La realidad de los sensatos

Es noticia el éxito de la película “Fireproof”, de la que tienen una amplia y completa información en el presente número (¡el 250 ya!) de esta publicación. Ya hay quienes quieren achacar la buena respuesta a que se trata de un film con valores cristianos su impensable éxito, con un presupuesto muy bajo (500 mil dólares) máxime cuando se ha situado entre las películas más vistas de EEUU desde su estreno. Y es mucho más sencillo que eso.

13 DE OCTUBRE DE 2008 · 22:00

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Más sencillo y más sensato. Porque por muchos cristianos que vayan a ver una película, es imposible que la coloquen en esa posición destacada. No es desdeñable la buena elección de los actores principales, y por supuesto de los voluntarios de la iglesia bautista y del guión, que al menos por lo que se ve en el trailer de la película (16 Mb) le dan un buen dinamismo y puesta en escena dignas. Pero tampoco es eso. Se trata de que, al final la realidad es que importa, afecta, lo que ocurra a nuestro matrimonio (el que esté casado) con todo lo que ello implica. Las voces de la separación o divorcio educados, del distanciamiento cortés, de la frialdad polite, no se corresponden con la realidad. A los seres humanos que se comprometen en la aventura de unirse como hombre y mujer en un proyecto común de vida les afecta mucho fracasar, o acercarse al precipicio del fracaso. Más aún si hay hijos por medio. Las novelas de soluciones facilonas, los anuncios pseudohippies de liberalismo sexual y de pareja, las películas irreales de rupturas sin trauma, desaparecen cuando el problema matrimonial toca de cerca a la puerta. Y es buena señal, porque quiere decir que nos quiebra el desamor, ¡no digamos ya el odio! Significa que alguien aún nos afecta más allá de lo fácil, del pasar un buen rato juntos; que nos importa el compromiso que amenaza romperse, cayendo sus cristales rotos en una cascada de naipes en la mirada limpia de nuestra vida. El cristianismo protestante acepta el divorcio como mal menor, cuando todo se ha intentado todo y todo ha fallado, especialmente ante la infidelidad de un cónyuge con el otro (sexual, de violencia, de abandono…). Pero antes hay que luchar y agotar las posibles opciones de solucionar el conflicto. Por ello no juzgamos, ni condenamos a quien se ha visto abocado a un final que es siempre una tragedia personal. Pero lo cierto es que no puede banalizarse el matrimonio y su ruptura. No por religiosidad, o moralina, sino porque es uno de los vínculos más hermosos, más fuertes, más fundamentales para la familia y la sociedad. Y aquí creemos que la película “Fireproof” ha llegado al corazón de miles, de millones de espectadores: trata lo que todo matrimonio alguna vez enfrenta, dándole prioridad a luchar por salvar la relación, a dar importancia a lo que la superficialidad reinante quiere convertir en “Escenas de matrimonio” (una serie-caricatura sobre matrimonios hecha en la televisión española). Y además añade la esperanza del mensaje del relojero del amor –léase Dios y su Palabra- que sigue interesado en que el reloj marque bien los tiempos de la vida, y que los segundos y las horas sean ligeros como los besos y el viento, incluso tras muchos años del “sí quiero” ¿Acaso no es importante y necesario saber que esta esperanza es posible?

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