Bianca Lauran, nueva directora de Misión Urbana de Madrid

Toma el relevo del invaluable trabajo realizado por Juan Simarro.

21 DE ABRIL DE 2012 · 22:00

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Hablamos con Bianca Lauran, la nueva directora de Misión Evangélica Urbana de Madrid, quien toma el relevo del invaluable trabajo realizado por Juan Simarro. Es rumana, licenciada en Trabajo Social por la Universidad Complutense de Madrid y con amplia experiencia de trabajos tanto en lo público como en el área de las obras sociales de diferentes iglesias donde ha colaborado. Y está al lado de los más desfavorecidos. Desde Misión Urbana destacan de ella “su compromiso, entrega, disciplina en el trabajo, su sensibilidad en el trato con los usuarios, su disposición a visitar iglesias y a estar en contacto con las personas e instituciones que apoyan MU”. “Acoge todas las facetas del trabajo de la Misión; todo lo acepta y está ya de lleno trabajando en ello”, recalcan. Pregunta.- ¿Una rumana al frente de Misión Urbana? ¿Quiere decir que ya no hay judío, ni griego, ni esclavo, ni mujer, ni hombre…? ¿Es normal esto entre las entidades cristianas de cada país? Respuesta.-Como dice también la Biblia en la primera parte del versículo 28 de Hechos 15, “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros...”, de la misma manera podría decir que ha pasado también en la elección del nuevo director de la Misión Urbana de Madrid. Creo que fue en primer lugar el Espíritu Santo quien guió a los hermanos encargados de la selección y luego su valoración personal de que yo pudiera servir al Señor a través de esta gran obra, que es Misión Evangélica Urbana de Madrid. Ellos tienen la firme convicción de lo que la Biblia afirma en Gálatas 3:28: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.Creo que todos sabemos que Dios puede obrar de la misma manera con cualquier persona que quiere estar a su disposición sin importar raza, color, nacionalidad, sexo o edad. Vemos a un José demasiado joven conduciendo un imperio egipcio, vemos a un jovencito David venciendo a ese gigante que un ejército entero no consiguió, vemos a una joven Ester que consigue librar de la muerte a toda una nación, y los ejemplos pueden seguir... Todos estos tuvieron algunas cosas en común, entre las cuales podría recordar la juventud y la gracia del Señor haciéndose visible en medio de su debilidad. Si esto pasa en las entidades cristianas de cada país, no lo podría decir con exactitud. Quizás, sí es un acto pionero entre las Misiones Urbanas de España. Para mí estar en una entidad como Misión Urbana es un sueño que desde pequeña he tenido y ahora el Señor hizo realidad. Siempre he soñado con poder estar en una entidad que atendiera a los más necesitados a la vez que sirviera al Señor. Me he sentido un poco como aquel joven Gedeón, quien no podía creer que Dios le encomendaría una tarea tan importante. Pero llena de ilusión, deseo y esperanza en El Señor; Él hará grandes cosas con nosotros si estamos a su disposición. P.- ¿Cuáles los retos para esta nueva etapa de Misión Urbana que se enmarca dentro de una coyuntura económica y social en crisis? R.-Los retos para Misión Urbana, si podemos decirlo así, son varios y desde distintos planos. En mi opinión el kilómetro cero de toda buena obra, sea en el ámbito de la acción social, en el plano profesional, familiar, es una buena relación personal con el Señor. Es de allí de donde sacamos la visión que necesitamos para el futuro y el ferviente amor por los demás, que empuja a la Misión a no conformarse nunca con lo que ya está implementado, sino a seguir ampliando, seguir sirviendo, seguir mejorando todos los días. Con su ayuda, y a través de su gracia, y nunca mejor dicho en estos tiempos en que vivimos, queremos además de profesionalizar un poco más los servicios, llegar a otros colectivos, si El Señor lo permite. Todavía España es el principal país europeo de tránsito y destino de mujeres explotadas sexualmente, y la verdad es que tenemos en el corazón poder llegar a este colectivo en el