“Gracias a Dios, el golpe de machete falló”

Un pastor cuenta cómo estuvo a punto de morir a manos de los guerrilleros en el sur de Colombia.

BOGOTÁ · 24 DE MARZO DE 2014 · 23:00

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Dep. de Vaupés, en Colombia. / Wikipedia

El último informe de la organización Puertas Abiertas trae el testimonio directo de un pastor colombiano que sufrió amenazas de muerte y estuvo a punto de ser asesinado por la guerrilla de las FARC, que opera en la frontera sur de Colombia y mantiene durante muchos años un conflicto con las autoridades del país. En los últimos meses se han producido expulsiones y una vigilancia más severa hacia los pastores evangélicos que intentan servir a la comunidad cristiana en la selva. Uno de ellos, Roberto Pérez*, fue expulsado de su lugar de misión en diciembre del año pasado. “Cuando me estaba preparando para empezar a predicar esa mañana en la iglesia, llegaron los guerrilleros y empezaron a gritarme. Uno de ellos me dijo que tenía que marcharme de la región y que si no lo hacía me mataría. Me arrodillé con mi Biblia abrazada contra mi pecho, empecé a orar, pero ellos seguían gritando insultos. De repente el mismo que me amenazó empezó a destruir las sillas con un machete, pero yo seguía orando. Su rabia le llevó a lanzarme un golpe con el machete, pero falló, gracias a la misericordia del Señor”, relata el pastor. Según el ministerio Puertas Abiertas, Pérez llevaba predicando el evangelio en el departamento de Vaupés algo más de un año, junto a su mujer y dos hijos de siete y diez años. Ya anteriormente habían sido expulsados por la guerrilla del departamento de Vichada. “En ese momento -recuerda el pastor- mi alma estaba conectada con el cielo. Sabía que nadie podía tocar mi vida sin el permiso del Señor; era consciente de que si alguien me hería, sería por ser la voluntad de Dios”. Las amenazas de los guerrilleros se deben a que algunos miembros del grupo armado dejan la lucha una vez aceptan el evangelio. Por ello, el pastor Roberto Pérez fue expulsado, siendo además acusado de ser paramilitar y un informador del ejército. Un mes antes de este último ataque se produjo otra amenaza en la iglesia cuando predicaba. Uno de los integrantes le gritó: “¡No estás aquí para predicar, tú trabajas para el ejército y por eso debes marcharte o morirás!”. Las amenazas fueron reconocidas por la iglesia en la que trabajaba, que le advirtieron de maniobras para asesinarlo. La vida del pastor y de su familia ha estado marcada por la persecución. Su hermano, también pastor, fue perseguido durante más de 10 años y hace 4 años que vive desplazado de su región. Dos de sus hijos viven en el Centro Infantil de Puertas Abiertas por ahora. Su hijo mayor se graduó hace un par de años en este centro. Ahora Roberto vive en otra región, donde lleva adelante su ministerio pastoral. La situación de muchos pastores es complicada en esta región de Colombia, donde el conflicto se extiende a todos los niveles de la sociedad y la iglesia se ve afectada en su trabajo y misión. Por eso, las entidades misioneras piden “continuar orando” para que se produzca un cambio que abra puertas a una verdadera libertad religiosa en la región. *El nombre ha sido modificado para proteger su integridad.

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