La fe del mejor Maestro chocolatero de España

Tras convertirse en el mejor chocolatero español, luchará en París por el «Chocolate World Master». Su éxito profesional lo relaciona con su fe.

MADRID · 14 DE FEBRERO DE 2011 · 23:00

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	Francisco Somoza, maestro Chocolatero</p>
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Francisco Somoza, maestro Chocolatero

Francisco Somoza ha conseguido algo con lo que muchos niños sueñan: es pastelero de profesión y ha hecho carrera con ello. Creció desde niño “entre azúcares” y se ha convertido en el mejor experto español, un reconocido Maestro chocolatero. No es fácil, para conseguirlo se necesita trabajo y “estudiar mucho”, según explica. Tras pasar por un momento de desesperación personal decidió seguir a Dios. Ahora dice que su fe es esencial en su profesión. Somoza será el representante de España en el “World Chocolate Master” de París, ni más ni menos que el Mundial de Chocolatería (la Champions del chocolate, por poner un ejemplo). Tras una dura competición en España, se ha coronado como el mejor maestro chocolatero y como consecuencia será quien luchará con otros 20 pasteleros del mundo para ser reconocido como el mejor. Ser el mejor chocolatero en España ya fue un reto importante. Las pruebas para logrargo consistieron en crear cinco piezas: “una tarta, un bombón de corte, un bombón de molde, un postre de restaurante y una figura artística”. Para preparar estas exquisiteces dispuso de 8 horas. La cuestión era ser original, “pensar cómo lo hacemos para quedar mejor que ninguno”. El resultado fue excelente para él, ganó 3 de las 5 pruebas y consiguió algo de lo que pocos pueden presumir: “Representar a España es el no va más”. UNA VIDA ENTRE AZÚCAR La vida de Francisco Somoza apuntaba desde pequeño en cierta dirección, relata en una entrevista para Protestante Digital. “Mis padres estuvieron cuatro años como inmigrantes en Canadá, ahorraron unas perrillas y se vinieron para España”. Una vez aquí, “la primera idea fue esa, montar una pastelería”. De esta forma, el sueño de muchos niños fue para él parte normal de su crecimiento. “Toda mi vida ha transcurrido entre azúcar, no conozco otra cosa, estuve desde pequeñajo en esta tienda”. Sus primeros recuerdos son “esos olores que se te quedan de por vida” y “ver a mis padres juntos trabajando para sacar la vida adelante”. ESTUDIO, ESFUERZO E IMAGINACIÓN Aunque es su gran especialidad, Somoza ve el chocolate como “una parte más de lo que es la pastelería”. Reconoce que “tal vez resulta un poco más atractivo porque es muy espectacular, principalmente porque es una materia que no tiene límites”. Hay que “conocer la técnica y luego, que la imaginación dé de sí” para hacer todo tipo de creaciones nuevas. Pero no todo es tener cariño por el chocolate. “He tenido la gran ventaja de formarme con los grandes maestros de España”, explica Somoza. Con ellos ha aprendido a ser disciplinado y entregarse a fondo en su profesión. Son “muchas horas, tiempo de estudio, conocer la técnica y insistir, insistir, insistir, y mucha ilusión”. La originalidad es la guinda del pastel, hay que innovar e “intentar buscar cada día nuevas técnicas”. El trabajo disciplinado, sin embargo, no quita que Somoza disfrute de lo que hace. Preguntado por si le gusta el chocolate, no hay resquicio para la duda: “Me encanta”. Entre risas dice que sería un problema que no le gustara el chocolate, más que nada porque “tengo que estar haciendo degustaciones constantemente”. UNA TARTA PARA EL PRÍNCIPE Aparte del reciente éxito mencionado, Somoza, que vive en la comunidad de Madrid, ya recibió otro gran reconocimiento por sus tartas hace un tiempo. Fue él el pastelero elegido para confeccionar la tarta conmemorativa de la boda del Príncipe de Asturias. También se trató de un concurso al que se presentaron “54 pastelerías de la Comunidad de Madrid”. Aquí también fue él quien se llevó el premio del jurado. “A nivel profesional es una tarta más”, pero significó un cambio grande en otros aspectos: “Salí en la prensa y en una serie de sitios que nos han dado a conocer, lo cual nos ha venido muy bien para la pastelería”. Ahora recibe encargos de esa misma tarta del Príncipe por parte de todo tipo de gente, todos la quieren para sus propias ceremonias de boda. Se ha convertido en una de las confecciones estrella de su pastelería en el Paseo de la Virgen del Puerto 11 (Madrid), en la que Somoza lleva 15 años trabajando. LLENAR UNA IGLESIA DE CHOCOLATE Pero como en toda persona, hay vida más allá de los concursos, reconocimientos, logros y los premios. Es difícil