futuro. Queremos atender a los niños del barrio a través de más actividades, así como también al gran número de personas sin techo que cada mañana vemos a la salida del metro y, por qué no, a aquellas mujeres procedentes de países árabes que necesitan alfabetizarse y nosotros podemos mostrarles el rostro de amor de un Dios que todavía no conocen. Queremos ir ampliando los sectores de atención social, y que se sumen a los ya consolidados desde hace varias décadas. No nos vendría mal otro centro, además de los dos que ya tiene la Misión, o quien sabe si El Señor nos mostrará que nos necesita también en otros países donde hay mucha necesidad... Planes hay muchos, pero de momento queremos estar con el oído y los ojos del corazón abiertos, para detectar bien cuál es la ruta a seguir. Por otra parte, como muchos saben, Misión Urbana de Madrid es un proyecto que surge del corazón de los creyentes y de varias iglesias de la zona. Fue dirigida durante muchos años por hermanos/as con una gran conciencia en cuanto a la necesidad de luchar y velar por los derechos de los demás. Entre ellos, puedo recordar a Juan Simarro, quien durante más de 26 años ha luchado por cumplir con esta gran misión de ayudar al más necesitado. También hay un gran equipo de obreros que, aunque lo hacen voluntariamente, ponen todo el empeño, el tiempo y los conocimientos para hacer las cosas de una manera profesional y con amor, como para el Señor. Otro reto es seguir contando con su apoyo para el futuro, porque son la base de la Misión junto con todos aquellos voluntarios que puntualmente, o habitualmente, colaboran para llevar a cabo todos los proyectos sociales que la Misión tiene en su corazón. Además, un reto y una necesidad, por decirlo así, es seguir contando con el apoyo de los actuales donantes y motivar a los nuevos que quieran colaborar a través de sus donativos, si el Señor ha puesto en su corazón el deseo de ser partícipes de esta gran obra. El equipo directivo confía en que el Señor proveerá este detalle también, como sólo Él lo sabe hacer. P.- ¿Qué requisitos debe reunir una persona que está al frente de un ministerio que vela por los intereses de los desfavorecidos? En primer lugar no creo que haya un prototipo, pero sí unas características que tienen que estar presentes en esta persona. Destacaría el amor por servir a los demás, siguiendo el ejemplo de servicio que el mismo Señor Jesús nos enseñó en tantas ocasiones. Deseo de proteger especialmente a los más desprotegidos, de hacer justicia al que necesita ser defendido y capacidad para ponerse en el lugar del otro para entender mejor por lo que puede estar pasando. Y creo que es importante hacerlo hasta en las cosas mínimas, del día a día. Sentirse disconforme con las injusticias que ocurren en el mundo e intentar poner el granito de arena para que las cosas sean un poco mejores, si no es posible cambiarlas. Creo que tiene que ser una persona entregada, a la que no le importen los horarios y esté dispuesta a poner todo su tiempo y disponibilidad para el ministerio. Por otra parte, también hace falta tener esos conocimientos técnicos y profesionales que la ayuden a gestionar la parte administrativa de la entidad, que también tiene su importancia y es el soporte para que la atención social se pueda llevar a cabo. En Misión Urbana hay todo un equipo dispuesto a colaborar en todo lo que tiene que ver con la parte administrativa y técnica, lo cual facilita mucho la labor del director. P.- Como cristianos, ¿podemos aspirar a “vacas gordas” aun en medio de la crisis por la que atraviesa nuestro país? R.