¿Quién financia al Daesh?
Como dijo Luther King “No me preocupa tanto lo que hacen los malvados, sino el espantoso silencio de los hombres buenos”.
19 DE ABRIL DE 2015 · 18:00
Detrás de los grandes males de nuestra sociedad está siempre el dinero. Ese dinero que es el dios Mamón bíblico y que pretende comprarlo todo: ideales, sexo, ética, placeres, poder. Todo con lo que Satanás tentó a Jesús en el desierto: todo esto te daré si postrado me adorares. Porque en el fondo, quien se postra ante el dinero como bien último está adorando a Satanás, lo sepa o no, lo quiera o no.
El dinero mueve los hilos de la trata de personas (aunque el partido político de Ciudadanos quiera conviertir la prostitución en un “trabajo” a regular). El dinero tira de los hilos de la pedofilia y de la pornografía por internet y de la drogadicción. El dinero es también la única causa de la corrupción política y económica de la vida pública (¡qué mal Rato está pasando España!).
Y ese dios dinero, el negocio del dinero, está sin duda detrás del terrorismo de Daesh (el autodenominado Estado Islámico, ISIS).
No nos imaginamos de ningún modo a Daesh promoviendo la agricultura y la ganadería. Favoreciendo el comercio. Impulsando al pequeño y gran empresario. Fomentando el I+D. En absoluto.
Y sin embargo la maquinaria de terror inhumano que está en marcha necesita mucho dinero. Armas, un ejército que sostener, toda su promoción mediática… ¿de dónde sale el apoyo económico al yihadismo?
Es sencillo: de sus víctimas. Que sepamos, de la venta de órganos, de la trata de mujeres y niños, de la venta de esclavos. Seguramente del negocio de la arqueología de aquello que no destruyen.
Y nos tememos que también del apoyo económico de países que miran hacia otro lado, o que dan discursos muy correctos pero que nada hacen para evitar esta masacre y que en más de un caso la apoyan bajo cuerda.
Los traficantes de armas tampoco pueden estar ajenos a este enorme mercado.
¿Quién está haciendo algo para investigar las fuentes de financiación de Daesh para “cortarles el grifo”? ¡Sería tan sencillo si se tomase este tema en serio a nivel internacional, de una manera orquestada, seria y rigurosa!
Pero no, nos asustamos por la muerte de los viñetistas de Charlie Hebdo en París, o por las amenazas de yihadistas dentro de nuestras fronteras. Pero casi nadie se plantea verdaderamente actuar ante la masacre global que se está produciendo, mayoritariamente de cristianos.
Ya hemos sabido de al menos dos pateras en que fundamentalistas islámicos han asesinado a decenas de cristianos que viajaban con ellos, sólo por sus creencias. No hemos sabido nunca de algo que haya ocurrido a la inversa, que cristianos asesinen a musulmanes. Todo un reflejo de la sociedad de nuestro tiempo.
Viajamos en un mundo globalizado en el que los yihadistas asesinan las raíces cristianas de nuestro tiempo, con el silencio cómplice del laicismo secularista, de las democracias modernas, sin que importe realmente este hecho.
Como dijo Martin Luther King “No me preocupa tanto lo que hacen los malvados, sino el espantoso silencio de los hombres buenos”.
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