Católicos de Ixmiquilpan (México) siguen amenazando a 36 familias evangélicas con la expulsión

Desde 2001, el gobierno ha sido incapaz de resolver el conflicto por la construcción de un templo protestante, a pesar de haber firmado un acuerdo de respeto mutuo. El enfrentamiento surgió cuando los evangélicos se negaron a cooperar con la Iglesia católica para las fiestas religiosas de San Nicolás Tolentino. Los evangélicos reclaman el derecho a profesar su religión sin sufrir discriminación de ningún tipo, menos amenazas o represalias y señalan que en San Nicolás, los católicos mantienen el control del pueblo, al punto que no les permiten enterrar a sus muertos en el cementerio local. LAS RAÍCES DE LA CRISIS ACTUAL Pedro Beltrán, delegado de San Nicolás, explicó que se les estaban pidiendo 50 pesos por la pintura de la iglesia, y advirtió que “si ellos (los evangélicos) no se quieren meter en problemas que den su parte. Guillermo Cano, líder evangélico, asegura que la comunidad evangélica está de acuerdo en continuar con sus contribuciones, faenas y cooperaciones al desarrollo de la comunidad, exceptuando las de carácter religioso confesional. En respuesta, los católicos, decidieron no dejar construir un templo evangélico. Además amenazan con expulsar a los evangélicos por su falta de cooperación, que dicen está estipulado y firmado por todos los habitantes en algunos documentos. Las opiniones entre la población tradicionalmente católica están divididas, pues hay habitantes que aseguran que una comunidad evangélica en el pueblo nos los perjudica en nada. El sábado pasado un grupo numeroso de creyentes cristianos bloquearon la carretera de ingreso a Ixmiquilpan, entre las comunidades de Julián Villagran y Taxadhó, con trailers, camiones, autobuses y autos particulares, en adhesión a la causa de las familias amenazadas de San Nicolás. La manifestación cerró la carretera por más de 6 horas. REUNIÓN DE CATÓLICOS Y EVANGÉLICOS Católicos y evangélicos no se lograron poner de acuerdo en la reunión de ambos grupos, que se celebró encabezada por el director de Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, Francisco González Perrioni, y el secretario de Gobierno estatal, Francisco Olivera Ruiz. Católicos y evangélicos no se lograron poner de acuerdo en el diálogo pues los primeros insisten en rechazar la pretensión de los cristianos evangélicos de levantar un templo y los evangélicos señalaron que no sólo están amenazados de ser echados de la localidad, sino que ahora se les ha prohibido que se reúnan para profesar su culto. El representante de los cerca de 500 evangélicos que viven en el pueblo de unos 8 mil habitantes, Guillermo Cano, criticó al gobierno federal y dijo que "parece que le tiembla la mano", pues no hizo ningún planteamiento de solución durante la negociación.