Le di tiempo para arrepentirse, y no quiere

Carta a la iglesia en Tiatira (2): Solo le señaló un error, el que causaba esa persona a la que el Señor identifica como ‘esa mujer Jezabel’;

06 DE JULIO DE 2013 · 22:00

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Decíamos en la primera parte del artículo que los visitantes que llegasen a Tiatira por primera vez encontrarían una iglesia cristiana rebosante de energía y actividad, propias de una comunidad floreciente. La carta que le envía el Señor a esa iglesia me hizo pensar en lo conveniente que sería tomar en cuenta las opiniones de las personas que asistieron por primera vez a alguno de los cultos de nuestra congregación. Todavía muchos piensan que una iglesia cristiana es la suma de localidad, arquitectura, mobiliario, equipos, y número de miembros que se dan cita en un edificio destinado al culto. Podemos dar fe de la devoción que moviliza a aquellos que asisten para escuchar la Palabra, orar, adorar y alabar al Señor en comunión fraternal; como también de los que se reúnen para sentirse arropados y seguros. Les place el rato que pasan allí, aislados del ruido, tentaciones y contradicciones del agresivo mundo exterior. Como ya hemos visto, el Señor le reconoció cinco cosas buenas a esta iglesia, la cuarta de las siete que estamos estudiando: sus obras, amor, fe, servicio y paciencia. Solo le señaló un error: el que causaba esa persona a la que el Señor identifica como ‘esa mujer Jezabel’; expresión sobre la que se ha especulado bastante. ¿QUIÉN ERA ‘ESA MUJER JEZABEL’? Las Escrituras presentan a una Jezabel que pasó a la historia como epítome de la maldad; pero no nos dicen cómo se llamaba esta otra a la que el Señor asocia con aquella del final trágico. Varios comentaristas descartan - por poco probables e indocumentadas - las suposiciones que ligan a ‘esa mujer Jezabel’ con la pitonisa judía Sambathé que daba oráculos y con la primera creyente de Filipos: Lidia de Tiatira. Sólo podemos inferir que era un miembro influyente que estaba causando un gran daño dentro de la iglesia. La Jezabel que aparece en el AT fue hija de Et-baal, rey de los sidonios(1). Sedujo a Acab quien la desposó y, ya siendo reina logró que el rey condujera al pueblo de Israel a rendir culto a Baal. Fue Jezabel quien mató a los profetas del Señor, y mantenía a cuatrocientos cincuenta profetas de Baal (2). Su influencia fue fatídica para el reinado de Acab, incluyendo el caprichoso asesinato de Nabot(3). Fue responsable de históricas fornicaciones y numerosas hechicerías (4). Acotemos, de paso, que desde hace tiempo los medios destacan la lucha por la igualdad jurídica de género y las denuncias de violaciones a los derechos universales de la mujer. A menudo leemos opiniones sobre género que desnudan prejuicios de todo tipo, a favor y en contra. En el siglo XXI el rol de la mujer en el culto sigue siendo un tema controversial en las iglesias. Me inclino por los que aconsejan estudiar todo el consejo escritural antes de opinar sobre cualquier asunto. Sólo diremos que las Escrituras mencionan a varias profetisas: María (o Miriam), Débora y Hulda en el AT (5); Ana y las cuatro hijas de Felipe en el NT (6). La conducta de esas siete mujeres contrasta con la de la sanguinaria Jezabel, y con la de esa seductora mujer de Tiatira que demostró no temer a las consecuencias de las prácticas idolátricas, olvidar la palabra profética más segura e ignorar la más reciente doctrina apostólica (7). William Barclay lo dice de esta manera: “Puede suponerse que no trataba de destruir la iglesia, sino que lo que quería era incorporar formas que eran corrientes en la sociedad pagana, que se podían considerar exigencias de la vida social y comercial pero que eran, de hecho, destructivas para la fe.”