Oración con impacto

Dirás: claro, ambas cosas no tienen por qué ser incompatibles. Pero reconozco que me molestó. Como si el roce estropeara la oración, o como si por el hecho de estar orando, el roce no debiera haberse producido. Ya sé que lo segundo implica una percepción mágica de la oración de lo que ya hemos hablado muchas veces. Incluso puede impedir reconocer que orar puede distraer la conducción, como supongo que fue el caso. La oración es conversación y de la misma manera que al hablar con otra persona uno interrumpe si ha de fijarse en algo que requiere concentración, igual debe ocurrir al conversar con Dios. Eso es natural y no debiéramos sublimar la cosa restándole esta dimensión de espontaneidad que la hace auténtica y enriquecedora. Con afecto, Carlos