Persiguiendo tu dictado

Otros son los que habrán de nombrarte con palabras inventadas en todos los idiomas. No lo preciso. Aquí estamos, solos Tú y yo, en medio de Ti, dentro de mí, hablando. Y distingo en cuanto observo donde te hallas y de qué lugares te ha apartado el hombre, amparado en su torpe y escuálida ceguera. Y reparto mi ser entre el goce absoluto de disfrutar Tu Legado primigenio y la callada labor, la constante lucha por encender Tu Luz en los oscuros espacios que no hace tanto de Ti resplandecían. Sé que la existencia tiene más peso que la vida, que ésta no se acaba, sino culmina con la muerte. Todo a Tu lado es aprendizaje, empeño en merecer este flujo embrionario que es sustento y es razón. ¡Cómo no desafinar ante La Perfección, y aun así siendo al tiempo celebrado! ¡Cómo no dejarse embriagar con este Aire Omnipresente que del cuerpo y las palabras pone olvido! Morada no hay más pobre que aquella en que no habitas ni agua para esta sed que de Ti no mane. Aquí estoy, una vez más y como siempre, persiguiendo a tientas Tu Dictado.