(8) ¿QUÉ ENSEÑABA ‘ESA MUJER JEZABEL’? El escueto mensaje del Señor utiliza un lenguaje directo, crudo y determinante; con él advierte ala iglesia en Tiatira por tolerar las enseñanzas y conducta negativas de esa persona: “Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos. Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.”(9) Lejos de arrepentirse por lo que hacía, esta mujer aprovechaba su destacada posición para enseñar dos cosas y fomentar prácticas que no deberían haber sido toleradas por la congregación: 1. QUE NO ERA MALO COMER CARNE OFRECIDA A LOS ÍDOLOS. Hay varios antecedentes en el Evangelio que revelan la posición de los apóstoles frente a esta costumbre muy difundida en la sociedad greco-romana, en días de la naciente iglesia de Jesucristo. El apóstol Pablo argumenta sobre este asunto a lo largo de tres capítulos en una de sus cartas a los corintios (10). Aspectos culturales como éste, que son centrales al paganismo, revelan la confusión en la que cayeron (y siguen cayendo) los cristianos que toman a la ligera las sabias enseñanzas apostólicas. ¿Qué pasaría por la mente del cristiano de Tiatira que era invitado por un compañero de trabajo a comer en la mesa tendida en honor de alguno de los dioses de la época? ¿Se cuestionaría qué era mejor: si aceptar la amable invitación, con tal de no ofender al amigo; o rechazarla con tacto explicando que no deseaba ofender al Señor Jesucristo? En el conciliábulo sostenido en Jerusalén por causa de la circuncisión, Jacobo fue guiado por el Espíritu Santo al proponer a los ancianos de la iglesia que se impusiera una única condición a los conversos gentiles: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre”.(11) Y, como no podía ser de otra manera, su consejo fue aprobado y esta fue la recomendación apostólica enviada: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.” (12) Estaba perfectamente claro que, de allí en más, al ingresar a la comunidad de fe en Cristo todo recién convertido sería instruido sobre la inconveniencia de participar en estas prácticas paganas. Entonces, es obvio que ‘esa mujer Jezabel’ sabía que si retenía la sana doctrina de obras, amor, fe, servicio y paciencia, tal como hacían los fieles, sería discriminada social y comercialmente. Como no pasaba por su mente renunciar a sus intereses, alentaba a otros a seguirla en las prácticas de los incrédulos. Lo siguió haciendo a pesar de ser inducida por el Señor para arrepentirse de su conducta. ¿No hay, acaso, cristianos que piensan hoy igual que ella hace dos mil años? ¿Qué de esos líderes que dicen haber recibido ‘luz divina’ para enseñar lo mismo que enseñaba aquella mujer? No faltarán los que digan: ‘tampoco es cuestión de vivir como ermitaños metidos en una cueva’ o ‘no todos nacieron para ser monjes’. De todos modos, debiéramos animarnos a profundizar la cuestión, preguntándonos: ¿Hasta qué punto contemporizamos con el mundo por temor a perder nuestro estatus social?¿Qué cosas hacemos que todo el mundo hace, a pesar de que nos alejan de la santidad que nos pide nuestro Señor? 2. QUE FE CRISTIANA Y FORNICACIÓN ERAN COMPATIBLES. Ya hemos visto que a la iglesia en Pérgamo el Señor le recrimina que tolera a las sectas de los nicolaítas, la doctrina de Balaam, sus prácticas idolátricas y la inmoralidad sexual. En Tiatira, la segunda cosa alentada por ‘esa mujer Jezabel’ era la fornicación: la relación sexual (sea o no por dinero) entre dos personas no unidas en matrimonio. Esta definición de diccionario luce hoy como anticuada dada la popularidad que han adquirido las transgresiones sexuales gracias a los ‘formadores de opinión’, y a los ‘amos-esclavos de la moda’ (13). Los personajes del cine, la