-Al hablar de vacas gordas, vamos con el pensamiento al Egipto de los tiempos de José. Estoy convencida que las riquezas de este mundo, aunque se encuentran en manos de pocos, pertenecen en realidad al Señor. Por eso, creo que Sus graneros todavía están llenos y seguirán estándolo. Esto no quiere decir que Misión Urbana, como entidad, necesariamente tendrá que tener las cuentas del banco llenas. Quizás podremos ver la provisión de Dios través de “las dos monedas de la viuda”; siendo así conscientes que dependemos totalmente del Señor. Lo mismo pasa en el plano personal de cada creyente. Lo que sí tengo claro es que Dios, muchas veces, obra de las maneras en las que nosotros no nos esperamos, y Él puede hacer que en medio de una crisis económica sus hijos tengan abundancia. De hecho, la Biblia promete que los justos no tendrán falta de pan y que, si le seguimos a Él, seremos cabeza y no cola. Pero, por otra parte, también creo que los creyentes, al saber que nuestro tesoro no se encuentra en este mundo, no tenemos necesidad de acumular grandes fortunas, y si las tuviéramos seguramente su propósito sería bendecir a los demás a través de ellas. P.- ¿Piensa que hay una base bíblica para la Acción Social? Algunos lo dudan. R.-Son muchos los ejemplos bíblicos, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, en los que el Señor nos motiva y nos encomienda a cuidar de los más necesitados. Versículos concretos del libro de Deuteronomio, capítulo 10 versículos 18 y 19, capítulo 24 desde 17 a 21, en los cuales Dios pide a los israelitas que amen y suplan las necesidades de la viuda, del huérfano y del extranjero, los colectivos más desprotegidos en aquel entonces. Si vamos al Nuevo Testamento, los ejemplos abundan mucho más; vemos desde las campañas de ayuda mutua entre iglesias, que el mismo apóstol Pablo coordinaba; vemos cómo se les motivaba a cuidar de las necesidades de sus miembros más desfavorecidos como las viudas y los huérfanos. También tenemos como ejemplo la misma obra del Señor, quien tenía compasión de los enfermos, sanándoles, juntándose con los excluidos y marginados, amando a los pecadores, dando de comer a las multitudes, es decir, cuidando de las necesidades de los demás, tanto físicas como espirituales y emocionales. Ejemplos de versículos concretos hay muchos, pero podría recordar algunos que para mí son muy llamativos, como las palabras del Señor en Mateo 20:28: “y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos”. Otra imagen muy llamativa es cómo el mismo Dios, que participa en la creación del mundo, coge la toalla para limpiar y secar los pies de sus discípulos. Cuánto más espera Él de nosotros que nos inclinemos al que a los ojos de este mundo no tiene mucho valor. Podemos decir que la acción social se ha iniciado entre los miembros de la iglesia primitiva. Es una pena ver, muchas veces, que personas no creyentes tienen más inquietud en ayudar y servir a los demás que los propios cristianos, quienes tienen como prototipo el ejemplo de Jesús. P.- ¿Por qué cree que ha habido tantos recelos al trabajo social en las iglesias? ¿Se ha priorizado sólo la vertiente espiritual? R.-Es posible que fuese éste el motivo. Quizás no se ha entendido bien que la acción social de la iglesia tiene como base los valores cristianos y la puesta en práctica de los mismos. Personalmente creo que la espiritualidad sincera y genuina te lleva a la práctica de la obra social de una u otra manera. El trabajo social en si es una profesión que surge de la práctica de fe de los primeros creyentes, y con el tiempo se ha ido separando de la parte espiritual. Sin embargo, hoy en día puede ser una herramienta muy útil para dar un servicio más profesional y mejor organizado dentro de la obra social de cada iglesia. P.- Si la fe que decimos tener no actúa ante la injusticia social, la falta de dignidad de tantos y tantos… frente a la situación de los marginados y excluidos que abarrotan las sociedades individualistas e insensibles, ¿diremos que vana es? R.-No se me ocurre mejor respuesta que este pasaje de Santiago 2:14-17: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaros y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma”. El mensaje de este versículo es muy claro, la fe tiene que actuar. La fe sin obras, sin compromiso con los demás es muerta en sí misma, porque creo que la esencia de la vida cristiana tiene que ver con servir, servir a Dios y, siguiendo el ejemplo del Señor Jesús, servir a los demás. Tenemos que actuar ante las injusticias, levantar la voz, defender al indefenso, mostrar que en una sociedad como la nuestra uno puede ser también sensible a las necesidades de los demás. P.