Juan Stam: interpretación bíblica y Apocalipsis

Su enfoque es altamente crítico, en el mejor sentido, y quien lo lee y aprecia puede decir que a través de él traspone el umbral de la ingenuidad bíblica para hacerse presente en el ámbito de la hermenéutica más amplia y efectiva: crítica y profética, analítica y pastoral.

10 DE AGOSTO DE 2018 · 08:00

Juan Stam.,
Juan Stam.

La iglesia es la comunidad de la Palabra de Dios y vive por ella. Una iglesia es sana sólo cuando su interpretación bíblica es sana. Una iglesia que especula con la Palabra de Dios, en vez de escucharla y obedecerla, no puede estar bien. Hoy día en las iglesias protestantes de América Latina se puede encontrar cualquier cosa, desde “apóstoles” y prosperidad hasta guerra espiritual y maldiciones generacionales. Y por supuesto, no puede faltar el diezmo. Aun cuando algunos de esos puntos fueran válidos, ninguno es central al mensaje del evangelio.1 J.S.

Uno de los encuentros más anhelados e impredecibles de quien escribe estas líneas fue el que tuvo con el doctor Juan Stam, quien ahora está llegando a sus 90 años de productiva edad. Después de mucho tiempo de haber leído un par de impresionantes textos suyos, de muy amplio aliento, a los que se aludirá en este artículo puntualmente, conocerlo personalmente fue una de las mayores experiencias vividas en Costa Rica entre 1997 y 1998. Verlo en su imponente altura y escuchar su siempre propositiva y alegre voz compartiendo un poco de sus saberes, producía una gran alegría entre quienes lo escuchaban. Habiendo sido uno de los pocos discípulos latinoamericanos directos de Karl Barth (además de Emilio Castro, Rolando Gutiérrez y Orlando Costas, entre otros), su testimonio de ese aprendizaje es uno de los más gozosos momentos de lectura teológica que se puede envidiar con total justificación, acaso porque aprendió algo del humor del teólogo suizo. Solamente el encuentro con Eberhard Busch (último asistente de Barth) se le podría comparar. Así lo refiere Stam:

Cuando me presenté a Barth en 1961, y le dije que era de Costa Rica, Centroamérica, me dijo: “Ah, revoluciones, ¿verdad?”. Le expliqué que en Costa Rica hemos tenido un gobierno estable, a lo que respondió: “Ah, volcanes y terremotos entonces, ¿verdad?”. Le interesaban todos los países y estaba muy bien informado. Era muy enemigo del régimen de Francisco Franco.

Barth tenía un maravilloso sentido de humor. En un coloquio donde conversábamos sobre la creación, un norteamericano (un profesor, según recuerdo) hizo una pregunta algo larga sobre los dinosaurios. Barth respondió que no tenían nada que ver con el tema bíblico y la teología de la creación. El norteamericano cuestionó la respuesta de Barth, como manera errada de relacionar ciencia y fe, y más adelante en el conversatorio, volvió a insistir en el tema de los dinosaurios. Evidentemente molesto, Barth exclamó: “¿Qué están haciendo todos estos dinosaurios en nuestra aula de teología? Me los sacan ya; llévenlos al zoológico donde deben estar”. […]

Cuando regresé a nuestro Seminario en Costa Rica y me pidieron una charla sobre Barth, resumí mi impresión de su persona con tres palabras latinas: humanitas, humilitas, e hilaritas. Eso fue Karl Barth.

La personalidad de Barth era tan rica y creativa, se ha convertido en leyenda y sujeto de innumerables anécdotas apócrifos. Las historias, incluso éstas, crecen a ir contándose. Pero lo que cuento ahora son recuerdos que creemos que son fieles. Sobre todo, son fieles a la personalidad del maestro.2

 

Stam predicando en México.

Misionero de larga trayectoria, le correspondió vivir la profunda y compleja transformación del Seminario Bíblico Latinoamericano (SBL), que después evocaría en trazos tan polémicos como punzantes, en los que combina emotivamente lo que fue esa institución en algunos de los años más heroicos con observaciones duras, pero necesarias en su momento. Se rescata aquí un apunte de esa reconstrucción de una época marcada por un cambio que se veía como algo casi imposible, pues pasar de ser una escuela teológica fundada por misioneros conservadores para convertirse en un centro de formación liberadora (como se decía entonces) y que tanto impacto tendría en el subcontinente, algo apasionante y sumamente exigente. Si algo caracterizó a buena parte de esa pléyade de profesores/as ilustres (Rubén Lores, Irene y Ricardo Foulkes, Gloria y Ross Kinsler, Aníbal Guzmán, Carmelo Álvarez, Janet y Roy May…) fue su latinoamericanismo irrestricto e indiscutible. La huella que dejó en sus discípulos (Victorio Araya, Edesio Sánchez y Elsa Tamez, entre ellos) fue indeleble y aún se percibe en el trabajo que realizan. La ruta ideológica fue firme y se afrontaron varios conflictos. He aquí sus palabras:

El SBL entró en los 70s con grandes expectativas. La institución ya se había “latinoamericanizado” profundamente, con tres rectores brillantes: Bonilla, Lores y Taylor. Habíamos superado el fundamentalismo y el legalismo del pasado para entrar plenamente en un proyecto “evangélico radical”. El método pedagógico de los seminarios, con ponentes y reactores, estaba aportando una nueva dinámica académica y teológica. Los graduandos escribieron algunas tesis brillantes, dignas de ser publicadas (y eso sin computadora y Google). El Seminario se caracterizaba por una apertura crítica hacia la teología radical de ISAL y la recién nacida teología de la liberación, el feminismo, las corrientes carismáticas y la misionología de Evangelismo a Fondo y la FTL.3

 

Un ejemplar de Haciendo teología en América latina, de Juan Stam.

