Eli Stunt: la generosidad viene del corazón

Diplomada en Magisterio, misionera, y apasionada por el ministerio con la infancia en situación de riesgo.

09 DE JUNIO DE 2012 · 22:00

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Charlamos con Eli Stunt, diplomada en Magisterio, misionera, y apasionada por el ministerio con la infancia en situación de riesgo que desarrolla la Asociación Arco Iris-Turmanyé en Huaraz-Perú, Ministerio apoyado, entre otras organizaciones, por Alianza Solidaria. Aprovechando una breve visita de Eli Stunt a España, quisimos conocer más de cerca uno de los programas que desarrolla Arco Iris-Turmanyé; en concreto, el programa Chicos trabajadores de la calle. En Perú, según informes de UNICEF y la OIT, más de tres millones de niños trabajan en condiciones que entrañan peligro para sus vidas. En Huaraz, más de 500 realizan algún trabajo para obtener exiguos ingresos. Pregunta.- ¿Por qué decides dejarlo todo y servir en un país como Perú? Respuesta.-Mis padres son obreros (española e inglés); en casa siempre tuvimos visitas de obreros, misioneros… Además, desde pequeña, constaté la necesidad de obreros para la misión. Y crecieron en mí los deseos de servir desde temprano. Cuando terminé la carrera, pregunté al Señor sobre lo que quería de mí; y pensé en opciones para elfuturo. Él me contestó con Ezequiel 3.17-18: “Hijo de hombre, yo te he puesto por atalaya… Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás; y tú no le amonestares… el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano”. Entendí que cualquiera de las opciones sería idónea, porque podría servirle entre creyentes o no. Siempre tendría la oportunidad de ser como el atalaya. Varias veces durante mi tiempocomo maestra le dije: Aquí tienes mi trabajo, pero dime con seguridad lo que quieres. Dios me confirmó que estaba bien que siguiera en Madrid. En una ocasión me sentí incómoda en mi trabajo, sin motivo alguno. Llevaba trabajando desde hacía diez años en un colegio del Estado y nunca había tenido conflictos ni motivos para aburrirme. Me di cuenta que durante esos diez años le había estado preguntando al Señor y ahora él me estaba respondiendo. Dios quería que dejara mi trabajo. No pensé en ningún momento en trabajar en el extranjero, pues sabía que en España había mucha necesidad de obreros para difundir el Evangelio. Oré. Sin embargo, todas las oportunidades de ministerio en el país se me cerraron. Surgió la oportunidad de asistir a una conferencia misionera en la que se habló de misión transcultural, sobre circunstancias a las que hay que enfrentar y si estamos dispuestos a soportarlas. Y nos preguntaron si estaríamos dispuestos a servir de esa manera. Yo sentí que Dios me decía: Tú has estado preguntando, me has ofrecido tu vida… ¿De verdad estás dispuesta? Ese día descubrí que me iría a otro país. P.- ¿Por qué elegiste Huaraz? R.-Posteriormente, pedí consejo a la gente que me conocía, a los ancianos de mi iglesia… La verdad es que el mundo resulta enorme… Pero Dios aprovecha lo que ya hemos vivido. Yo había trabajado con niños en situación de desestructuración familiar, de violencia… Mis ancianos me dijeron: “Es probable que Dios te utilice en situaciones difíciles. Esos niños están en otros países”. Pensar en ello me abrió un poco las puertas y también el hecho de recibir información constante desde Latinoamérica: Argentina, Bolivia y Perú. En 2002 viajé a Perú. Mi iglesia ya apoyaba la obra de Arco Iris. Volví en 2004 y le pedí a Dios una respuesta concreta: ¿Debía quedarme en Perú? En cada lugar que visité, alguien me dijo: “Si Dios te está llamando, ven”. También en un Instituto orientado a preparar maestros de Escuela Dominical en Lima necesitaban apoyo en la enseñanza, era otra posibilidad. Viajé a Huaraz y subí a Canchakuta. Allí, mientras