reducir el chocolate al ámbito de lo profesional. El sabor dulce llega más allá y sirve, por ejemplo, para fines humanitarios. Ni más ni menos que 150 kilos de materia prima usó el pastelero para recoger fondos para un proyecto solidario. Fue en la iglesia evangélica de Boadilla del Monte (del movimiento Buenas Noticias), de la que Somoza es miembro. “Hablando un día con los pastores de mi iglesia se nos ocurrió hacer un pesebre, hablé con los proveedores, que nos donaron el chocolate y nos pusimos manos a la obra”. Esta vez no se trataba de impresionar a un jurado sino de involucrar a cuanta más gente posible. Explica que le ilusionó especialmente “la idea de que los niños pudieran participar de ello”. El resultado final fue una escena de Belén de “unos 20 metros de largo por unos 3-4 metros de fondo”. Este primer pesebre tuvo mucho impacto, “vino Telemadrid, diarios como El Mundo, y la prensa local nos dieron a conocer, que era otra parte de la idea de hacer este proyecto, además de lo solidario”. Fue un éxito, porque se consiguió lo que se buscaba: “El día de Reyes hicimos una subasta de la figuras y una chocolatada, la gente iba aportando sus donativos y todo ese dinero que recaudamos fue íntegramente para el proyecto”. ¿Y la gente que vino a visitarlo fue capaz de contenerse ante tanto chocolate? Somoza explica que “algún trocito va cayendo” del pesebre, pero para ello “procuramos dejar en la parte de afuera algunos trozo más accesibles para que la gente vaya picando”. La iniciativa tuvo tal éxito que en la iglesia la han ido repitiendo en los últimos años, con formatos diferentes. LA FE QUE IRRUMPIÓ EN SU VIDA ¿Y la fe en Dios? ¿Cómo llegó? Somoza cambiar el tono por un momento, y reconoce que el cambio en su vida “no fue de la manera que lo hubiera deseado”. Hace algunos años, “me divorcié, y de repente toda mi estructura vital se vino abajo: la familia, proyectos, amigos”. En lo personal, pasó por momentos muy difíciles, recuerda de ese tiempo “la soledad, la reflexión, y en un momento concreto, estás perdido”. Comenzó a recibir ayuda y conoció a una psicóloga de fe cristiana. De sus conversaciones fue saliendo más y más la cuestión de la fe, así que “un día, por probar, me acerqué a la iglesia, y les conocí”. De su primer contacto con un grupo de evangélicos le chocaron positivamente algunas cosas: “Me sorprendió que mi soledad de repente cambió”, se sintió muy acogido desde el principio. “Yo pensaba que la gente estaba loca, no puede ser, porque no me conocían de nada, y te abrían sus casas, te abrían sus corazones”, recuerda. “Creo que en ese momento conocí el auténtico significado del mensaje de Dios”. Y observó que “no había ningún interés, no había ningún egoísmo” en lo que veía. “ERES UN HOMBRE NUEVO” Somoza explica que a partir de ahí muchas cosas fueron cambiando. Tras pasar tiempo charlando con Roberto González, el pastor de la iglesia, decidió “aceptar a Cristo como mi salvador”. Somoza recuerda “un pequeño ejemplar que me regaló del Nuevo Testamento, en el que me escribió: ‘eres un hombre nuevo’. La verdad es que desde entonces veo la vida otra forma, en las dificultades, confío que el Señor está al mando y que él es el que gobierna mi vida”. ¿Pero hay alguna relación entre la fe y su carrera profesional? Somoza no tiene dudas. Hoy en día ser pastelero y ser cristiano van de la mano. “Precisamente el otro día, durante el concurso, recuerdo estar por la noche en el hotel orando”. Y también a la mañana siguiente, “antes de presentarme al concurso, mientras el resto de gente estaba ahí tomando café y charlando, me aparté un ratito a orar y siempre es bueno la tranquilidad de saber que Él está contigo”. En un momento clave para su carrera, hubo “una serie de versículos que me venían a la cabeza, como Isaías 41:10, donde dice, ‘No temas porque yo estoy contigo’ o ‘esfuérzate y sé valiente’, en Josué. El reconocer que Dios formaba parte de esa misma situación “creo que ha sido muy importante en este concurso”. SERVIR A OTROS A TRAVÉS DE LA PASTELERÍA Francisco Somoza, sin embargo, quiere ir más allá del éxito profesional. Sus planes van también por otros sitios. “Me encantaría volver a la docencia, pero con la peculiaridad de tener un apartado para personas excluidas socialmente, disminuidos o personas en paro, en prisión…”. Quiere “buscar una manera de aprovechar estos dones o talentos que el Señor me ha dado para poder compartir y que otras personas puedan salir adelante con ello”. MÁS INFORMACIÓN Puede escuchar aquí la entrevista completa en audio de Esperanza Suárez con Francisco Somoza.

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