“Debemos discernir que el mal nacionalismo es el excluyente”

“No es aceptable que los argumentos que escucho entre los evangélicos sean los mismos que escucho fuera. Tiene todo el sentido producir una respuesta original propia”, explica Xesús Manuel Suárez, de la AEE.

Redacción PD , Jonatán Soriano

BARCELONA · 18 DE SEPTIEMBRE DE 2015 · 08:19

Xesús Manuel Suárez. Foto: laregion.es,Xesús Manuel Suárez
Xesús Manuel Suárez. Foto: laregion.es

El vicepresidente del Grupo de Participación Pública de la Alianza Evangélica Española y miembro del Comité Ejecutivo de GBU, Xesús Manuel Suárez (Santiago de Compostela, 1955), asegura que el proceso soberanista está generando divisiones en el ámbito protestante por la falta de diálogo y por cómo algunas personas han asumido la imposición y la amenaza en sus discursos sobre una posible independencia de Cataluña.

Aconseja adquirir un rol de “comprensión del otro” y espera que desde el ámbito protestante se renuncie a la “descalificación a priori”, y se apueste por la construcción “de una solución mutuamente pactada”.

Esta entrevista forma parte de la serie “Elecciones 27-s”, con la cual, desde Protestante Digital, buscamos ofrecer una visión plural sobre el proceso soberanista y las elecciones del próximo 27 de septiembre en Cataluña.

 

Pregunta: ¿Crees que el debate y votación sobre la independencia también tiene lugar y sentido en el ámbito protestante español?

Respuesta: Estamos en el mundo y tenemos responsabilidad directa sobre el discurrir de nuestra sociedad. Somos instrumento de transformación en medio de ella y seríamos unos irresponsables si mirásemos para otro lado en este tema. Se está definiendo el futuro de dos pueblos y algo tenemos que decir, algo genuinamente cristiano, sobre todo en cuanto al talante en el que se está produciendo el debate. No es aceptable que los argumentos que escucho entre los evangélicos sean los mismos que escucho fuera. Tiene todo el sentido producir una respuesta original propia, que vaya más allá de la descalificación, el dogma, la incomprensión, una respuesta que construya puentes.

 

P: ¿Consideras que este asunto político puede generar/está generando divisiones o tensiones en el seno de la comunidad evangélica?

R: Sí, por inmadurez política y mundanalidad en la forma de realizar el análisis político de la situación. Percibo mundanalidad en la forma tan poco original en la que muchos creyentes abordan el tema, especialmente fuera de Cataluña: no se han parado a construir sus propias reflexiones con la Biblia en la mano; sencillamente se han limitado a asumir acríticamente la ‘catalanofobia’ y la demonización del nacionalismo que impera en los medios de comunicación españoles. No reclamo lo opuesto, una adhesión acrítica al independentismo, sino un mensaje propio. Por ejemplo: los cristianos debemos discernir que el mal nacionalismo es el nacionalismo excluyente, y no se puede ignorar que este existe en sectores catalanes, pero es muy patente en el nacionalismo español, que no entiende que haya otra nación que no sea España; y, por favor, no encuentro ningún texto bíblico que apoye esto.

 

P: ¿Crees que las iglesias y entidades protestantes de España deben posicionarse en este asunto dentro y fuera de Cataluña?

R: Sí, específicamente en cuanto al talante en el que debe producirse este debate. No hay diálogo, hay imprecaciones y llamadas a la guerra contra “el otro”. ¿Acaso no podemos los creyentes demostrar que es posible el diálogo abierto y la comprensión mutua entre evangélicos que están por la independencia de Cataluña y otros que no está a favor de ella? Fue el reto que nos planteamos en la Plataforma Impacto y que fructificó en el encuentro del pasado mes de octubre en Barcelona. En mi criterio, el talante que debemos promover para el debate sobre la independencia es el de la comprensión del otro, la renuncia a su descalificación a priori, y la construcción de una solución mutuamente pactada. La Palabra de Dios es lo único que permanece para siempre (ninguna entidad política humana), y los protestantes siempre nos levantamos contra los dogmas. Echo en falta en los hermanos convencidos de la unidad de España “para siempre” un discurso asertivo, con renuncia a la imposición y la amenaza. No es cosa de decir “no se pueden ir”, sino “por qué es bueno que se queden”. Y queda una pregunta que merece valentía en la respuesta: ¿Qué hemos hecho para llegar aquí, para que ciudadanos con pasaporte español no sientan/sintamos que España es nuestro país? La respuesta, desde luego, no pasa por meter en cintura a nadie, sino por cambiar la forma en la que se ha construido hasta aquí.

 

P: En caso de que se proclamase la independencia, ¿en qué crees que cambiaría la situación de las iglesias, denominaciones y entidades evangélicas?

R: La Iglesia es de Cristo y será siempre universal. Procedemos de todo tipo de culturas, lenguas y naciones y, reconociéndonos así, reconocemos una identidad común aún más profunda: somos el pueblo de Dios. Así, en el caso de la Alianza Evangélica o los GBU, por citar dos organizaciones en las que participo activamente, no creo que cambie mucho en esencia. Si acaso algunos aspectos de burocracia oficial, que no son justamente los que definen básicamente nuestra identidad.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - ESPAÑA - “Debemos discernir que el mal nacionalismo es el excluyente”