‘La fragmentación social también está en las iglesias evangélicas’

Miles de personas salieron a las calles a pedir justicia por la muerte del fiscal Nisman. Desde las iglesias evangélicas se hacen llamamientos a la oración por el futuro inmediato del país.

Daniel Hofkamp

ESPAÑA · 23 DE FEBRERO DE 2015 · 13:36

Marcha del 18F en Buenos Aires. / La Crónica,nisman 18F
Marcha del 18F en Buenos Aires. / La Crónica

La extraña muerte del fiscal Alberto Nisman justo ante de que presentase su caso contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha conmovido al pueblo argentino.

El pasado miércoles se produjo una masiva manifestación, justo un mes después del fallecimiento del fiscal. Cientos de miles de personas se reunieron en puntos clave de las capitales de provincia en una marcha silenciosa para pedir justicia y una investigación profunda de lo sucedido.

Desde el 18-F el ambiente político ha seguido crispándose. Cristina Fernández de Kirchner ha hecho una lectura de la marcha como un acto de “oposición política” por parte de jueces y fiscales, a quienes achaca que quieren provocar un enfrentamiento “contra el Poder Ejecutivo”.

“Unas 400.000 personas, solo en la Ciudad de Buenos Aires, optaron por caminar en silencio, sin fragmentación político-partidaria reclamando un cambio de rol por parte del gobierno. No se trata de derrocar a un gobierno democrático, sino que éste reaccione al reclamo justo de una sociedad cada vez más afectada por las políticas de estado”, explica a Protestante Digital Fabio Machado, pastor evangélico que vive en la provincia de Buenos Aires y asistió a la marcha.

 

Unas 400.000 personas participaron en la marcha, según los organizadores. / AP

“La marcha del 18 de febrero, ha sido el evento de reclamo social más importante de los últimos 20 años, y así y todo nuestros gobernantes se niegan a ver lo evidente”, lamenta Machado.

 

DIVISIÓN EN TORNO AL GOBIERNO

Argentina es hoy un país dividido. “La sociedad argentina está fragmentada”, dice Fabio Machado. “Los discursos presidenciales hablan de 'ellos y nosotros', y eso se nota en la calle. Por ejemplo, para el gobierno, los que marchamos en silencio, pacíficamente las 10 o 12 calles que separan el Congreso de la Nación de la Casa de Gobierno, somos 'ellos', los que aplauden sus discursos y solo tienen palabras de positivas son 'nosotros'”.

Esa fragmentación se ha cimentado en los últimos años, pero no sólo con el discurso gubernamental. “Una gran parte de la sociedad está harta de las injusticias, de la falta de respuestas a la problemática de la inseguridad, de la ingobernabilidad, del papel de víctima que asumen sus dirigentes”, nos explica Enrique Montenegro, misionero argentino que vive actualmente en Madrid, y que está al corriente de lo que sucede por sus frecuentes viajes a Argentina. “Lamentablemente otra parte de la sociedad piensa exactamente lo contrario: que este es uno de los mejores gobiernos que han tenido en los últimos años porque lamentablemente viven de las subvenciones que les da el gobierno. Hoy hay más subvenciones en el país que en los últimos 50 años juntos, y esa fragmentación de la sociedad, hace tener un voto 'cautivo' y en mi opinión, hace que los cambios no sucedan”.

 

Fabio Machado, durante la marcha del 18F.

Fabio Machado fue uno de los miles que asistió a la concentración en la capital, Buenos Aires. “Asistí a la marcha porque entiendo que el país ha sufrido mucho en estos poco más de 30 años de democracia, y debemos cuidar esta libertad. Valoro el derecho democrático de manifestar mis ideas en libertad, aplaudiendo a mis gobernantes en los aciertos y reclamando aquello que desde una perspectiva apolítica es incorrecto”, explica. Machado considera que los 13 años de mandato kirchnerista han minado “valores esenciales para una sociedad” como la justicia o la verdad.

