Eliseo Casal: La educación teológica es parte de la misión

Las instituciones de educación teológica estamos llamadas a formar siervos y no funcionarios.

28 DE MARZO DE 2014 · 23:00

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Eliseo Casal.

Hoy entrevistamos a Eliseo Casal, Director de Escriturasonline, escuela bíblica por Internet y responsable de formación de la CoAhEs (Coordinadora de Asambleas de hermanos de España). Casal también es Obrero de las Asambleas de Hermanos, Miembro del consejo pastoral de la EUB de Barcelona, Decano de la escuela bíblica EBE y Presidente de la Coordinadora de Asambleas de Hermanos en Cataluña. Pregunta.- ¿Cuál es el propósito de la enseñanza y la educación teológica? ¿Es la educación teológica parte de la misión más allá de la evangelización? Respuesta.-El propósito de la educación teológica cristiana no puede ser diferente del que ha definido Cristo mismo en la llamada gran comisión: hacer discípulos. El discípulo es un seguidor de Cristo, por eso el texto de la gran comisión pone de relieve el aspecto educativo: “enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”, a la par que la identificación con el Señor y con su pueblo: bautizándolos. El conocimiento de las enseñanzas de Jesús no tienen un propósito teórico sino la conformación de la persona al modelo que es Cristo, él es el sujeto de nuestra consideración.[i] Este enfoque en la persona, surge de otro texto en el marco del propósito de la formación que encontramos en las palabras de Pablo a Timoteo, de profesor a discípulo: “ejercítate para la piedad”. Esta exhortación se encuentra enmarcada en la función docente: “esto manda y enseña”.[ii] Por supuesto que la educación teológica es parte de la misión. Un tema central en la predicación de Jesús y de la iglesia es el Reino de Dios. La enseñanza de Jesús no es para circunscribirla en el ámbito de las paredes de nuestros locales o templos sino una semilla para plantar en el mundo y que afecta todos los ámbitos de nuestra vida y relaciones (familia, trabajo, relaciones personales, economía, etc.). El cristiano tiene que estar preparado para toda buena obra, el ámbito de aplicación de la enseñanza teológica es “toda buena obra”, cualquier espacio en el que el cristiano, seguidor de Jesús, aplica sus principios y enseñanzas, expresando de esta manera su fe y haciendo apología de la cosmovisión cristiana de la vida.[iii] Podemos resumir el propósito de la enseñanza teológica en la conformación del discípulo de Cristo al modelo y las enseñanza de Jesús, capacitándolo para el desarrollo de su ministerio en el ámbito al que ha sido llamado. P.- ¿Cuál el papel de la enseñanza en la Misión? R.-En parte ya se ha apuntado: desarrollar el carácter cristiano, fomentar actitudes y valores bíblicos, capacitar y dar herramientas para el desarrollo del ministerio. La formación bíblica provee de una cosmovisión en el que Dios es el eje de la vida, implica toda la existencia humana puesta bajo la mirada de Dios. Esta base da principios aplicables en todos los ámbitos de nuestra existencia equipando para vivir y tomar decisiones acordes con el carácter de Dios. Estamos llamados a ser luz en medio de las tinieblas, haciendo presente el Reino de Dios en el mundo a la espera de su realización escatológica. Se hace evidente que sin un buen conocimiento bíblico, una buena base teológica, difícilmente se hace misión. La importancia de la preparación surge de la misma base de nuestra fe. Jesús empleó tres años en la preparación de sus discípulos, en equiparlos para su ministerio. Tres años de educación intensiva, continuada, en contacto con lo cotidiano. En la dimensión social las aportaciones de la teología cristiana han sido y deben seguir siendo importantes. La enseñanza teológica ha sido clave en la configuración de los valores y principios que han regido las sociedades de contexto mayoritario cristiano. No debemos olvidar la influencia en la sociedad y política de Lutero o Calvino por poner solo dos ejemplos de reformadores. P.- ¿Es la educación teológica solo para los líderes y pastores? R.-Debe ser para todos. Cada cristiano debe estar interesado en conocer más a Dios, en prepararse para vivir la vida de una manera cristiana. El crecimiento espiritual es una responsabilidad de todo creyente. Aunque esta formación es importante para todos, hoy es especialmente necesaria y relevante para las personas que desean desarrollar un ministerio y para quienes están implicados en ámbitos de influencia como la educación y diversas formas de comunicación: el arte, la música, Internet. Un buen fundamento teológico es clave para transmitir conceptos precisos y correctos a través de los diferentes tipos de lenguajes. En este sentido, la capacitación de aquellos que van a tener una importante influencia en la educación de otras personas es clave para sentar las bases para el desarrollo de la persona teniendo en cuenta su dimensión espiritual. P.