Tu nombre y Acción de Gracias, poemas de la cubano-española Lilliam Moro
Dos textos de la ganadora del Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador.
11 DE MAYO DE 2018 · 06:40
Es un privilegio publicar dos poemas de la excelente escritora Lilliam Moro (La Habana, 1946), Premio Internacional de Poesía Pilar Fernández Labrador 2017.
Ella salió de Cuba en 1970, vivió en España más de cuarenta años, y desde 2010 reside en Miami (EE.UU.). Estudió Magisterio (Instituto Pedagógico Makarenko) y Letras y Artes (Universidad de La Habana).
En España se dedicó a la edición y las artes gráficas y realizó ediciones críticas-didácticas de clásicos de la literatura como Novelas ejemplares, de Miguel de Cervantes (1977); El Lazarillo de Tormes, Anónimo (1977); La Celestina, de Fernando de Rojas; El burlador de Sevilla, de Tirso de Molina (1977); La vida es sueño, de Calderón de la Barca (1977); Peribáñez y el Comendador de Ocaña, de Lope de Vega (1977); La verdad sospechosa, de Juan Ruiz de Alarcón (1977); Poema del Cid, Anónimo (1977); Don Quijote de la Mancha, de Miguel de Cervantes (2002), entre otras.
Poeta y narradora, su obra poética comprende La cara de la guerra (Madrid, 1972), Poemas del 42 (Madrid, 1989), Cuaderno de La Habana (Madrid, 2005); Obra poética casi completa (Miami, 2013), Contracorriente (2017), El silencio y la furia (2017) y Tabla de Salvación (2018, Betania).
También tiene publicada la novela En la boca del lobo (Madrid, 2004: Premio de Novela Villanueva del Pardillo).
TU NOMBRE
La paz lleva tu nombre
como el Amor es el Amor sin otra añadidura.
Si lo pronuncio quedamente
mi voz con letras me recorre dentro
como la sangre misma que arrastra las escorias
de las que no sabemos prescindir
porque el dolor se ha vuelto una costumbre.
Limpia toda mi alma para dejarla como era
antes de yo existir con nombre y apellidos,
cuando era solo la posibilidad de tu perfecto hacer.
Pero si lo que pido ya llega con retraso,
déjame entonces que te siga nombrando,
Señor, con el silencio.
ACCIÓN DE GRACIAS
Te agradezco, Señor,
el poder disponer de mis cinco sentidos,
de no ser manco, tullido, ciego o sordo.
Perdóname si no siempre me acuerdo de estos dones.
Gracias por no sentir vergüenza
de pronunciar tu nombre,
escribir y decir las palabras amor, o rosa o amistad
sin el menor rubor.
Perdóname si no siempre escribo y hablo lo que debo.
Pero sobre todo te agradezco esta profunda certidumbre
de creer que tanto dolor
tiene un sentido para ti que yo no alcanzo a comprender
y por lo cual te doy un voto de confianza.
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