TV y la política temen desaparecer de los primeros planos si no revelan sus hábitos sexuales, y los medios hacen su agosto lucrando con el morbo de la gente. En las Sagradas Escrituras disponemos de suficiente material como para realizar un estudio exhaustivo sobre la sexualidad humana. Siendo el Dios de los cristianos tanto Creador como Redentor de su Creación, ningún creyente en Jesucristo debiera ignorar que la santidad es la base de Sus eternos propósitos, y que ninguna cosa impura entrará en la ciudad celestial (14). Preguntémonos: ¿Qué motivos se aducen para no tratar este tema en algunas congregaciones cristianas? Nosotros hemos de limitarnos a afirmar que la Biblia demuele todas y cada una de las pretensiones que tenía esa falsa profetisa, pues en el texto bíblico se: a) Condena a la inmoralidad sexual por ser ofensiva a la santidad de Dios. En el AT toda inmoralidad es contraria al propósito divino (15). El celo de Dios y la Ley mosaica condenan este vicio que era común entre los israelitas, aunque Israel despreciara a las prostitutas. La doncella que hubiera fornicado antes del matrimonio, la prometida que se hubiese acostado con un hombre distinto a su prometido y el fornicario –en este caso - eran lapidados hasta morir (16). La Ley prohibía: a los sacerdotes y al sumo sacerdote casarse con prostitutas (17); a los padres exponer a sus hijas a la fornicación (18); recibir en la sociedad, hasta la décima generación, al nacido de la prostitución (19); y la hija de un sacerdote que se dedicase a la prostitución moría quemada(20). La historia de Tamar describe los motivos que pueden llevar a fornicar a una mujer en un determinado contexto social. La historia de la corrompida Nínive muestra cómo el espíritu de arrepentimiento de sus gobernantes puede ayudar a los ciudadanos a arrepentirse y salvarse del castigo divino. Por el contrario, lo ocurrido a Sodoma y Gomorra se usa como ejemplo de lo que les espera a los que persisten en fornicar (21). b) Utiliza metafóricamente a la fornicación para juzgar a Israel, Judá y la iglesia de Jesucristo. La metáfora proviene de Oseas (22). Desde el pacto de fidelidad sinaítico la nación israelita pertenece a Jehová, como la esposa al esposo. Al rendir culto a los ídolos Israel abandona a Dios; la esposa adultera. Isaías llama a Jerusalén ‘ciudad fornicaria’ por dejar de ser fiel a su Dios; Jeremías compara a Israel y Judá con dos hermanas que fornicaron muchas veces siendo infieles a sus maridos; Isaías presenta a Jerusalén como una ramera insaciable; Ezequiel usa dos largas alegorías con el mismo fin (23). La metáfora aparece también en los Salmos en las partes legales del Pentateuco y en los libros históricos. Israel es la esposa del Señor y su infidelidad a Dios es definida como fornicación y adulterio. Pero, los israelitas se prostituyeron “siguiendo a dioses extraños”. La Iglesia es la esposa de Cristo y el celo de Dios por Israel es el mismo que el de Jesucristo por la iglesia (24). También en sentido metafórico fornicar es una forma ilícita de lucrar en el comercio: con ganancias espurias, deslealtad comercial, publicidad engañosa; en la prestación de servicios: falseando información o antecedentes para evadir impuestos, encubriendo costumbres corruptas o falta de responsabilidad social, afectando a las instituciones y el medio ambiente. Las Defensorías de Consumo y Servicios no existirían si no hubiese tal corrupción comercial que esquilma a consumidores y usuarios poco prevenidos (25). c) Denuncian los cultos paganos que prostituían a mujeres y varones consagrados a los dioses. El AT menciona la antigua costumbre oriental de la prostitución sagrada o cultual. Los hombres consagrados al culto de una divinidad que