- ¿Deben las instituciones y programas de educación teológica realizar una revisión misional de sus planes de estudio, estructuras y ética, de manera que sean los adecuados para coadyuvar a la iglesia a responder a los desafíos a los que se enfrenta en este siglo XXI? R.-Actualmente el enfoque de la educación teológica está más dirigido a preparar pastores o líderes, con una carga importante de materias relacionadas con teología, Biblia y práctica pastoral. Si se da un cambio de visión en la preparación de cristianos para desarrollar diferentes ministerios desde una perspectiva cristiana, sería necesario una revisión del modelo curricular. Deben seguir formándose pastores con un alto nivel de conocimiento bíblico y teológico pero asumir también que la misión es de toda la iglesia y capacitar formadores que ayuden a otros en el desarrollo personal, en el discipulado comprometido, llevando la misión a todo lugar de actuación. Por otro lado está la cuestión de cuál es el perfil de la persona que queremos ver cuando termine sus estudios teológicos. Equilibrar el aspecto cognitivo y espiritual para que vayan de la mano. Las instituciones de educación teológica estamos llamadas a formar siervos y no funcionarios. Siervos cualificados para llevar a cabo un ministerio fiel. P.- ¿Cómo se encuentran nuestras iglesias en materia de educación teológica, hoy? ¿Cómo implementarla a todos los niveles, en caso que no todos los creyentes tengan acceso a la misma? R.-En general afirmaría que hay un menor conocimiento de las Escrituras. Teniendo un nivel cultural mucho más elevado que hace unas décadas, existe un analfabetismo bíblico tanto en la sociedad como en la iglesia. Y eso tanto en personas que se han incorporado hace poco a la iglesia como aquellas que hace años forman parte de ella. Una de las razones fundamentales es porque se ha abandonado el discipulado bíblico. El discipulado se limita generalmente a cursos relacionados con el bautismo. Disponemos de más materiales pero, probablemente, estamos más atareados con otras cuestiones y el estudio de la Biblia desde la perspectiva personal se ha abandonado. Por contraste, estamos en una época en la que tenemos un mayor número de recursos: más comentarios bíblicos, diccionarios bíblicos, versiones de la Biblia con o sin notas… Los seminarios y escuelas bíblicas presentan una buena oferta pedagógica y están presentes en algunas de las principales ciudades. Los cursos por correspondencia e Internet también son una opción para el que dispone de menos tiempo o no tiene la posibilidad de dedicar unos años en un seminario. En general afirmaría que aunque siempre es bueno tener más recursos, los existentes no se están aprovechando al máximo porque no existe un interés generalizado en el estudio profundo de la Biblia. Nos preparamos para casi todo menos para aquello que afirmamos que es lo más importante: la vida de fe, que nos provee de una cosmovisión que afecta a cada área de nuestra vida. El problema, probablemente, se encuentra en que la experiencia de fe es más individual que comunitaria, y más enfocada a recibir recursos de autoayuda para obtener lo que queremos que a formarnos como comunidad de discípulos de Jesús. Por otro lado, haciendo autocrítica, la exposición de la Biblia puede carecer de atractivo porque no somos capaces de adaptarnos al contexto pedagógico de las nuevas generaciones, mucho más visual, y porque no conectamos la Biblia con la experiencia real de la vida. La teología se ha movido en el terreno especulativo y en debates de poco interés para el creyente promedio de nuestras iglesias, cuando debería ser una parte esencial de la vivencia cristiana. Hay dos cosas, al menos, que las iglesias pueden hacer. La primera es tomarse muy en serio la exposición bíblica. Espero que nadie se sienta criticado por esto, solo quiero enfatizar la relevancia de la exposición bíblica para la formación de la iglesia. Que la predicación en el culto principal de la mayoría de iglesias, el domingo por la mañana, sea algo pensado, meditado, preparado para presentar “todo el consejo de Dios”. Esto significa desarrollar un plan de predicación. Enfatizar la predicación expositiva que conecta texto, tema y aplicación, haciendo relevante la Palabra de Dios para la vida cotidiana. La segunda cosa que podemos hacer es enfocarnos en la preparación de personas en un modelo discipular: líderes formando a líderes que puedan impactar en las vidas de otros. Descender al terreno personal para transmitir la enseñanza bíblica. Esto permite también una mayor flexibilidad en los complicados horarios y desplazamientos en las grandes ciudades, trabajando con grupos más pequeños y participativos en los que el estudio de la Palabra y la participación sean significativos. P.- ¿Cómo debe, entonces, hacer frente a estas necesidades? R.