Boko Haram obliga a millones a huir de sus hogares

El clima y la persecución está a punto de provocar otra gran crisis migratoria en el mundo. En este caso en los países del área del lago Chad en África, donde la sequía y la acción de Boko Haram está provocando millones de desplazados.

Según el coordinador humanitario de la ONU Toby Lanzer la combinación de degradación medioambiental y la falta de oportunidades para los jóvenes son un caldo de cultivo para los grupos violentos. “Los grupos extremistas reclutan” en esta zona a cientos de jóvenes.

Lanzer, presente en la cumbre entre África y la Unión Europea que se celebra en Malta, explicó que la inmigración de esta zona llegará a Europa. “Será más seria aún si no abordamos las causas subyacentes de la pobreza, el cambio climático y la violencia”, advirtió a las autoridades.

El lago Chad, que era el lago más grande del mundo, se ha secado al 90 por ciento en los últimos 50 años. Es hoy una zona marcada por la pobreza y la violencia de Boko Haram, que opera en Nigeria, Camerún, Níger y Chad, desplazándose con facilidad entre las débiles fronteras de estos países.

INFLUENCIA DE BOKO HARAM

El grupo yihadista se ha extendido desde el norte de Nigeria a otros países que sufren sus acometidas.

Nigeria afrontó un cambio de gobierno el pasado mes de mayo. Una de las promesas de Buhari era fortalecer la oposición al grupo violento. Desde entonces el ejército nigeriano ha incrementado sus campañas militares en el norte.

Sin embargo no está siendo todo lo efectivo que se esperaba. Varias ciudades siguen bajo el control de Boko Haram y los ataques se reproducen en varios lugares del país, sobre todo a través de personas con bombas -incluso niñas-.

DIFICULTADES PARA LOS CRISTIANOS

En la región de Maiduguri, donde los cristianos han sufrido varios ataques, han montado su propio campamento ante la “discriminación” que sufrían en el que compartían con los musulmanes.

Según informa Puertas Abiertas, los cristianos no se sienten seguros y eso les lleva a tomar medidas de precaución. “La insurgencia no sólo ha tenido éxito en matar, herir y desplazar a la gente, sino que ha sembrado la desconfianza entre personas de diferentes religiones”, explica un miembro del equipo de Puertas Abiertas.

En octubre pasado, un grupo de esta organización visitó el campo, y se enteró de que viven en “condiciones muy difíciles, con mucha miseria”.