‘Tiempo de quitarse las caretas’ (A la luz de Juan 8:1-12), del pastor Gerardo Oberman

Un aporte protestante a la antología ‘No Resignación’, recientemente presentada para dar voz y amparo a la mujer.

01 DE DICIEMBRE DE 2016 · 21:00

Liceo de Salamanca. Presentación del Libro ‘No resignación’.,no resignación, salamanca
Liceo de Salamanca. Presentación del Libro ‘No resignación’.

Entre los 135 poetas de los cinco continentes que sumaron sus voces en la antología NO RESIGNACIÓN, se incluyó el texto del pastor argentino Gerardo Oberman (1965), con estudios de Teología en Buenos Aires y Ámsterdam y presidente de las Iglesias Reformadas en Argentina desde 2009.

Es uno de los fundadores y coordinador -desde 2004- de la Red Crearte, espacio dedicado a la formación y renovación litúrgica y musical en América Latina.

 

Portada de la antología.

 

TIEMPO DE QUITARSE LAS CARETAS

(A la luz de Juan 8:1-12)

 

No corras más, no te escondas,
no dejes que te insulten
ni que te acusen ni que te lastimen 
con sus palabras hirientes y sus bromas soeces.

Es tiempo de quitarse las caretas
y de ver quién es quién.
No temas, mujer, que tu pecado
no excusa los otros pecados
ni da derecho al juicio
a quienes se escudan en apariencias
de piedad, de bondad, 
de cumplimiento de la ley,
de perfecta santidad,
de generosidad y hasta de decencia.

Quienes te traen a los pies de Jesús
dicen haberte encontrado amando,
quizá a quien no debías,
sin dudas fuera de la ley de aquel entonces.
Pero ignoran que su dedo acusador,
el veneno de sus lenguas filosas,
y las piedras que cargan en sus manos 
o que esconden en sus bolsillos,
no pueden engañar el corazón del Maestro.

De pronto, ante una mirada y una pregunta simple,
los argumentos condenatorios se derrumban, 
la trampa se desenmascara
y uno a uno comienzan a irse
aquellos que se creían dueños de la verdad,
aquellos que sin misericordia
y buscando justificarse,
querían hacerle una zancadilla
al proyecto de Dios.

Levanta la vista, mujer,
ponte en pie, deja el suelo de la vergüenza
al que te arrojaron con desprecio
y recupera la dignidad que quisieron arrebatarte
aquellos cobardes de medias verdades.

Jesús no condena… 
Jesús abraza, perdona,
restaura, anima, enseña,
¡dignifica!

Tu regreso a la vida cotidiana, mujer,
será un permanente recordatorio
para quienes te trajeron, primero,
y luego te dieron la espalda,
de la necesidad de revisar la propia vida.
Y será, por todos los tiempos,
una señal esperanzadora
para todas las personas calumniadas
por odios discriminadores,
deshumanizadas por leyes crueles,
estigmatizadas por su raza, su condición social,
su religiosidad o su vida sexual;
será un signo luminoso
para las personas arrojadas al suelo del desprecio,
pisoteadas en su fragilidad,
víctimas de sistemas opresores
y de una religiosidad que se ha vaciado de Dios.

Levántate, mujer,
ya no hay piedras, 
sólo un camino nuevo por descubrir
y mucha luz 
en el horizonte de tu vida restaurada.

 

El pastor y poeta Gerardo  Oberman

 

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