-Como propongo en la cuestión anterior, en la exposición bíblica sistemática y en el trabajo personal. Es cierto también que no todas las iglesias dispondrán de los recursos, pero la cooperación entre iglesias cercanas y el uso de buenos materiales didácticos para trabajar en grupos pequeños por niveles puede ser una buena herramienta. El uso de las herramientas online puede ayudar mucho ya que facilitan el acceso al estudio con gran flexibilidad horaria para los estudiantes. Cuando los estudiantes de una misma iglesia se conectan entre sí sirve de gran estímulo a pesar de no tener clases presenciales. Creo que las iglesias deberían pensar en la multiplicación de líderes e invertir en la formación de personas jóvenes con un probado interés de servir a Dios. Ante las urgencias queremos soluciones rápidas, pero para cosechar primero hay que sembrar, recordemos que esto es un principio bíblico. No hay soluciones instantáneas sino entrar en un proceso comenzando con la formación en profundidad de un grupo de personas en las que invertimos tiempo y recursos. P.- ¿Cuáles las consecuencias de una falta de educación teológica, tanto para la iglesia como para la misión? R.- Le cedo la palabra al profeta Oseas: el fracaso del pueblo de Dios se debe a la falta de conocimiento de Dios.[iv] Una visión corta y reduccionistas de la vida cristiana que lleva al consumo cúltico. El Antiguo Testamento dibuja esta situación cuando denuncia el gran aparato cúltico desarrollado por los israelitas pero carente de piedad y justicia. La indefensión ante corrientes que crean confusión porque no hay profundidad y madurez. Como dice Efesios, no podemos ser niños arrastrados por vientos y corrientes de doctrina, en consecuencia una apologética débil. La falta de profundidad conlleva una falta de impacto duradero en el testimonio, solo se producen fuegos artificiales. Inoperancia, por cerrar la fe en los locales y no dar respuesta a las inquietudes y necesidades actuales desde la perspectiva bíblica. Por ello es una necesidad y un reto desarrollar teología propia. Difícil porque requiere recursos y tiempo. Una teología que responda a los retos de nuestro propio contexto. P.- ¿Deben las iglesias relacionarse con seminarios o institutos bíblicos? ¿Cuál la mejor forma de hacerlo? R.-Si la preparación teológica tiene como propósito preparar a las personas para la vida cristiana, ¿puede ser de otra manera? Desde mi perspectiva, los seminarios son una herramienta para el desarrollo de la Iglesia, y por tanto deben estar en conexión con las iglesias. El ámbito del pensamiento teológico puede ser de una tremenda influencia cuando da herramientas, aporta criterios, establece bases para la vida, ayuda a construir una cosmovisión cristiana de la vida y el mundo. La forma de pensar es el punto de arranque para el servicio cristiano auténtico, Romanos 12. Para profundizar en la relación seminarios-iglesias se dispone de diversos cauces. Hay seminarios que tienen una conexión natural con las iglesias dentro de un marco denominacional. En otros casos es conveniente el vínculo con los equipos pastorales o las instituciones que representan a las iglesias, para escuchar y adaptar el programa a las necesidades y situaciones reales con las que se encuentran las iglesias. Quizás no es fácil porque tememos la intrusión mutua en campos que consideramos propios, pero deben establecerse relaciones más profundas si entendemos que los seminarios cubren una función importante en la formación de las personas para los ministerios, y si las iglesias son el ámbito principal de trabajo de las personas formadas. En todo caso, la necesidad de undiálogo abierto entre las iglesias y los seminarios, puede ayudar a comprender cuáles son las necesidades formativas que aborda hoy la persona que se prepara para el ministerio y fomentar una cooperación desde el respeto. Este diálogo debe facilitar también la integración y participación en el ministerio de los estudiantes. Es importante que las iglesias creen espacios para el desarrollo de los dones de las personas formándose en ministerios y cumpliendo los créditos prácticos.Terminar los estudios no significa necesariamente estar preparado para el ministerio; los aspectos prácticos, el conocimiento de la propia iglesia en la que se va a servir, requieren un tiempo acompañando a personas con experiencia. Si los médicos deben hacer prácticas para desarrollar su profesión, ¿no será más necesario que se dé esto en la iglesia cuando se trata de personas? La práctica no debería estar enfocada únicamente al cumplimiento de unas horas de servicio cristiano, sino al acompañamiento y desarrollo de las tareas propias del ministerio, de forma que el estudiante que tiene vocación de servicio conozca y se aplique a las realidades prácticas del ministerio. Tomar conciencia mutua de la importancia del mentorado en el proceso educativo, no una simple supervisión del ministerio sino un acompañamiento personal que anime y coopere en el desarrollo espiritual del alumno, ayudará a evitar también “desencuentros” entre estudiantes e iglesia que se han dado en el pasado. Esto requiere un importante cambio de mentalidad y agenda en la mayoría de los líderes, pasando de apagar fuegos a concentrarse en la formación y multiplicación de líderes. P.