Escribir, pese a todo

Se equivocan quienes piensan que escribir es cuestión de tener tiempo.

02 DE JULIO DE 2011 · 22:00

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Hay que defender esta actividad contra todo.Contra la falta de ánimo, contra los compromisos que postergan el sentarse a redactar, contra la falta de inspiración, contra los deseos de postergar el escrito para cuando se tengan mejores condiciones. Convencido de que hay un buen número de posibles nuevos escritores en las comunidades protestantes/evangélicas hispanohablantes, me he dado a la tarea de compartir mi experiencia para estimular a que más personas consideren desarrollar el oficio que llevó a los escritores del Nuevo Testamento a forjar, en condiciones muy adversas, documentos para testificar del significado de la encarnación del Verbo y sus consecuencias para la humanidad. Después de seleccionar materiales, incluir lo que denomino bases bíblico teológicas de la acción de escribir, revisar literatura sobre los consejos que dan reconocidos escritores y decantar mi experiencia en el oficio por veinticinco años, he conformado un taller que llamo Cómo escribir artículos de opinión y ensayos teológicos. Comparto el taller, que es intensivo, normalmente de una semana, tres o cuatro veces por año. En mayo trabajé con un grupo de estudiantes en el Seminario Teológico Presbiteriano de México. El próximo agosto lo haré en un curso inter semestral en la Comunidad Teológica de México. Más adelante voy trabajar con quienes cursan el Diplomado en Biblia y Ministerio Cristiano en el Centro de Estudios Anabautistas. Escribir no es, esencialmente, un tópico de técnicas, aunque es necesario saberlas utilizar. Creo que lo primordial es tener un bagaje del cual abrevar para poder externar nuestros pensamientos en forma escrita.El bagaje, la formación intelectual del escritor, debe combinarse con aprender a pensar con nitidez. Saber hacer la luz en donde hay oscuridad confusa. Nos lo dijo un gran historiados mexicano, Gastón García Cantú, a los aspirantes a ser investigadores, en su inolvidable seminario que coordinaba en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM: “Escribe claro, quien piensa claro”. Más podría decir para estimular a otros y otras para que escriban, para que no levanten más pretextos que les alejan de la escritura. Pero debo cerrar mi pequeña computadora, porque ha llegado el tiempo de abordar el avión. Ni modo, hay que escribir pese a todo.

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