- ¿Cómo se favorece la integración socio-cultural de los extranjeros? R.-En primer lugar reconociendo que todos somos iguales, aunque seamos de diferentes países. Mostrando la aceptación y el respeto por lo que es el otro como persona. Hoy en día hay muchos proyectos, tanto de las instituciones públicas como de las privadas, encaminados a propiciar la integración social de las personas procedentes de otros países. Sin entrar en términos técnicos relacionados con el tema, diría que la integración es un aspecto que se tiene que trabajar desde varios ámbitos: laboral, social y cultural. Para que alguien de fuera se sienta integrado y a gusto en una sociedad de acogida, tendrá que tener las necesidades básicas cubiertas y tener la seguridad de un puesto de trabajo que le permita vivir dignamente y alcanzar los objetivos que se ha marcado en este plan, al emigrar de su país de origen. Pero también hace falta trabajar aspectos desde el punto de vista social y cultural. Es necesario que el que viene de fuera conozca las leyes, las costumbres, el idioma para que pueda relacionarse y comunicar con la sociedad a la que ha llegado. Pero también tiene que saber que su propia individualidad es única y que tiene cosas positivas para regalar a la sociedad a la que llega. Creo que nosotros como cristianos/iglesias tenemos aquí una gran misión encomendada. P.- ¿Hay racismo en las iglesias? R.-Creo que depende de cada comunidad en parte y de las personas que la integran. El racismo, que surge de la idea que mi raza/nación/cultura es superior a las demás, no tendría que existir. El miedo y el rechazo a lo ajeno es algo inherente en la psicología del ser humano, y los creyentes, por ser humanos, no nos libramos tampoco. Pero tenemos que ser conscientes de que el Señor quiere unidad sincera, respeto y amor genuino entre todos los miembros de una iglesia, indiferentemente de cuál sea su procedencia. Un cristiano verdadero sabe que delante de Dios todos son iguales, con las mismas capacidades y derechos. Él murió por toda la humanidad y mandó a los discípulos a evangelizar el mundo entero; por lo tanto, nos quiere en igual medida a todos. P.- ¿De qué manera se puede colaborar con vuestra Misión? R.-Te agradezco la pregunta. Son varias las modalidades por las que se puede colaborar con la Misión. Lo primero que necesitamos es respaldo en oración. También hacemos un llamado a que los jóvenes se impliquen como voluntarios en las distintas actividades y proyectos sociales que tenemos puestos en marcha: sea en los campamentos de niños y mujeres de cada año, sea en el reparto de los alimentos, sea en los diferentes talleres que tenemos para la búsqueda de empleo y para la integración socio-cultural de las personas inmigrantes. Si alguien siente que quisiera colaborar de alguna manera, pero no tiene muy claro cómo podría hacerlo, que no dude en ponerse en contacto con nosotros para poder orientarle y comentarle todas las posibilidades en la que podría hacerlo. Otro modo de colaborar con Misión Urbana es a través de los donativos. También son necesarios para poder llevar a cabo todas aquellas cosas que el Señor pone en nuestro corazón, con el fin de cubrir tantas necesidades que vemos surgir a raíz de esta etapa de crisis en la que vivimos. Para más información pueden visitar la página Web: www.misionurbana.org, escribirnos a [email protected], llamarnos al número 91.53.92.984 o incluso hacernos una visita en la Calle Calvario Nº 12. También tienen a disposición nuestra cuenta de Facebook: “Misión Urbana de Madrid” para dejarnos cualquier sugerencia y estar al día con las novedades que van surgiendo. Finaliza la entrevista. Gracias, Bianca, por dedicarnos un momento entre tantas actividades. Que el Señor bendiga la labor que inicias al frente de esta Misión que tanto bien hace a los más necesitados. Que todos sepamos acogerte y respetarte. Pues la obra es del Señor.

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