- ¿Cómo asegurar la centralidad de la Biblia en nuestra educación teológica pero sin dejar de lado otras vertientes de conocimiento y la realidad social en la que estamos insertos? R.-Un criterio objetivo es el propio currículo de la institución, el porcentaje de materias que tienen como base y contenido principal la Biblia. La Biblia debe ser la referencia para la construcción del currículo a fin de tener las herramientas adecuadas para su examen, comprensión y aplicación. Esto incluye tanto los diversos campos de estudio que aportan información (lenguas, historia, etc.) como los que conectan las enseñanzas con la dimensión práctica (psicología, pastoral). Además, debe ser el tamiz de evaluación de los criterios, filosofía institucional y las enseñanzas que se imparten. Debemos recordar que el estudio de las Escrituras tiene como fin el conocimiento de Dios en Cristo.[v] P.- ¿Cómo ha sido su experiencia en cuanto a su propia formación? R.-El interés por la formación bíblica surgió en mi juventud. La oportunidad de estudiar en una escuela bíblica por cuatro años me facilitó una buena base. Posteriormente siguieron los años de estudio en el seminario, IBSTE, y finalmente los años para obtener la licenciatura en ciencias eclesiásticas en la Facultat de Teologia de Catalunya. En mi experiencia uno de los aspectos más gratificantes fue el compañerismo excepcional con otras personas con las que compartía este interés y que posteriormente ha facilitado relaciones y cooperación en el ministerio. En cuanto a la dimensión académica, quizás en mi propio enfoque personal, el aspecto cognitivo fue el más relevante. Aprender, conocer. Pero creo que debe haber un mayor énfasis en una formación que conduzca a una transformación. P.- ¿Piensa que todas las instituciones académicas evangélicas priorizan también en sus planes de estudio el desarrollar en el alumnado un compromiso con la realidad que lo circunda? R.-Creo que la preocupación por esta cuestión está presente en las instituciones académicas y forma parte de la preparación. Sin embargo, en un mundo que evoluciona deprisa, esta realidad cambia con rapidez y en muchas ocasiones vamos con retraso en responder a las necesidades y cuestiones que nos plantea. Recordando la idea que proponía John Stott de llevar la Biblia y el periódico, debemos enseñar a leer la situación, los signos de los tiempos, y responder bíblicamente a los problemas actuales. Trabajar por una iglesia que no se aísla del mundo sino que quiere ser sal. Seguramente en este aspecto tenemos que mejorar. P.- Usted es responsable de una escuela bíblica, ¿qué retos y qué perspectivas se plantean? R.- Creo que toda institución académica en el marco de la enseñanza teológica en nuestro país enfrenta algunos retos importantes que son comunes. Quizás el primero es el de ser fieles a la vocación que nos exige mantener tanto la excelencia educativa como el enfoque en el carácter cristiano de los que formamos. Erudición y piedad deben ir de la mano sin que la una sea excusa para la ausencia de la otra. El sostenimiento económico es un factor deficitario ya que no disponemos de recursos ilimitados, más bien muy limitados desde la perspectiva humana, y por tanto trabajamos en la dependencia de Dios y en un sabia administración de lo que tenemos. Desde la propia institución que represento, tenemos el propósito de completar todo el ciclo superior. Esto requiere un claustro amplio de profesores y la elaboración de los materiales para el currículo. El reconocimiento de los estudios realizados es otro de los retos que tenemos por delante aunque trabajamos en todas las materias con los criterios para su convalidación. El programa de estudios, que incluye un ciclo básico y un ciclo superior, está siendo usado también en el ámbito de los Templos Bíblicos en República Dominicana, con gran provecho para las iglesias, y van incrementando los alumnos del mundo hispano, especialmente de Argentina. Estar en un proceso continuado de actualización tanto en lo tecnológico como en los contenidos de las materias y la incorporación al currículo de nuevas materias. Termino agradeciendo vuestro interés y trabajo y deseando la bendición de Dios sobre el mismo. Finaliza la entrevista. Gracias, Eliseo, por sus opiniones sobre un tema de relevancia como lo es la Educación Teológica en esto de conformarnos al modelo y a las enseñanzas de Jesús, para luego ejercer una función allá donde Dios nos envíe. También deseamos que Dios bendiga vuestra labor.

[i]Mateo 28:18-20; Efesios 4:13.
[ii]1ª Timoteo 4:7
[iii]2ª Timoteo 3:16-17; 1ª Pedro 3:15
[iv]Oseas 4:6
[v]Juan 5:39; Filipenses 3:8

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