 

Enrique Montenegro.

 “Argentina vive en la impunidad, por más de dos décadas”, comenta Montenegro, que considera el caso del fiscal Nisman paradigmático de que la justicia no se está respetando. Sin embargo este problema no es el único. “Existe un gravísimo problema de inseguridad, de impunidad, (producto de una justicia politizada), y de corrupción de parte de la clase política”, añade Enrique Montenegro, lo que hace de Argentina un lugar donde “la gente se acostumbró a convivir con esa realidad distorsionada de lo que debe ser una sociedad”.

 

EL PAPEL DE LOS EVANGÉLICOS

La iglesia evangélica no es ajena a lo que sucede en el país. Durante las últimas semanas se está produciendo un mayor pronunciamiento por parte de entidades, iglesias y líderes sobre la situación social.

“Creo que una gran parte de los evangélicos, están contentos con los logros de este gobierno, pero muy desconformes, especialmente con los tan resonados y escandalosos actos de corrupción de funcionarios de primera línea de Gobierno”, cuenta Fabio Machado.

La Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) lanzó una declaración unos días antes de la manifestación exponiendo “con dolor” la “fuerte desorientación que manifiestan en palabras y acciones la mayoría de los argentinos”.

El documento revela que hay “desánimo, desaliento y bajas expectativas” con respecto al futuro cercano del país. Por ello, concluyen realizando un llamado a la oración. “Podemos y debemos orar, y arrepentirnos, y ver el futuro de esperanza y prosperidad que la nación alcanzará (…) Porque “la justicia engrandece a la nación”, expresaba.

 

¿CÓMO ACTUAR?

Para Montenegro y Machado, la misma fragmentación que hay en la sociedad “está en la iglesia”. “Hay dirigentes que defienden la gestión gubernamental y otros que están totalmente en contra. Sin embargo en manera general, la Iglesia está orando por los graves problemas que soporta el país”.

Estos llamamientos a orar dan a entender “que la oración no solo tiene que ver con la devoción personal, sino que es un arma efectiva para cambiar las cuestiones sociales de una nación”, añade Montenegro.

Por su parte, Fabio Machado considera que los evangélicos pueden hacer más. “Por muchos años, los evangélicos, fuimos enseñados que solo debíamos orar por nuestros gobernantes y no protestar ni involucrarnos en política. Personalmente creo – explica Fabio Machado -, con temor y respeto lo digo, que la Biblia enseña mucho más que eso. Involucrarnos y aprovechar oportunidades que nos permitan ser relevantes en tiempos de angustias es un mandato escritural. Debemos ser sal y luz, debemos ser una alternativa justa, debemos marchar en pos de la verdad, la paz y la justicia, sin ceder ante presiones, temor o conveniencias”.

Acerca de la participación en la manifestación, considera que cada uno debe considerarlo delante de Dios. “Muchos amigos creyentes marcharon en diferentes lugares del país reclamando valores sociales y democráticos indispensables, muchos otros se quedaron en sus lugares oponiéndose a la manifestación, y otra parte fue y es indiferente. Creo que Dios está empeñado en sus propósitos eternos y eso nos incluye a todos los creyentes evangélicos argentinos, solo cabe saber cuál es su voluntad específica para cada uno, y ser eficaces en el testimonio de Su Gracia allí donde nos coloque”.

Enrique Montenegro, por su parte, cree que es importante que la iglesia potencie su labor intercesora. “¿Que se puede hacer con una nación que ha perdido los valores? Daniel 4:17 Dice; 'la sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el altísimo gobierna el reino de los hombres y que a quien él quiere la da y constituye sobre él al más bajo de la tierra'. En otras palabras, la resolución de todo conflicto esta en la boca de los Santos, es decir en la Oración. Ésta provoca que Dios dicte sentencia y cambie a los gobernantes. El problema está en que la iglesia pasa más tiempo analizando y opinando en clave política, que orando”, concluye Montenegro.

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