Para quienes conocieron los últimos años del edificio antiguo del SBL en su transición para convertirse en Universidad, esta evocación produce una nostalgia profunda, pues los pasillos, las aulas y el ambiente de aquel espacio tan entrañable sigue muy viva y presente, especialmente para los que con tanta emoción pisaron sus salones por primera vez. Mucho de esa historia llegó a América Latina como un modelo de contextualización y apertura para la educación teológica y para las iglesias. Las referencias fueron buenas, en general, y quien llegaba al SBL podía beneficiarse enormemente según fuera guiado en su proyecto de estudio. Stam siguió siendo una figura muy familiar, especialmente porque siempre fue solidario (junto a su esposa Doris) con las familias de estudiantes hospedadas en el conjunto de Cedros. Para entonces ya había cumplida otra época como profesor en la Universidad Nacional de Heredia. Él lo recuerda así:

Por unas dos décadas después de mi renuncia me alejé totalmente del SBL, pero con su traslado al nuevo local en Los Cedros comencé de nuevo a relacionarme de diferentes maneras. Porque vivíamos cerca del Seminario (después Universidad), a través de los años muchos/as estudiantes nos han venido a visitar. Además, yo dejaba racimos de bananos con los apartamentos y la UBL, lo que resultaba en conversaciones y amistades con muchos alumnos/as. Más adelante, Arturo Piedra me animó a enseñar algunos cursos nocturnos, además de ofrecer conferencias en otras clases.

El contacto directo con sus obras, luego, con la persona, y otra vez, con las nuevas obras, hizo de su presencia bonachona y amable una forma de acompañamiento que se sabía estaba ahí, al pendiente de lo acontecido en diferentes niveles. En algunas de sus visitas a México fue posible reunirse con él y departir, como viejos amigos, para charlar sobre todo acerca de su indeclinable interés por el Apocalipsis. Con una paciencia admirable se dejaba “aconsejar” sobre algunos enfoques literarios que podrían, quizá, agregarse a su paciente labor de comentarista del último libro de la Biblia, que en cuatro grandiosos tomos (publicados por Kairós, en Argentina, además de Apocalipsis y profecía) ha dejado constancia de su seriedad como exegeta. Cuando Arturo Piedra editó en dos grandes tomos una selección de sus ensayos (Haciendo teología en América Latina. Juan Stam, un teólogo del camino,2005), el panorama de su obra se iluminó y estuvo más accesible. La aparición de Las buenas nuevas de la creación en la editorial Nueva Creación fue todo un acontecimiento (habría una reedición posterior). Desde que abrió su sitio personal en enero de 2007 hasta hoy es posible también seguir el ritmo de su vocación como analista teológico y eclesial.

 

Primer tomo del comentario bíblico de Apocalipsis de Stam.

Los dos textos aludidos al principio son los siguientes: La Biblia, el lector y su contexto histórico: pautas para una hermenéutica evangélica contextual4y El Apocalipsis y el imperio romano.5El primero, aparecido en un material colectivo de estudio, es un deslumbrante acercamiento a los diversos aspectos de la hermenéutica, escrito con una seriedad impecable y desde una perspectiva que parece conservadora, pero que en realidad despliega un profundo conocimiento del tema, además de la preocupación por aplicar los mejores elementos interpretativos a la vida y misión de la iglesia. Cada aspecto de la interpretación encuentra su lugar en la exposición minuciosa y cabal de Stam. Es un texto fundamental de la hermenéutica evangélica latinoamericana.

El segundo, publicado en un volumen de homenaje al gran historiador Wilton M. Nelson (Lectura teológica del tiempo latinoamericano, 1979), una de las grandes luminarias del SBL, es un penetrante y agudo ensayo histórico-exegético sobre los factores ideológicos, políticos y económicos que subyacen al mayor libro apocalíptico de la Biblia. Su enfoque es altamente crítico, en el mejor sentido, y quien lo lee y aprecia puede decir que a través de él traspone el umbral de la ingenuidad bíblica para hacerse presente en el ámbito de la hermenéutica más amplia y efectiva: crítica y profética, analítica y pastoral. Ese ensayo puede verse como el preámbulo No cabe duda: muchos estamos de plácemes por este feliz y significativo aniversario de don Juan Stam, teólogo latinoamericano por elección propia.

En la siguiente entrega se revisarán detalles específicos de esos dos grandes textos.

 

Notas

1Jacqueline Alencar, “Juan Stam: Leamos el Apocalipsis en clave pastoral”, en Magacín, supl. de Protestante Digital, 16 de febrero de 2014,http://protestantedigital.com/magacin/14253/Juan_Stam_Leamos_el_Apocalipsis_en_clave_pastoral.

2J. Stam, “Algunos recuerdos de Karl Barth”, enwww.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/176/Default.aspx.

3J. Stam, “Del Seminario Bíblico a Universidad Bíblica (1970-2010)”, en www.juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/391/Default.aspx.

4Puede leerse en el sitio:https://es.scribd.com/document/99115408/Juan-Stam-La-Biblia-El-Lector-y-Su-Contexto-Historico.

5Una versión revisada de este ensayo se encuentra en:http://juanstam.com/dnn/Blogs/tabid/110/EntryID/246/Default.aspx.

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