cometían abusos sexuales reciben el nombre de gedestm ohieródulos, que significa separados; y las mujeres: gédesót que significa prostituta sagrada. La Vulgata llama a los primeros ef feminati, o scortatores. La prostitución se practicaba en los santuarios paganos con el fin de recaudar fondos para el culto de la divinidad local. En Babilonia existía ciertamente esta costumbre, como consta por el Código de Hammurabi, que reglamenta la vida y la herencia de las prostitutas sagradas. En los santuarios cananeos había también mujeres y hombres dedicados a la prostitución cultual. Las costumbres cananeos tentaron siempre a los israelitas. Los israelitas imitaban a los cananeos en su prostitución sagrada que se practicaba en lo alto de las colinas(26); Los profetas denunciaban numerosos casos de prostitución en los lugares de culto (27); Los libros ‘apócrifos’ (no incluidos en el canon original) abundan en su condena de estas prácticas. VISIÓN DE LA INMORALIDAD EN EL NUEVO TESTAMENTO Ante Jesús, los judíos se presentaban como no nacidos de fornicación, como fieles a la Alianza antigua. El Maestro de Galilea no les oculta la realidad de la prostitución en la vida ordinaria del pueblo judío pues la llama “generación malvada y adúltera”; y les revela que su predicación alcanza a las prostitutas y los publicanos. Jesús condena la inmoralidad, pero profundiza su juicio llegando a la raíz interior, la fuente del pecado que está en el corazón; la voluntad que consiente con los malos deseos (28). Los apóstoles enseñan que la fornicación es una de las tres cosas que se deben prohibir a los cristianos convertidos del paganismo, donde era cosa común, y en la que habían caído los judíos y algunos cristianos. La condenan con toda severidad y mandan abstenerse de tal pecado pues es uno de los que excluyen del Reino de Dios (29). Para Pablo los cristianos, tanto varones como mujeres, deben abstenerse de la fornicación porque son iguales ante Dios; recomienda la mortificación de la vieja naturaleza y aconseja el matrimonio a quien no pueda mantenerse casto recordando que el cuerpo del cristiano es templo del Espíritu Santo (30). En el Apocalipsis vimos ya que el término porneia es empleado en las cartas a Pérgamo y Tiatira; también lo es cuando afirma que, en los últimos tiempos, los hombres no se convertirán de sus fornicaciones. Leyendo los capítulos 17 a 19 cita la idolatría como a una potencia enemiga de la iglesia alimentada por Satanás, y menciona a la Gran Ramera, en alusión a Roma como centro del paganismo y foco de la idolatría; ella seduce a pueblos y reyes con su política, comercio, ídolos y corrupción de costumbres (31). En nuestra próxima concluiremos con este tema árido e, injustificadamente, ausente en la agenda de muchas iglesias locales. Reconozcamos que nadie está libre de pecar, que ocultando nuestros pecados o minimizando nuestras tendencias erróneas no habremos de contribuir al desarrollo de nuestra comunidad de fe. El Señor nos invita a arrepentirnos y cambiar el rumbo. Su paciencia parece ilimitada, pero llega el día en que el tiempo de su gracia se habrá cumplido. Esa mujer Jezabel no se arrepintió. ¿Qué haremos nosotros? En la próxima: Al que venciere le daré autoridad sobre las naciones. Hasta entonces, si el Señor lo permite. ---------------------------------------------------------------- Notas Ilustración: el arrepentimiento no es malo, pero duele aceptarlo. 1. 1ª Reyes 16:31 2. Ibíd.18:13,19 3. Ibíd. 21 4. 2ª Reyes 9:22 5. María (o Miriam): Éxodo 15:20; Débora: leer Jueces 4 y 5; Hulda: 2ª Reyes 22:14; 2ª Crónicas 34:22 6. Ana: Lucas 2:36; las cuatro doncellas hijas de Felipe: Hechos 21:8,9 7. 