Fray Luis, Muñoz Quirós y José Pulido

Con esta es la cuarta entrega finalizamos la divulgación de los poemas que se leyeron en el IV Encuentro Cristiano de Literatura, organizado por la Asociación Cultural Evangélica “Jorge Borrow”, perteneciente a la iglesia cristiana evangélica de Paseo de la Estación, 32.

13 DE OCTUBRE DE 2013 · 22:00

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Las lecturas se realizaron en el Colegio Mayor Fonseca de la Universidad de Salamanca, con una recepción oficial previa, ofrecida por el Ayuntamiento de Salamanca a los participantes del Encuentro y, especialmente, a los galardonados con el Premio Jorge Borrow de Difusión Bíblica 2013, que este año recayó en José María Martínez, José Grau y Pablo Wickham. Ya hemos publicado los poemas de José Amador Martín, Juan Ángel Torres Rechy, Araceli Sagüillo, Soledad Sánchez Mulas, Elena Díaz Santana, José Antonio Valle Alonso, Gloria Sánchez, Verónica Amat y Juan Carlos López Pinto. Ahora toca el turno de Fray Luis de León, José María Muñoz Quirós y José Pulido: LUIS DE LEÓN(1527-1591). No es necesario un anuncio de neón para constatar que por Salamanca, por esta ciudad de la meseta, relumbra, noche tras noche de estío o invierno, la figura indomeñable de ese Poeta nacido en Belmonte (Cuenca) y muerto en un pueblo abulense de eufónico nombre: Madrigal de las Altas Torres. Pero Salamanca fue (y será) la ciudad-patria de Luis de León: aquí blindó solo con Dios su novicio corazón; de aquí nadie ni nada podrá desarraigarlo: Salamanca como navío de piedra para atravesar milenios y desdoblarse en infinitos; Salamanca como bastión donde resistir el asedio de los jíbaros ataviados con otros atuendos. Su entereza ante conjuras y encierros (1572-1577) hace que tampoco a nosotros puedan rompernos la esperanza. Oigámoslo, conviene hacerlo: “No siempre es poderosa, / Carrero, la maldad ni siempre atina/ la envidia ponzoñosa, / y la fuerza sin ley que más se empina / al fin la frente inclina;/ que quien se opone al cielo, / cuanto más alto sube, viene al suelo”. Es el Poeta siempre a contracorriente, exponiéndose a nueva cárcel aún después del “Dicebamushesterna die…”, fiel al original hebreo de parte de la Biblia, traduciendo al castellano, verso a verso, el Cantar de los Cantares o el Libro de Job… Y tras de sí, Horacio y Virgilio, Salomón y David, Petrarca y el Bembo, Píndaro y Eurípides: magníficos ancestros suyos en esto de la alta Poesía, sea sagrada o profana, pues todo converge en el Misterio de cuyos pezones lactan los poetas. El precioso poema que ahora publicamos, dedicado al Señor, está incluido en el volumen titulado Decíamos Ayer, antología del XVI Encuentro de Poetas Iberoamericanos, que este año rindió homenaje al Fray Luis perseguido por la Inquisición. Este poema fue declamado por José María Sánchez Terrones, destacado rapsoda salmantino. EN LA ASCENSIÓN ¿Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto; y tú, rompiendo el puro aire, ¿te vas al inmortal seguro? Los antes bienhadados y los agora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de ti desposeídos, ¿a dó convertirán ya sus sentidos? ¿Qué mirarán los ojos, que vieron de tu rostro la hermosura, que no les sea enojos? Quien oyó tu dulzura, ¿qué no tendrá por sordo y desventura? Aqueste mar turbado ¿quién le pondrá ya freno?, ¿quién concierto al viento fiero, airado?; estando tú encubierto, ¿qué norte guiará la nave al puerto? ¡Ay nube envidiosa!: aun deste breve gozo, ¿qué te aquejas? ¿Dó vuelas presurosa? ¡Cuán rica tú te alejas! ¡Cuán pobres y cuán ciegos, ay, nos dejas! JOSÉ MARÍA MUÑOZ QUIRÓS(Ávila, 1957). Es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, catedrático de Lengua y Literatura de Enseñanza Secundaria y tutor de Literatura y Crítica Literaria del Centro Asociado de la UNED de Avila. Poeta y crítico literario. Autor de veinte libros de poesía, y de la antología Quince años noes nada.Entre esta producción destacan libros que han obtenido diversos premios nacionales e internacionales: Jorge Manrique, Tiflos, Ateneo de Salamanca, Gredos, Accésit de Adonais, San Lesmes Abad, Fray Luis de León, Gil de Biedma y San Juan de la Cruz, entre otros. Es presidente de la Academia de Juglares de Fontiveros. Miembro de Número de la Academia de Poesía de Castilla y León. Coordinador de Literatura de la Institución Gran Duque de Alba. Ha publicado entre otros: Enuna