No hago otra cosa, poema de Guillermo Ibáñez (1949-2019)

En solo siete versos este argentino supo condensar, mejor que muchos gruesos tratados, la salvación que el Amado galileo nos dejó tras el Gólgota.

30 DE AGOSTO DE 2019 · 07:05

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Hace unos días me escribió desde Rosario (Argentina), la excelente poeta y ensayista Ana Russo, informándome del fallecimiento de nuestro amigo común Guillermo Ibáñez, poeta de alta calidad y destacado activista cultural, director de la reconocida Revista Internacional de Poesía “Poesía de Rosario”, desde 1993.

Antes, entre los años sesenta y setenta, dirigió las revistas de pensamiento y literatura: Nuestro Tiempo, Gaceta Literaria y Runa-Revista de Literatura y Arte.

Su obra poética está compuesta, entre otros libros, por: Tiempos (1968); Introspección (1970), El lugar (1973), Poema último (1981), Poema del ser (1986) o Los espejos del aire (1989). Textos suyos tienen traducciones al francés, italiano, árabe, hebreo, inglés, alemán, griego, portugués…

No soy proclive a escribir necrológicas. Pero sí estimo que su tránsito existencial merece ser recordado, al menos unos días después de muerto. Y para ello me valgo de un texto que en 2013 escribí sobre él, publicado en Crear en Salamanca:

“De Guillermo Ibáñez conviene resaltar su, por lustros, denodada entrega al mundo de la Poesía; también su extrema generosidad para con los escribanos de la misma, algo poco usual donde priman egos y cainismos.

Esa amplitud le viene por ser seguidor del Amado galileo y por tener un ancho corazón que le permite hospedar (y no rechazar) a quien a su casa toca.

Y es que su casa es una auténtica Casa de la Poesía, pues alberga una importante Biblioteca abierta a todos, lectores e investigadores de la poesía que deseen consultar libros y poemarios editados en Rosario desde 1950.

En cuanto a su poesía, ella transmite un magno compromiso con el hombre y sus circunstancias, también el derecho que el hombre tiene a lo divino.

Conjuga la lírica de expresión rotunda con los versos evanescentes de órbita oriental. Guillermo Ibáñez es un poeta que el tiempo no hará añicos. Léanlo, pues escribe desde su carne viva, desde su espíritu que intuye inéditos lugares”.

Y lo despido con poema suyo, magnífico:

 

El poeta Guillermo Ibañez.

 

NO HAGO OTRA COSA

Deploro al hombre de toda época 

que se haya apartado de la oración y el rito.

 

Ignoran la pérdida que propinan a su propio ser.

 

Desde el mínimo atalaya de mi sombra

los invito a volver.

 

A sentir el goce del amanecer en Él

con la salvación que nos dio en su cruz.

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