Un forjador de la fe en Trento

El pastor evangélico Héctor Peñafiel, maestro soldador, usa sus habilidades para enseñar el oficio a solicitantes de asilo. “Ahora pueden hacer planes de futuro”, cuenta a Protestante Digital.

Verónica Rossato

TRENTO · 06 DE JUNIO DE 2017 · 12:12

Héctor Peñafiel, en el taller de soldadura. / Verónica Rossato,
Héctor Peñafiel, en el taller de soldadura. / Verónica Rossato

Predicar a Cristo entre hierros candentes. Esto es lo que hace a diario con su ejemplo Héctor Peñafiel, ecuatoriano, pastor evangélico, maestro soldador, casado y padre de cinco hijos, residente en Tione di Trento, región de Trentino-Alto Adigio. 

Hace poco más de siete años su esposa viajó de Ecuador a Italia para visitar a su madre (casada con un ciudadano italiano) y pudo ver la necesidad espiritual de la Región cercana a la cadena montañosa Las Dolomitas. Allí la mayoría de las personas no conoce el evangelio sino una tradición religiosa. 

“Yo tenía una pequeña empresa en Ecuador, éramos muy activos en nuestra iglesia. Sentimos que debíamos venir a Italia y no fue fácil tomar la decisión de dejarlo todo, pero oramos a Dios y tuvimos la confirmación de su propósito. Llegamos el 14 de febrero de 2010, sin saber el idioma y sin conocer la cultura. El Señor nos dio gracia y abrió puertas que no habíamos imaginado”, explica quién hoy es pastor de la única iglesia evangélica de Tione di Trento y alrededores, y vicepresidente de la Alianza Cristiana y Misionera Italiana.

 

Hector y su esposa están en la región de Trento, en Italia. / V.Rossato

En un principio Peñafiel trabajó cuidando personas mayores. “En varias ocasiones me llamaron para acompañar a un anciano que pronto moriría, y pude conducir a estas personas a entregar sus vidas a Cristo y morir en paz”, relata.

Hace dos años el Señor lo sorprendió con un nuevo plan: Fue contratado por la asociación MORE -ubicada en un pueblo vecino y ligada a la iglesia católica- para enseñar soldadura a un grupo de africanos, requirentes de asilo. El proyecto ha tenido tanto éxito que hoy está en marcha la formación de una cooperativa de producción y venta de objetos con diseños exclusivos, realizados con hierros que reciben en donación. “Lo que para otros es basura, se convierte en algo hermoso y muy apreciado. Estos muchachos no sólo han aprendido a soldar sino que aman lo que hacen y son incansables trabajando. A veces debo apagar la luz del taller para se vayan a su casa”, explica el maestro de Aliou, Alani, Dildar, Obina, Morris y John. Ellos lo llaman “Capo” y lo respetan como a un padre. Él les habla del amor de Dios y los anima a pedir su guía antes de tomar decisiones. 

 

CARTAS ABIERTAS 

Lo primero que tuvieron que aprender Hector y su esposa Cristina fue que no podían predicar abiertamente el evangelio sino reflejar a Cristo con su testimonio de vida, ser “cartas abiertas”. 

En la provincia en cuya capital se celebró el Concilio de Trento entre 1545 y 1563, en respuesta a la Reforma protestante, aún hoy el poder de la iglesia católica es grande. “Si decimos que somos cristianos evangélicos la gente no sabe de qué estamos hablando. Nos cuestionan que llevemos una Biblia sin ser clérigos católicos. Nosotros no perdemos oportunidad de expresar nuestra fe en Cristo, nuestra confianza en Dios y de orar incluso con católicos y musulmanes pidiendo la intervención divina ante cualquier dificultad. Nos hemos ganado el aprecio de todos y hasta el cura me tiene en gran estima!”, expresa Peñafiel. 

 

En el taller, Héctor enseña el arte de la soldadura a solicitantes de asilo. / V. Rossato

Ser parte de la asociación MORE le permite marcar tendencia, ser sal y luz, predicar con el ejemplo. “Estoy agradecido a Dios por este privilegio. Para los líderes de la asociación soy un referente y varias veces me han dicho: Tú sí eres un verdadero cristiano”, comenta.

La conversación con Protestante Digital tuvo lugar el 2 de junio, Día de la Republicanismo. Con motivo de esta importante celebración, se realizaron actos oficiales y actividades especiales de parte de entidades civiles en toda Italia. El taller de soldadura “La leggerezza del ferro” tuvo la oportunidad de exhibir sus productos en el Forte Larino, en la ciudad de Lardaro, provincia de Trento. 

El proyecto ya es conocido en la zona y cada vez surgen más oportunidades de venta. Esto significa vida y esperanza para los participantes, que luego de una travesía con mucho sufrimiento y meses o años en centros para refugiados donde no recibieron incentivo para hacer nada, por fin ven encaminadas sus vidas. “Ellos ahora tienen un oficio, reciben clases de italiano, pueden hacer planes para el futuro, y, lo más importante, saben que Dios los ama”, expresa con satisfacción Peñafiel. 

 

COMUNIDAD DE FE

 

Uno de los aprendices. / V. Rossato

Al establecerse en Tione di Trento, la familia Peñafiel identificó a muchos compatriotas en esa ciudad de 3.600 habitantes y otras pequeñas poblaciones rodeadas de montañas. Héctor se propuesto averiguar dónde se reunían habitualmente y se presentó junto a su familia, pero al identificarse como pastor evangélico no recibió muestras de simpatía. Él no se dio por vencido. Aprovechando una ocasión en que alguien le regaló tres cajones de manzanas, junto a sus hijos las distribuyó en varias bolsas y fue casa por casa de sus compatriotas. “Esas manzanas abrieron muchas puertas, hice citas para una visita posterior y así pude compartir el mensaje del evangelio. Varias personas se convirtieron y comenzamos a discipularlas”. 

Actualmente la iglesia está legalmente constituida como asociación. “Dios nos dio una casa grande, allí vivimos y también se reúne la comunidad de hermanos. Estamos buscando un local pero hasta ahora no hemos encontrado un propietario que quiera alquilar a una iglesia evangélica. Este es un problema al que se enfrentan muchos pastores en Italia”, explica. 

Uno de los nuevos creyentes a los que Peñafiel discipuló es el cantante Enrique Fares, quien por entonces vivía en Italia. Luego regresó a Ecuador y hoy es un evangelista de impacto. 

La iglesia apoya a su pastor en el trabajo con los inmigrantes. Oran por ellos y recientemente han tomado el compromiso de pagar parte del alquiler de una casa en la que viven algunos de ellos, que ya han recibido la aceptación de la solicitud de asilo. “Cuando esto ocurre, son sacados del centro para refugiados. Los dejan en la calle. El cumplimiento de los acuerdos internacionales es una fachada: los aceptan pero no les dan herramientas para encaminar sus vidas. Por eso hemos decidido formar la cooperativa, para seguir brindando cursos no sólo de soldadura sino también otros oficios, enseñarles el idioma y ayudarlos a que salgan adelante. Eso es lo que Dios quiere que hagamos, la Biblia habla muy claro de la ayuda al pobre y al extranjero”, dice Peñafiel al despedirnos en la estación de tren de Trento.

 

Héctor, trabajando el hierro. / V. Rossato

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