Billy Graham: Casi en Casa

Julio Durán Neumann, empresario chileno, dijo en cierta ocasión: «La alegría de viajar la da la perspectiva del retorno a casa».

27 DE AGOSTO DE 2011 · 22:00

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Juan Rojas Mayo, me dijo un día: «Prefiero que mi esposa se vaya antes para que no tenga que sufrir lo que sufriré yo cuando me quede solo» y aunque en plan de amigos le repliqué: «¡Sinvergüenza! ¡Lo que pasa es que no te quieres morir!» no deja de tener razón. Cuando observo a mi Cire sin que ella lo perciba (aunque creo que en la intimidad de su ser sí sabe que la estoy mirando) me hago la misma pregunta que muchos hombres se hacen: «¿Seré capaz de soportar su partida si se va antes que yo?». Billy Graham, héroe de mil batallas, está por cumplir en estos días 93 años.Predicó cientos, si no miles de sermones; fue instrumentalizado por Dios para guiar a multitudes a los pies de Cristo; escribió libros que por generaciones han llevado aliento y bendición por los cinco continentes y ahora, cuando ya parece vislumbrar los contornos de «la Casa del Padre» se ha atrevido a escribir Casi en Casa (*). Si bien su libro está inspirado en «la perspectiva del retorno», no deja de gravitar en él ese sentimiento tan humano que se da en un cónyuge que ha tenido que llorar la partida de su compañero o compañera después de toda una vida juntos. Él dice: «Pronto cumpliré noventa y tres años, y sé que no resta mucho para que Dios me llame a casa en el cielo. Más que nunca espero ese día; no sólo por las maravillas que sé que el cielo tiene guardadas para mí y para todo creyente, sino porque sé que finalmente todas las molestias y aflicciones que me agobian en esta etapa de mi vida se acabarán. En el año pasado los problemas físicos comunes a la vejez en realidad han hecho mella en mí. También espero ese día porque me volveré a unir con Ruth, mi amada esposa y mejor amiga por casi sesenta y cuatro años, que fue a su hogar en el 2007 para estar con el Señor que ella amó y sirvió con tanta fidelidad. Aunque me regocijo porque las luchas de ella con la debilidad y el dolor se acabaron, todavía siento como si me hubieran arrancado una parte de mí mismo, y me hace más falta de lo que jamás pude imaginarme». Para quienes recientemente participaron en la cadena de oración a favor de nuestro amigo y hermano John Mills, de Greensboro, North Carolina no será desconocido que él partió a las mansiones celestiales, hecho que ocurrió el domingo 29 de mayo, casi 10 meses después de habérsenos informado de su enfermedad (Ginger, su esposa: John is having some health issues. We would appreciate your prayers for him as he has been having many tests done to try to diagnosis the reason he is having such extreme fatigue and weakness. «John está teniendo algunos problemas de salud. Agradeceré sus oraciones mientras se somete a varios exámenes para establecer la razón por la que está padeciendo de fatiga extrema y debilidad».) Aquella nota fue para nosotros el comienzo del drama; no para Ginger. Su nota del 30 de mayo, simplemente decía: It is with a very heavy heart that I have to tell you that John passed away yesterday (Sunday) afternoon at Cone Hospital. «Es con profunda tristeza que tengo que comunicarles que John falleció ayer (Domingo) por la tarde en el Hospital Cone». Desde ese 30 de mayo hasta hoy, 25 de agosto de 2011, han pasado 89 días y Ginger, como tuvo que hacerlo Billy Graham y como muchos creyentes que han visto partir a sus cónyuges, padres, madres, hijos, hijas sigue luchando por ajustar su vida al nuevo estilo que le ha impuesto su particular circunstancia. En un correo posterior, ella dice: I know that one day I will go to be with John. I miss him so much, his smile, his loving ways, everything about him, but I could not wish him back from the splendors of heaven back into that decaying body of death. God was merciful! «Yo sé que un día iré para estar con Juan. Lo echo mucho de menos: su sonrisa, su