Las pelucas kosher, cada vez más populares entre las judías ortodoxas

Ellas siguen el decreto religioso de cubrirse la cabeza pero al mismo tiempo quieren ir a la moda en lo que a peinados se refiere. Las tradicionales "scheitel", como se llaman las pelucas en yidish, son un objeto de prestigio entre las judías ortodoxas.

JERUSALEM · 04 DE ABRIL DE 2010 · 22:00

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Durante siglos las mujeres judías llevaron sombreros y pañuelos siguiendo el decreto que ordena cubrirse la cabeza una vez se casen. Pero en la actualidad en Israel se ve más mujeres con pelo brillante y sedoso que a hombres con sus sombreros negros y la tradicional kipá. ¿Qué está sucediendo? Tan sólo si uno se fija sabe que las mujeres llevan una "scheitel" o peluca. Hay una nueva generación de judíos religiosos que dan gran importancia a su religión, "pero al mismo tiempo desean tener estilo", explica Vittorio Sasson, que durante los últimos 15 años ha dirigido un floreciente negocio de pelucas. El tipo de peluca que una mujer elige depende de la corriente de judaísmo que siga. Décadas atrás, las pelucas eran, como norma, llevadas sobre todo por mujeres askenazi, originarias de Europa central y del este. "Mientras algunas de la mujeres llevan un sombrero cubriendo parte de su pelo, otras prefieren una peluca con el pelo hasta los hombros de un color castaño", advierte Sasson, propietario también de una peluquería. PELUCAS PROHIBIDAS Tan sólo hay una condición que todas deben cumplir: Tiene que ser kosher, es decir que respetan los preceptos de la religión judía. "Esto significa que su pelo no puede ser de India, por ejemplo", explica el rabino Schlesinger, un especialista en pelucas. Hasta 2004 muchas pelucas se confeccionaban con pelo procedentes de templos donde los religiosos hindúes se afeitaban sus cabezas. "Las leyes religiosas prohíben sacar beneficio de un acto que está dedicado a otra deidad", aclara el rabino. Al mismo tiempo, los rabinos decretaron que las pelucas hechas con pelo de India contravenían la ley religiosa judía. "Desde entonces he estado viajando a China para controlar las fábricas de modo que pueda certificar que las pelucas son kosher", indicó Sasson. COSTOS Y CUIDADOS El valor de una peluca depende de varios factores, afirma Amir Zahavi, quien a sus 43 años dirige una salón de pelucas, un negocio que inició su madre en el suburbio de Tel Aviv, Ramat Gan. "¿El pelo es real o artificial? ¿Y de dónde procede?", preguntan las clientas. El pelo procede en muchos casos de Europa del Este y goza de gran popularidad porque es fino y tiene color claro. "Las mujeres allí apenas utilizan cualquier tratamiento que ataque el cabello", puntualiza Zahavi, quien detalla además la importancia del proceso de fabricación de una peluca. "Si la peluca va con raya, es costosa. Asimismo, el pelo más largo es caro. A ello se suma la limpieza mensual en una peluquería". "Es más complicado lavar una peluca que el pelo normal", explica Zahavi, en cuya peluquería ofrece también el lavado de pelucas. Cada vez son menos los pequeños comercios que se dedican a fabricar pelucas. Los salones como el de la madre de Zahavi, Rivka, son una expcepción. Ella abrió el negocio hace ya 25 años. "Las mujeres vienen y parecen tristes", dice Rivka (de 64 años), pero "con una nueva peluca, salen más erguidas y radiantes, como reinas. Eso es lo que más me gusta de mi trabajo". En cuanto a la duración de una peluca, hay variaciones según su calidad. Una común puede durar unos cuatro años, mientras que una de las más caras, que costase sobre los 1.000 euros puede durar hasta diez años. "Como la peluca es importante, las familias ahorran en otras cosas", añade el vendedor Sasson, uno de los principales mayoristas que tiene a controlar el mercado. Sus pelucas se fabrican en China.

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