El imán de la mayor mezquita de Madrid dice que las bases en España están alejadas del extremismo

Este egipcio, más conocido como 'cheij Moneir', ha elogiado la política del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y la idea de la Alianza de Civilizaciones durante su intervención en un desayuno del Foro de la Nueva Sociedad. Moneir Mahmoud reiteró que el islam es una religión cósmica, de paz. Dijo que ésta considera a todos los hombres iguales y que se basa en la acogida, la solidaridad, la convivencia y respeto con todos los credos y religiones. MASAS VULNERABLES Sin embargo, las situaciones de injusticia hacen que personas indignas y sin escrúpulos, manipulen y utilicen con facilidad a masas y gentes con escasa cultura o analfabetas, para desarrollar acciones terroristas, explicó el imán. El imán afirmó que los seguidores del islam en España son "moderados" y refractarios a "pensamientos extremistas" como los de los culpables de los atentados del 11-M, a los que garantizó que su institución no presta respaldo alguno. Mahmoud trató personalmente con varios de los terroristas que participaron en los atentados del 11 de marzo. Aseguró que no era amigo de ninguno, pero reconoció que conocía a alguno de ellos. "La mezquita de la M-30 es la más grande de España, y vienen más de 2.000 personas cada viernes. Cuando me entero de que hay algún pensamiento extraño, tengo que darles mis consejos. Pero la mezquita es como un edificio oficial, está abierta para todo el mundo. Yo no soy policía". En concreto, Sarhane Ben Abdelmajid, 'el Tunecino'-uno de los terroristas suicidas de Leganés-, asistía a las clases de religión islámica en la mezquita, "pero la moderación que hay aquí no le gustaba y dejó de venir", comentaban en el centro. Otros imputados por los atentados, como Mohannad Almallah Dabas, Rabei Osman Al Sayed, apodado "Mohamedh el Egipcio" o Basel Ghalyoun solían rezar en el centro. "Antes de los atentados de Nueva York, Reino Unido y España, no percibimos ningún olor de pensamiento agresivo, porque nuestras bases están alejadas de pensamientos extremistas", aseguró. El terrorismo, agregó, se convierte así en "un arma ciega en manos de ciegos guiados por un tuerto iluminado" que lo fundamenta en una doctrina violenta y equivocada, pero muy arraigada en personas de escasa o nula cultura. El imán insistió en la importancia y necesidad del trabajo de intelectuales, de sabios y de reformadores, que combatan esa deformación. Como medidas para combatir el terrorismo, al que definió como "un virus que según las condiciones desarrolla la enfermedad", el imán propuso potenciar el diálogo, los encuentros interculturales y cuidar la palabra y el lenguaje en los medios de comunicación. El imán tuvo palabras de reproche para los medios de comunicación que ceden su espacio a este tipo de publicaciones ofensivas, al respecto de la polémica por la publicación de unas caricaturas del profeta Mahoma. "Los medios ayudan a propagar el terrorismo y pueden ser la mecha de la bomba", manifestó. "Quizá un dibujo o una palabra puede llevarnos a una contienda muy desagradable".