2ª Reyes 23:5; Sofonías 1:4; 1ª Corintios 6:9; Apocalipsis 21:8; 22:15; Hebreos 1:1; 2ª Pedro 1:19; 1ª Corintios 11:1-16; Efesios 5:21-33; 1ª Timoteo 2: 1-15; 3: 1-16; Tito 1: 5-16; 1ª Pedro 3: 1-17; 1ª Tesalonicenses 4: 2-7 8. William Barclay, COMENTARIO AL NUEVO TESTAMENTO, Tomo 16, El Apocalipsis (I), página 50 9. Apocalipsis 2: 20,21 10. 1ª Corintios capítulos 8, 9 y 10 11. Hechos 15:20; recomiendo leer todo el capítulo 15 12. Ibíd. 15:28,29 13. Isaías 3:9 14. Apocalipsis 21:27 15. El verbo hebreo üinúlt: fornicar, practicar la prostitución, Oseas 3:3; Jeremías 3:6-8; Ezequiel 23:19; Salmo 106:39; el sustantivo hebreo zónáh: prostituta (meretriz), Génesis 34:31; 38:15; Josué 6:17; Levítico 21:7; Idc 11,1; 16,1; 1ª Reyes 3:16; el sustantivo hebreo zénúnim: fornicación, sinónimo de prostitución, Génesis 38:24; 2ª Reyes 9:22; Ezequiel 23:11-29; Oseas 1:2; Nahúm 3:4 y zénút: Oseas 4:11 aplicable a la relación sexual extramatrimonial de la mujer. La del hombre no estaba prohibida al principio, si no tocaba a la ‘mujer’ del prójimo. Los términos hebreos mencionados se refieren tanto a la meretriz propiamente dicha (Levítico 21:7; Josué 2:1; Idc 11,1), como a la mujer infiel a su marido (adúltera) Oseas cap. 1-2; Ezequiel 16 y 23, y a la prometida que engaña a su prometido a quien pertenece legalmente, Génesis 38:24. El libro de Proverbios no diferencia el adulterio de la prostitución: 30:18-20; 23:27); alerta al hombre para no perder su vigor y sus bienes con las prostitutas: 29:3; 31:3; advierte a los jóvenes de los peligros de la fornicación 5:25 ss.; de la seducción y el falso amor que conduce a la perdición moral: 2:18; 5:5; 7:1 ss.; 7:26-27; amonesta al casado para no dejarse seducir por la mujer ajena o por la prostituta: 6:24-35. Incluye como sinónimos de ‘mujer adúltera’: zarah, extranjera, y nokriyyah, forastera para la mujer de otro, esposa, casada legalmente: 2:16-17; 5:3,20; 6:24-26; 7:5; 9:3,13-18; 22:14; 23:27. La Setenta traduce el hebreo fornicar porneuo, el adjetivo porne y el sustantivo porneia. La Vulgata los traduce al latín como fornicatio, prostitutio, moechia, impudicitia, immunditia. 15. Deuteronomio 22:13-30 16. Ibíd. 22:22 y siguientes 17. Levítico21:7,14 18. Ibíd. 19:29 19. Deuteronomio 23:3 20. Levítico 21:9 21. Tamar: Génesis 38:14-15; Nínive: Jonás 1:2; capítulo 3; Mateo 12:41; Lucas 11:32; Sodoma y Gomorra: Génesis 13:13; 18:20,21; 19:1-28; Deuteronomio 29:23; Jeremías 49:18; 50:40; Lamentaciones 4:6; Ezequiel 16:49; Amós 4:11; Mateo 11:23.24; Lucas 17:29; Romanos 9:29; 2ª Pedro 2:6-9; Judas 1:7 22. Oseas 1 a 3 23. Isaías 1:21;Jeremías 3:2-13; Isaías 57:6-13; Ezequiel 16 y 23 24. Salmo 73:27; Éxodo 34:16; Levítico 17:7;20:5;Números 14:33; Deuteronomio 31:16; 2ª Reyes9:22; Isaías 54:5; Jeremías 3:20; Éxodo 34:15; Deuteronomio 31:16; Oseas 9:1; 2ª Corintios 11:1 y ss; Efesios 5:24-28 25. Proverbios 20:10,23; Isaías 1:23; 23:15-18; Miqueas 2:1,2; 6:11; Nahúm 3:1-7; Habacuc 2:9; Mateo 6:19,20; 21:13; Marcos 4:19; 1ª Corintios 6:10;1ª Timoteo 3:8; 6:9,10; 2ª Pedro 2:14 26. Jeremías 2:20; 3:6; Oseas 4:12-14. Los reyes eran juzgados por hacer lo bueno o malo delante de Jehová si mantenían o quitaban los altares idolátricos en los ‘lugares altos’ 27. 1ª Reyes 14:24; 15:12; 22:47; Jeremías 3:2; 5:7 y siguientes; Oseas 4:14; Amós 2:7 28. Juan 8:41; Mateo 12:39; 16:4; Marcos 8:38; Mateo 21:31,32; Lucas 15:30; 7:37-39,47,56; Mateo 21:31,32; 5:28; 15:18,19 29. Hechos 15:20,29; 21:25; Romanos 1:27-29; 2:22; 1ª Corintios 5:1,11; 2ª Corintios 12:21;Gálatas 5:19; Efesios 5:5; 1ª Corintios 6:18; 10:8; Hebreos 13:4; 12:16; 1ª Corintios 6:9,19; 1ª Timoteo 1:10 30. Colosenses 3:5; 1ª Corintios 7:2; 6:13-20 31. Apocalipsis 2:14, 20; 9:21; recomiendo leer los capítulos 17 a 19

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