edad de voces, El sueño del guerrero, La estancia, Ritual de los espejos, Ávila desde la noche, Celada de Piedra, Material reservado,Cuaderno de invierno oLa única semilla. PRESAGIO DE UN DÍA GRIS Alguien me pone el horizonte como inmenso silencio. Levanto la persiana, y hay luz. A lo lejos, un sueño de vencejos ha iniciado su vuelo, negro y rosa, y la incógnita azul de cada nube atrapa la mirada. Me saluda la sombra tibia de los sauces, y el surtidor de lluvia de esta hora limpia mi sed. No estoy de buenas: algo se extiende como breve caricia entre mis manos cuando rozo las cosas. ¿Qué mantiene intacta la pureza de la vida cuando siento caer, gota de niebla, sobre mi voz el tiempo? Salgo. Intento palpar el empedrado de las calles con otra suavidad, con otra libre pisada clara y nueva. Alguien pone la zancadilla en la primera esquina de las nueve. Tomo café con leche; rápido me inclino a recoger mi sombra repartida por los rincones de la luz. No queda nada: tal vez los pantalones han revestido mi existir, y asumen mis piernas al andar, corren conmigo veloces a la búsqueda final de esta jornada me dan toda su carcajada de cristal y noche. Los comercios se duchan y bostezan. ¿Quién me levanta en su tristeza y vive conmigo en este instante? ¿Por qué habita mi ser este desvelo de una mañana azul? ¿Qué puedo hacer para sentir cumplido todo el color del día y que amanezca de distinta manera en el presagio? Nos fue dado el vivir con esta duda, sin saber por qué un leve sacudimiento mata, sin conocer la frágil materia de las horas. Ignorar hasta dónde puede un instante solo derrumbar un destino. Triste mano la que acaricia y roza lentamente y destruye. Triste beso el que deja en la boca un veneno imposible. Triste resurrección de luna toda cuando eclipsa la luz y se oscurece. El despacho es más gris que una caricia sin deseo y sin fuego. La ventana se recorta en tejados poderosos y sólo un humo claro nos dibuja la duda de este instante. Van cayendo las horas como ramas en la poda de un árbol infinito. Voy de nuevo al inocente rumbo de las cosas perdidas por las calles, cinceladas de veneno y de piedra. Doy la mano al primer enemigo. A toda prisa cruzo el semáforo y saludan mi corazón en verde. Paro. Miro. Nadie conoce ese dolor tan rojo que ha producido su paso, la indecisa claridad del azul hoy diluido desde que amanecí sobre el presagio de un día en los umbrales. ¿Quién anida tan fuerte en la mirada que me ciega insaciable rutina en mi camino? JOSÉ PULIDO NAVAS(Jaén, 1958). Poeta y periodista. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Autor de poemarios como Viejos Rituales (1989), La Ciudady la Reina (2000), El Corazón Disperso (2006) y Movimiento Circular (2006, Premio Internacional de Poesía Rafael Morales). Ha participado en proyectos e iniciativas literarias como Las palabras de la Tribu (2006), el encuentro de poetas Ávila-Navarra (2007) y el Recital Homenaje a Juan Ramón Jiménez (2008). También ha sido poeta invitado a los Encuentros de Poetas Iberoamericanos que se celebran en Salamanca. Es colaborador de la Revista Literaria El Cobaya (Ávila) y Álamo (Salamanca) y acaba de obtener el Premio de Poesía San Juan de la Cruz. EL MAESTRO …Un discípulo le preguntó al Maestro. Había nacido entre nosotros, la tierra le hizo solitario, hermoso como la montaña donde nacen el hierro, la tormenta y el río. Quemaba en sus ojos un fuego que devasta la coronación del soberbio y la complacencia de su corte, el salto mortal de una pregunta sobre la paz del pan y del cuchillo que lo despedaza y lo reparte. -¿Pero acaso quien siente a Dios no es sabio?- No podrás vivir sin el payaso, sin el santo y la fiera que se confunden y devoran, sin el deseo implacable de la vida que va desde el barro a las estrellas como un viento impetuoso que nadie sabe de dónde viene y nadie podrá nunca seguir. Conocerás el silencio de Dios, su espada más terrible, la herida que solo entre los hombres puede ser respuesta, la música que escapa al instrumento... Llegó el discípulo al torrente que esculpe con el agua la constante belleza de su huida. Afilado cristal, el aire descendía por las vertientes de la luz y al mirarse en el agua, sus espejos se rompían en un mundo deslumbrado. La imagen serena del Maestro vio reflejada en todos sus fragmentos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - POR EL ÚLTIMO ADÁN - Fray Luis, Muñoz Quirós y José Pulido