legalismo permea la vida de no pocas iglesias, siendo quizás la forma más sutil del bullying eclesiástico: ayudar discriminadamente. El que no pacta con Dios pacta con el diablo. Las prácticas de ciertas iglesias locales de cualquier denominación (pertenezcan o no a movimientos pentecostales o ‘carismáticos’) incluyen el realizar promesas(8) y castigar a los que no cumplen. Mi madre era devota de la virgen de Guadalupe (en mi Santa Fe natal su historia comienza en el siglo XVII (9)) a quien se le construyera la monumental basílica. Tenía tan arraigado el tema este de las promesas que decidió cumplir con subir y bajar de rodillas la escalinata de la basílica en cuestión. Hacerlo le costó la pérdida de su embarazo de una niña, según le informaron los médicos. Hubiese sido mi hermana mayor (o yo no hubiese venido al mundo). Esto fue para mi madre el comienzo de un extraordinario viaje hasta su encuentro personal con el Señor Jesucristo. Cuestionaba aún esa pérdida cuando una amiga que había decidido hacerse monja de clausura le regaló su Biblia. “Me han prohibido que la lleve conmigo” le dijo cuando se la entregó en la mano. Leyendo ese libro mi madre encontró la respuesta: “Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.” (10) He asistido a cultos donde es normal pactar, comprometerse, hacer un sacrificio. Es normal que se justifique esta práctica citando de manera errónea el pacto de Dios con Abram; además justifican su error afirmando que la Biblia no miente (una verdad mal aplicada). Se acosa con el pactar por cualquier motivo: fundar una escuela, ampliar el edificio donde se reúne la iglesia, comprar un equipo de audio, poner una estación de radio o TV, aumentarle el salario a los pastores, entre otras cosas. Se insiste que no se pacta con el pastor o el ‘ungido’ que distribuye los sobres y felicita públicamente a los que levantan su mano. Según él, se está pactando con Dios y se afirma que Él recompensará hasta diez veces a los que pactan. ¿Y si no lo hace? ¡Pobre del hermano o hermana, pues caerá en la pobreza y aún en la miseria porque al no pactar con Dios está pactando con el diablo! Este es el discurso que hemos escuchado por más de media hora en un servicio dominical de una iglesia que ha crecido notablemente en los aspectos materiales mencionados. Entonces, muchos sencillos creyentes que son manipulados semana tras semana, ven hasta con admiración los resultados y se sienten orgullosos de ellos. ¿Es ese el objetivo del Evangelio? ¿Son esos métodos propios del Señor Jesucristo y sus apóstoles? Opino que esta aplicación violenta de doctrinas erróneas es similar a la de los colonizadores españoles bajo los reyes católicos, con las tristemente famosas ‘reducciones de indígenas’ o las denominadas ‘encomiendas de Indias’ en el siglo XVII (11). Mengano es tan buen siervo porque habla en lenguas. Esto lo hemos escuchado mi esposa y yo. Es común que haya una tendencia a hablar bien de alguien allí donde se está cómodo. Pero que alguien fuese ‘un buen siervo de Dios’ por el hecho de hablar en lenguas demostraba que en esa iglesia no había buena enseñanza o la gente no aprendía bien la Palabra. Se da el caso que con este líder - misionero de otro país - habíamos trabado una buena relación cristiana. Sin dar nombres se lo comentamos y, al escucharnos, echó a reír con ganas. “Lo que pasa es que aquí me quieren mucho” dijo “y dicen cualquier cosa para justificarlo”, agregó. Él y su esposa pertenecen a una misión pentecostal; y al comenzar una iglesia local nos invitaron a cooperar con ellos en la enseñanza bíblica, y en la creación de un medio gráfico para invitar a los vecinos; y eso, a pesar de que éramos miembros ¡de una iglesia presbiteriana ortodoxa! Hasta que dejaron el país compartimos mucho sobre el efecto que tiene en los que se acercan a escuchar la prédica de la Palabra, costumbres como estas de enfatizar lo que no hace a la salvación del pecador. El mero hecho de manifestar ciertas características místicas o sobrenaturales no hace a alguien un cristiano. Y nadie debería enseñar que no manifestar ciertos dones es propio de los no cristianos. Forzar, de manera directa o indirecta, que se produzcan esas manifestaciones en forma individual o grupal como demostración del obrar de Dios, eso es hacer bullying. Una cristiana verdadera no se pinta, no se corta el cabello y no usa pantalones.Quizás sean las mujeres las que mejor puedan enseñarnos sobre qué se siente cuando se es acosado. No porque yo crea que la mujer sea más débil que el varón, sino porque estoy convencido de que muchos varones se creen más fuertes que las mujeres. Físicamente, para ejercer violencia, está claro que los varones podemos causar mucho más daño que las mujeres. Pero, está científicamente demostrado que la mujer es más fuerte que el varón. Es de esperar que los varones aprendamos a tratarlas como enseña la Palabra viva: como a vasos más frágiles (12). De paso, porque no es este el artículo adecuado para desarrollar este tema, recordemos que la fragilidad de una obra de arte proviene –las más de las veces- de un largo, duro y hasta doloroso proceso de gestación. Ninguna obra de arte es producto de la casualidad, menos del metódico ejercicio de la violencia. La iglesia es una obra de arte del amor de Dios; Él la ha diseñado como a una mujer para ser la esposa de Su Hijo, Jesucristo. Debemos ser sumamente cuidadosos porque en un segundo podemos destruir aquello que fue diseñado para la eternidad y para nuestro propio beneficio. De niño escuchaba a mi madre, mi hermana y a otras mujeres creyentes conversar sobre las prohibiciones que les imponían los varones en la iglesia. No me daba la cabeza para reflexionar como un adulto. Pero, con el tiempo, fui descubriendo que cuando no se tiene la sabiduría necesaria el temor al fracaso nos hace tomar caminos equivocados. En lugar del largo camino que conduce a la paciencia que nos lleva al cielo, preferimos ‘cortar por lo sano’ e imponer nuestra rápida solución de manera violenta (la menos recomendable). Por eso, ahora, mirando hacia aquellos días dorados de mi niñez, veo que estaban empañados de muchas situaciones dolorosas e injustas para con las mujeres. Caras lavadas, cabellos largos, polleras largas, blusas sin escotes. Pregunto: ¿qué se ganó allá y entonces con esos acosos permanentes que pudiéramos estar exhibiendo hoy como trofeos? Quizás los lectores puedan recordar muchas otras formas de bullying, y decidan por ocuparse ya en desmontar esa ingeniería con la que el enemigo intenta esclavizar la mente, los sentimientos y la voluntad de los creyentes en Cristo. Notas Ilustración tomada de Google. Artículo “Profe…¡me están haciendo bullying!” - UNE (Ecuador) 1. 2ª Pedro 2:1-22 2. Juan 16:33 3. 1ª Corintios 10:13 4. Mateo 7:21,22; 25:11; Lucas 6:46; 13:25 5. Hebreos 12:2 6. Mateo 6:30; 8:26; 14:31; 16:8; 17:20; Lucas 12:28 7. Mateo 23:13-15 8. Forma velada de imponer sacrificios; esta es una práctica heredada del catolicismo romano que proviene de la autoflagelación monástica, como mejor manera de ameritar el cielo. Otra frase clásica de esto: “Hay que amar hasta que duela” 9. Ver en Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Guadalupe_Oeste 10. Oseas 6:6 11. Recomiendo leer este documentado artículo sobre el tema: http://www.hispanidad.info/encomiendas.htm 12. 1ª Pedro 3:7

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