El milagro de los incrédulos

– ¡Ahí está! ¡Es él, ese es el tipo que habla con Dios!!

19 DE OCTUBRE DE 2018 · 07:20

Foto: Alain Auderset.,
Foto: Alain Auderset.

¡La avería!

La puesta de sol rasando los tejados, la cálida luz que emana de las ventanas de los apartamentos, las sombras infinitas desgastadas, ese instante mágico en el momento del paso delicado entre el día y la noche, la luna ya en su lugar... ah... Señor, cómo amo este momento contigo...

No lo parece, pero esta noche estoy en una misión de comando. Como un cazador seguro de su golpe, camino por las calles de mi pueblo. Estoy armado de un buen ojo (el mío, además), y me siento afortunado de eliminar a mi presa: Un buen vídeo.

Pero, cuando llegué a la máquina expendedora a la vuelta de la esquina, algo extraño sucede... Presiono los botones y: ¡¿¡Nada!?! (¡Bah! ¡¡Es el único proveedor de la región!!)

¡Los dos decepcionados!

Una voz cínica con un tono grave aparece detrás de mi espalda y confirma:

– ¡Está muerto!

¿Ya está aquí? El propietario del aparato... se ve desesperado.

– ¡Es la catástrofe total, no hay nada que hacer! y el reparador se demora en venir...

Estoy muy enfadado, desilusionado, ¡oh!... no tanto por el vídeo, sino por algo mucho más valioso: Pasar una noche de cine agradable con mi mujer, mi esposa, yo mismo y Alain Auderset (mucha gente, vamos...)

– ¡Ah! ¡No! ¡¡No sucederá así!!

Pongo mis dos manos en la máquina y con autoridad le ordeno:

– ¡¡¡En el nombre de Jesucristo, funcionarás!!!

Presiono el botón y frente a los grandes ojos del propietario, la máquina funciona de nuevo y me entrega el vídeo elegido.

El propietario está con la boca abierta, paralizado en un abismo de perplejidad. Como si nada, me voy, y con el fin de acabarlo definitivamente, le lanzo un indiferente:

– Bueno, hola hombre, ¡buenas noches! (¡ji!  ji! Traumatizando a los incrédulos, es nuestro pequeño pasatiempo con Dios... y Él me tiene a menudo en este pequeño juego).

¡Ganar la lotería! (¡cielos! ¡qué locura!)

Al día siguiente, cuando traigo el vídeo de vuelta a la tienda (la máquina está de nuevo dañada) el dueño grita delante de todos los clientes apuntándome con el dedo:

– ¡Ahí está! ¡Es él, ese es el tipo que habla con Dios!!

Y uno tras otro me piden que les ayude a ganar la lotería, prometiéndome que donarán la mitad a los pobres. Reproducen la escena de los miserables (Cosette pero no tan bien) explicándome enérgicamente cuánto su felicidad depende de ella.

Y ahora soy yo quien estoy paralizado en un abismo de perplejidad... ¡Tener a Dios por amigo, es mucho más! ¡¿Por qué pedir tan poco !?

 P.s.: Busque el sanador en vez de la sanación, lLa fuente de la felicidad en vez de la felicidad, Jesús en vez de sus milagros, Dios en vez de sus bendiciones, pues todo está en Él.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Cita con Dios - El milagro de los incrédulos