“San Impertinente” *

(O sea, el aguijón de Dios)

22 DE FEBRERO DE 2014 · 23:00

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Me ha abordado él, siguiéndome por los caminos de arriba, me ha tocado la espalda, queriéndome hablar. Girándome descubro que tiene un cierto aire burlón. Ha comenzado su diálogo, sin presentaciones: -“veo que sigues con tu libretita, entrevistando a algunos personajes celestiales. No sé qué sacarás en limpio”. Pues he conseguido indicaciones interesantes. Y he aprendido cosas sorprendentes. Me doy por satisfecho. “¿Pero no te das cuenta que ellos son santos, que no hablan por no importunar?; te han concedido honrosas confidencias para custodiar aún su humilde secreto”. Entonces ¿cómo debo entrevistar, insistiendo más?; pues el caso es que he llegado a pensar que la discreción es una regla válida también aquí arriba. Y la verdad es que ya me conformo con las migajas recogidas en mis alforjas, todas ellas salpicadas de luz, que me ayudarán en varios programas radiales. “Si con eso te sientes satisfecho apaga y vámonos. Y si es así, yo no tengo nada que decir”. ¿Pero tú quién eres? “Soy un impertinente, un ser molesto, y si quieres, un intruso”. Y también un santo, imagino. “Si no tienes inconveniente”. De ninguna manera. Pero me desagradan esas ganas tuyas de desanimarme, para que no siga entrevistando a santos. Lo que tendrías que hacer es echarme una mano. “Puedo intentarlo, pero con una condición. No debes preguntar nada sobre mí. Quiero conservar mi anonimato. Y no por miedo a comprometerme, sino para concentrarnos en ampliar el conocimiento que buscas. Y empiezo corrigiéndote: vas por ahí preguntando… ¿cómo conseguisteis ser santos? y ellos no pueden contestarte, porque no lo consiguieron ellos, es obra de otro, y ellos viven como se les ha hecho, oye bien, viven como fueron hechos. Pese a la cantidad de libros que tenéis abajo sobre la santidad, sus logros editoriales son paupérrimos. Incluso los que se llaman cristianos no están muy interesados en el tema, y las Biblias que usan, y que cada vez leen menos, presentan muchos textos de promesas subrayados como de especial lectura, y casi ninguno de los que definen la santidad. Vuestra gente intuye lo que implica la santidad, por eso temen saber de ella. Y por lo que aquí sabemos, se crean actividades mil, simposios mil, conferencias mil, divertidos campamentos mil y, averigua cuántos tienen como estudio la santidad. Y aunque se hicieran cursos para ello, los asistentes saldrían frustrados, chapuceros, desalentados”. Me estás escandalizando. “Peor para ti. De todos modos, apunta en tu libreta que los santos son alfarería divina. El Alfarero es quien se complace en su obra de arte, no la figura, que vive para servir a los propósitos del Artesano. Los santos saben que han sido “agraciados”, beneficiados con un milagro, descubren que han sido sorprendidos por el Amor. ¡Entonces tiene que ser hermoso vivir con un santo! “Te equivocas. Los santos son difíciles, incómodos, casi insoportables, hacen la vida dura a los que están alrededor. Viven las leyes de la virtud, el honor, el ejemplo, la bondad y, como la humanidad en ellos, como espejo, revela la injusticia, la mediocridad, el egoísmo, la falsedad e insensibilidad del ser humano; resultan insoportables. Alguien dijo de nosotros –y nos gustó “Sería vano acabar de una vez con los santos: nos transmiten a Dios como la abeja el aguijón”. Los santos son los que levantan la temperatura del hombre. Son los que no se someten a las costumbres de este siglo, los que con su existencia descalifican las charlatanerías religiosas habituales, que tienen comportamientos insólitos, que entonan canciones distintas a las acostumbradas. Los que echan un poco de sal en el caldo suntuoso e insípido de tanta religión formalista, que lanzan toscas piedras en las aguas estancadas de las costumbres dominantes. Y si es tan útil el vivir santamente, tanto que cuando se os definía en el viejo castellano como “beatos” de significación “felices” ¿qué es lo que impide al hombre de hoy buscar la santidad? “Lo que provocan muchos predicadores: la ineficacia y el aburrimiento”. *De la serie de unas imaginadas entrevistas a los santos de “Allá arriba” que irán apareciendo.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Desde el corazón - “San Impertinente” *