“Poemas bíblicos”, por Máximo García Ruiz

Conozco a Máximo desde tiempos antiguos. Algunos años más que él, hemos formado parte de una generación que, entre otros logros, combatimos y vencimos en la batalla por la libertad religiosa en España y los derechos de los evangélicos.

Conozco las distintas facetas de su persona y personalidad. Trabajador incansable con las herramientas de su inteligencia. Teólogo, el número uno en el protestantismo español de estos tiempos. Pastor de iglesia. Líder entre pastores. Inspirador de vidas. Iluminador de almas. Profesor de teología y de otras muchas cosas. Director de organizaciones. Ecumenista. Historiador. Y escritor. Con una actividad literaria que al presente incluye 29 libros. Máximo escribe con relieve y talento, con conocimiento de las materias que trata. Siempre fiel a sus ideas, a su genio, toma el bolígrafo o el teclado como instrumentos que el Señor puso en sus manos para expresar las grandes verdades de la existencia humana y los designios de Dios.

Cuando este mismo sello editorial publicó su libro Entre la luz y las tinieblas, descubrí en él otra faceta que hasta entonces yo ignoraba: la poesía. Una forma de unir versos que Máximo García Ruiz llevaba dentro como una joya oculta. Su poesía es amable, exalta la belleza, expresa lo bonito de la vida, apunta hacia el amor como la razón suprema del diario vivir.

Divide su poemario en tres partes. Tras el prólogo, 21 poemas sobre el Antiguo Testamento. Después otros 23 inspirados en el Nuevo Testamento. Finalmente 5 poemas bajo a solas con Dios.

¿Poesía? Sí, poesía viva. ¿Poesía religiosa? No. Poesía creyente. No es lo mismo. Lo religioso se refiere a una institución que puede llamarse Iglesia Católica, Iglesia Ortodoxa, Iglesia Anglicana o Iglesia Protestante, Judaísmo, Islam, Budismo, etc. La creencia es algo más concreto, más íntimo en donde interviene una afirmación de fe personal que descubre y acepta los grandes misterios del más allá, la Divinidad de Jesucristo, su obra expiatoria, la realidad y necesidad de la salvación.

De este material espiritual está escrito el libro de Máximo García. 

A fin de que el lector compruebe por sí mismo lo hasta aquí escrito voy a reproducir en este artículo tres poemas. A través de ellos dejaré que hable el autor de Poemas Bíblicos.

LA HORA DEL AMOR

El Cantar de los Cantares.

¿Quién lo podría igualar?

Canta el poeta al amor,

un sentimiento inmortal. 

 

Tiempo de canción y risas:

las tórtolas, las higueras,

se colman de uvas las vides.

El tiempo de primavera.

 

El tiempo quedó atrás,

que regó la sementera.

Comienzan su desarrollo

los frutos en primavera,

y el verano nos traerá

la sazonada cosecha.

AMOR, ESPERANZA Y FE

Amor

Es la virtud principal.

Cuando todo haya pasado,

el amor perdurará.

Amor filial y fraterno,

Amor divino, eternal.

 

Esperanza

Aunque nada más me quede,

no me robéis la esperanza

que mi pobre fe sostiene.

 

Fe

Mueve montañas la fe,

Dijo Jesús del que cree.

SÓLO DUDAN LOS QUE CREEN

Yo le pregunté a Dios

cuál iba a ser mi destino

y la respuesta llegó: 

tú mismo te harás camino.

 

Como afirmara el poeta,

al andar se hace camino

y al volver la vista atrás

verás la senda que nunca

se ha de volver a pisar.

 

Me asaltó pronto la duda

sobre la ruta a emprender.

Y el ángel presto me dijo:

Sólo dudan los que creen.

Ciertamente no es sencillo

recorrer sin tropezar

el camino

de la fe.

A los versos de Máximo García precede un prólogo del excelente intelectual y profundo escritor Patrocinio Ríos. Refiriéndose a los poetas protestantes, entre los que se incluye Máximo, dice: “el poeta protestante, penetrado por la doctrina evangélica, manifiesta en su obra la impronta de aquella fuente doctrinal. Sus poemas son, con frecuencia, himnos unas veces y oraciones otras que se hacen desde la fe sincera”.

Rebeca García Pérez ilustra el libro en leguaje gráfico con una preciosa colección de dibujos.