forma de ser tan amorosa, todo lo que tenía que ver con él pero no desearía que retornara de los esplendores del cielo para estar de nuevo en aquel decadente cuerpo de muerte. Dios ha sido muy misericordioso». La de Ginger es la actitud que todo cristiano está llamado a tener. Más tarde, refiriéndose a los momentos finales de la vida de su esposo, volvió a escribir, esta vez para decir: At one point John started looking around the ceiling, up in the corners, and around the room. We asked him what he was seeing and he wrote the number 8, three different times on a piece of paper. Then Ann asked him what he meant by 8 and he held up 8 fingers, rather emphatically, like we should know what he meant. Then, he said, just as plain as day to my great nephew, Lee, who was sitting by the window, "Don't let that one get out the window"! We will always believe there were 8 angels in the room and he could plainly see them and we couldn't! «Hubo un momento en que John empezó a mirar hacia arriba, dirigiendo su vista hacia todos los lados del cielorraso y del cuarto. Le preguntamos qué estaba viendo y entonces escribió en un papel el número 8. Lo escribió tres veces. Ana le preguntó qué quería decir con el 8 y entonces él levantó sus manos y mostró 8 dedos. Lo hizo con actitud enfática como para que no nos quedara duda de lo que quería decirnos. Entonces, dirigiéndose a mi sobrina nieta Lee, que estaba sentada junto a la ventana del cuarto y en una forma tan clara como el dia, le dijo: «¡No dejes que ninguno salga por esa ventana!» Siempre creeremos que fueron 8 ángeles en el cuarto y él los vio tan claramente aunque a nosotros no nos fue permitido verlos». Eso ocurrió a la 1.45. Luego se durmió y a las 2.20, el domingo 29 de mayo, Día de Resurrección, su espíritu regresó a la Casa del Padre. El libro, del Dr. Graham tanto en cuanto a su experiencia como ser humano como en cuanto predicador del Evangelio es una llovizna apacible y reconfortantede consejos y sugerencias surgidos de la fe en un Cristo Señor, Salvador y Rey pero también fundamentados en la implementación mental y espiritual de quien cree en que el retorno a casa es un privilegio reservado a los que creen y han conocido a Cristo como su Salvador. Billy Graham fue —y sigue siéndolo— un evangelista incansable. No dice una palabra sin recordarle al no creyente que Cristo es el Único Camino para llegar al Padre; y al creyente, que su experiencia debe ser como la del apóstol Pablo cuando dijo: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe» (2 Ti 4.7). Casi en Casa, con sus diez capítulos y sus aproximadamente 100 páginas les dice a los jóvenes cómo prepararse para los días cuando las fuerzas disminuyany los sentidos que una vez trabajaron al cien por ciento reduzcan inevitablemente su efectividad. Con una buena preparación, basada en las promesas de la Palabra, aunque los ojos físicos se empañen, los espirituales estarán más alerta; y los sentimientos se activarán, se pondrán inquietos y se aprestarán a cruzar el Jordán, en la seguridad que en la otra orilla, ya estaremos en la Casa del Padre. Y a los que ya hemos hecho gran parte del camino nos alienta para seguir adelante sin quitar los ojos del Autor y Consumador de la fe. (*) Grupo Nelson, de Nashville, Tennessee lanzará, por estos días, en ediciones simultáneas, las versiones en español e inglés del último libro escrito por el Dr. Billy Graham, Casi en Casa/Nearing Home. En uno de esos privilegios inmerecidos que me da Dios, sospecho que he sido el segundo en todo el mundo de habla española en leer el libro. El primero fue el traductor y el segundo este servidor en su condición de editor. Algo de lo que pudiera decir sobre el libro, lo encontrará leyendo este artículo que, en su contenido medular, ha sido un encargo extra héchome por Nelson para la fase previa de lanzamiento del libro en sus trajines internos.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - El escribidor - Billy Graham: <em>Casi en Casa</em>