hacíamos un devocional con los niños, leí en Deuteronomio 26.9 la respuesta del Señor: “Dios nos trajo a este lugar, y nos dio esta tierra…”. Ahí estaba la respuesta a 10 años de preguntas. Y pasé al pasaje siguiente: “… Oirás, pues, la voz de Jehová tuDios, y cumplirás sus mandamientos y sus estatutos, que yo te ordeno hoy”. Me reuní con María Jesús y Jesús (matrimonio que servía allí), y la respuesta se completó. Resulta que ellos habían estado orando por una persona que ayudara en el ministerio justo el mismo día que yo estaba en la conferencia misionera. Y yo no lo sabía, era parte de la respuesta de Dios a su petición. Al regresar a España, mi hermano comentó: “Sabía que te ibas a ir a Perú”. Realmente Dios coloca delante a personas que nos fortalecen y estimulan. P.- ¿El ser extranjero ayuda a la hora de llevar a cabo tu ministerio? R.-No saldrá perfectamente, pues nunca dejarás de ser gringa (así llaman allá a los foráneos); aunque quieras parecerte. Debo tratar de entender, pero no puedo eliminar las ideas que tengan sobre los extranjeros. Jesús vino haciéndose semejante a los suyos, participó de lo mismo; asumió lo que teníamos los humanos. Dice Pablo en Filipenses: “Haya pues, en vosotros, el mismo sentir que hubo en Cristo Jesús”. Los primeros años se nota que eres de fuera; luego, se va descubriendo más cosas; su reacción al Evangelio será más positiva si encaja en el contexto de su vida. Para ellos, la comida es lo más importante, todo se decide alrededor de una mesa; por lo tanto, yo no puedo despreciar una invitación a comer. Si rechazas, podrás estar cerrando una puerta, pues ellos te están ofreciendo su confianza. Hay que conocer, adentrarse en su cultura y costumbres. No ser orgullosos y creer que somos los mejores. P.- La situación socio-económica y política de Perú va mejorando… ¿Piensas que esto va a revertir en la población en situación de pobreza? R.-Creo que están mejorando. Se parece a la España de hace 30 años. Cuando hay un mayor nivel se empiezan a valorar más los derechos. Están siguiendo el modelo de Europa y los EE.UU., que ahora están en una situación complicada pero en su momento lucharon por los derechos de las personas. Lo hemos vivido y se han logrado avances muy importantes, tanto que hasta los niños denuncian los maltratos paternos… P.- ¿Es más fácil evangelizar en los países en vías de desarrollo? R.-Sí. P.- ¿Por qué? R.-Porque la gente sabe que tiene necesidad de ayuda. Un Salvador es necesario. Están más abiertos al Evangelio. Reciben mejor lo que Dios ofrece. En la sociedad europea, individualista de por sí, no se quiere reconocer la necesidad de ayuda. En ella no tiene cabida el papel de un Salvador. P.- ¿Por qué hay niños deambulando por las calles de Huaraz? R.-Empiezan por una necesidad económica familiar. Para comprar el material para el colegio, por ejemplo. Luego, les gusta y se quedan más tiempo del necesario. Se van habituando a estar más tiempo con los compañeros, a comprar ropa, volver a casa sólo para comer… La vida de la calle engancha. P.- ¿Cómo entra en juego Turmanyé? R.-Porque no había ninguna institución, ni pública ni privada, atendiendo esa realidad. Nosotros sabíamos que había chicos durmiendo en la calle, y teníamos la Casa-hogar, pero ellos no querían entrar en ese régimen. Había que buscar soluciones alternativas, ya que el Estado y otras instituciones no estaban ni están dispuestos a asumir los retos sociales que tienen y a establecer políticas eficientes para alcanzarlos. En Huaraz existen alrededor de 500 niños, adolescentes y jóvenes, de los cuales conocemos personalmente a algo más de 200. Realizan trabajos en la calle en situación de precariedad y riesgo físico y social. Gran parte de ellos realizan trabajos como limpiabotas o vendedores ambulantes, o se dedican a mendigar. Además de abandonar los estudios, pasan mucho tiempo en la calle, lo cual aumenta el riesgo de caer en la drogadicción, delincuencia o en la prostitución. Gracias al apoyo de muchos podemos trabajar en un Centro Recreativo y de Apoyo Social, donde les podemos atender y realizar actividades (juegos, estudios bíblicos, discipulado). P.