Crivella gana en Rio con el apoyo de la IURD

El pastor de la mega-iglesia Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD) Marcelo Crivella ha sido elegido alcalde de Rio de Janeiro, tras las elecciones celebradas el pasado domingo.

Crivella recibió el 59% de los votos en la segunda ronda de las votaciones locales representando a un partido minoritario -el Partido Republicano de Brasil- pero con el apoyo explícito de una de las mayores iglesias del país, la IURD.

“Pido a Dios que podamos tener la esperanza de aquellos que siempre luchan y la fe de aquellos que nunca se rinden”, expresó Crivella celebrando su victoria.

VINCULADO A LA IURD

El pastor ha subrayado que, más allá de la vida religiosa, tuvo varios oficios antes de convertirse en senador: ingeniero civil, escritor, oficial de reserva del ejército, taxista, profesor universitario y funcionario.

Crivella llegó al cargo de senador en 2002 sin haber participado nunca antes en una elección, en gran parte gracias al voto de los fieles.

Desde que comenzó a disputarse la alcaldía de Río en 2004, ha prometido constantemente que la Iglesia Universal no influiría en sus decisiones políticas. Sin embargo, sus declaraciones al respecto son vistas con escepticismo tanto por otros líderes religiosos como por analistas políticos.

Fundada por Edir Macedo, la IURD ha crecido en los últimos años y se ha expandido por todo el mundo con diversos nombres -en España se la conoce también como “Familia Unida” o “Pare de Sufrir”-. Aunque se atribuye una doctrina evangélica, no ha sido admitida en la FEREDE -la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España- al “no ser capaces de acreditar su carácter evangélico”, explicaba el responsable de comunicación de la Federación, Jorge Fernández.

EL PAPEL DE LOS EVANGÉLICOS BRASILEÑOS EN LA POLÍTICA

En una reciente entrevista publicada en Protestante Digital, el sociólogo Paul Freston se mostraba crítico hacia el papel de los evangélicos en la política en Brasil. Para Freston el triunfo de algunos candidatos de fe no significa necesariamente que estos candidatos reflejen las opiniones políticas de los evangélicos en general, sino que reflejan la capacidad de estas grandes denominaciones de movilizar a sus miembros para que voten por un candidato en particular.

Además, explica que la trayectoria de los evangélicos en política no ha sido, hasta ahora, motivo de orgullo para la comunidad de fe ni la sociedad en general. “Hace cuarenta años, era común escuchar a personas no evangélicas decir que los evangélicos no participaban en la política, que era una lástima, y que sería bueno que se implicaran más, ya que aportarían cosas buenas al mundo político. Pues bien, hoy ya no lo dice nadie”, indica Freston.