Las grandes preguntas

“Qué difícil es para el ser humano -escribió Roberto Velert hace unos meses- que entienda que lo más importante que puede ocurrirle es algo que no puede evitar”.

Redacción PD

11 DE FEBRERO DE 2019 · 20:03

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En la entrevista que publica hoy Protestante Digital, la periodista Pilar Rahola concluye señalando su respeto por quienes han encontrado en la fe una resolución a las grandes incógnitas. Sin partir de una creencia -se declara agnóstica- admite que la razón y la ciencia, cuanto más avanzan, más se admiran por los grandes misterios. “Puedes entender que grandes científicos y racionalistas resuelvan por la vía de la interpretación trascendente y de la fe una parte de la razón”, expresa.

Acierta Rahola al señalar que grandes intelectuales y científicos llegan a esta conclusión. De dónde venimos, a dónde vamos, quiénes somos, por qué estamos aquí, e incluso por qué somos los únicos en el universo -que sepamos- que están haciéndose estas preguntas son cuestiones a las que en algún momento en la vida es necesario asomarse.

Sin embargo, nuestra sociedad se construye cada vez más ajena a intentar responder estas preguntas. Del “no lo sé” muchos pasan al “no me importa”. Envueltos en los negocios, la política, el ocio o el ajetreo diario, parece que no hay siquiera tiempo para acallar la mente y buscar respuestas.

Uno de los grandes periodistas y escritores de los últimos años en la España evangélica ha sido Roberto Velert, fallecido repentinamente el pasado jueves 7 de febrero. Se podrían destacar muchas virtudes de sus escritos -su fina ironía, su capacidad para dar sentido a anécdotas o la brillantez de su pluma-, pero si algo queremos resaltar es su facilidad para llevar al lector a hacerse las preguntas que de verdad hace falta responder en la vida.

En uno de sus últimos artículos, Roberto Velert escribió: “Vivimos preocupados por comer bien, por hacer ejercicio, por programar actividades de ocio para cualquier día del año y hora del día y estamos renunciando a la espiritualidad. Qué difícil para el ser humano es que entienda que lo más importante que puede ocurrirle es algo que no puede evitar. Y que cualquier reflexión sobre la muerte se debe hacer desde la vida. Y si se interesa, es por la vida desde y para la vida. Ningún hecho de la existencia es absolutamente tan irrepetible, íntimo e individual. Es posible amar más de una vez, corregirse, cambiar, ensayar, sustituir a alguien. Sin embargo, cada uno ha de morir su propia muerte. Definitivamente. A solas si al Dador de la Vida eterna, se le ha rechazado en vida”.

Las grandes preguntas tienen que ver con el ser humano y su destino eterno. No deberías dejar pasar un minuto más si todavía, a estas preguntas, no has encontrado la respuesta. Nada hay más importante. 

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