- ¿Cuál es la dinámica que se sigue con los chicos? R.- Primero los conocemos, los visitamos en su lugar de trabajo (la calle) y les pedimos una implicación en el programa, en su propia recuperación. Seleccionamos aquellos que tienen voluntad de integrarse en la dinámica de trabajo; quienes quieran tomar pasos de cambio. Para ello contamos con el Centro Recreativo ya mencionado. Así podemos conocerlos mejor y nos permite pensar en cómo actuar y ofrecer alternativas. A través del juego y otras actividades, se les ayuda a superar etapas de su infancia que no han experimentado por la situación laboral prematura. Nuestro deseo es que también Dios restaure el interior si ellos quieren. Que sean chicos transformados que puedan brillar para sus familias y para los demás. Los de cerca son los que más lo notan y se impactan; por eso, algunos se convierten. Pero falta mucho por hacer todavía, y necesitamos muchos granitos de arena. No todo queda en el trabajo con los chicos; a través de ellos llegamos a las familias para intentar un apoyo más integral y preventivo. También se ha podido intervenir a través de un Centro de Formación Ocupacional, donde, mediante talleres de panadería, pastelería y artesanía textil, se les ha podido dar una alternativa formativa y laboral. Es una labor donde los cambios se van dando lentamente, pero es un gozo ver cómo Dios puede ir obrando en la vida de algunos. Y seguimos necesitando de vuestra ayuda. P.- ¿Cuáles son las necesidades más urgentes del programa “chicos trabajadores de la calle”? R.-En primer lugar, recursos para seguir contando con un local en alquiler donde pueda seguir funcionando el Centro Recreativo y de Apoyo Social. Y también se necesitan varones maduros y con carga pastoral para atender a los chicos. Estos chicos deben tener modelos adecuados porque nunca los han tenido; incluso cuando son salvos no saben qué se espera de ellos, no saben qué modelo seguir. Hay respuestas que las mujeres no podemos darles. P.- España está pasando por una situación económica crítica. ¿Por qué seguir apoyando la obra en Perú? R.-En España, durante la posguerra, los creyentes fueron muy generosos. Realmente se valora más cuando hay necesidades. Para un creyente, la generosidad no tiene que ver con las posibilidades económicas, tiene que ver con el corazón. A lo largo de toda la Biblia se nos recomienda cuidar de los extranjeros, de los huérfanos, de las viudas. Hoy su equivalente en Perú, y concretamente en Huaraz, son los niños trabajadores de la calle, los que han sido abandonados, o sufrido violencia; los huérfanos; las mujeres que solas luchan por sacar adelante a sus hijos… Nosotros no elegimos los lugares, las personas. Dios nos pone delante a esas personas y sólo nos queda hacer su voluntad. Está claro que no es una asignatura optativa. P.- Las estadísticas muestran un crecimiento imparable de los evángélicos en Perú… ¿La cantidad va acompañada por la calidad? R.- Hay un déficit en cuanto a la enseñanza y discipulado. Es un problema que se extiende por todo el país, debido al crecimiento tan acelerado. Finaliza la entrevista. Gracias, Eli, por dedicarnos un tiempo y contarnos noticias recientes sobre este ministerio que tanto nos sensibiliza y compromete. Deseamos que el Señor continúe bendiciendo esta labor entre los más necesitados y nos siga moviendo a misericordia. Para mayor información, contactar con: [email protected]/ 93 420 80 72

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