Canarias, ¿no es un sueño?
¿Acaso esas islas no están repletas de turistas alemanes? Sólo lamento una cosa (y mucho), no poder ir allí en familia… Un nuevo relato de Alain Auderset.
25 DE JUNIO DE 2015 · 21:25
Estoy en Alemania, en una escuela frente a una gran cantidad de jóvenes que me escucha atentamente (no es que hable el alemán de maravilla, pero comparto con gusto lo poco que sé).
Si bien es cierto que oír un la historia de un personaje de éxito siempre es estimulante para jóvenes dispuestos a comerse el mundo, yo sin embargo siento el deber de contarles lo que han sido los comienzos de mi vida artística.
¿LO PASASTE BIEN DE VACACIONES?
A veces, algunos amigos me comparten sus “problemas” de vacaciones: Los hoteles “todo incluido” ya no son lo que eran, el jabón ya no huele tanto a vainilla…
Y yo (que siempre he soñado con veranear más allá del salón de mi casa) les compadezco:
-Pues sí, ¡es realmente horrible lo que te ha ocurrido!
Memorias de un tiempo en que, tragándome la vergüenza, registraba los cubos de basura de un almacén para poder llevar un postre a mis hijos… (¡de fecha caducada, pero seguían siendo riquísimos!). La alegría que esto les proporcionaba era más fuerte que mi orgullo.
No me gusta mucho contar esta historia, porque parezco un poco tonto cuando mis ojos se humedecen…
Esa misma noche regreso en coche a mi país. El recuerdo de aquellos tiempos me deja un gusto raro en la boca y le hablo de ello a Dios durante el trayecto de vuelta.
A la mañana siguiente, un pastor español me llama por teléfono y me invita… ¡a las islas Canarias!
¡Me quedé atónito! (también así parezco un poco tonto…)
¡Dios estaba en aquella sala! Me escuchó cuando daba mi testimonio…
Y, de algún modo, veo que tiene sentido del humor…
¿Acaso esas islas no están repletas de turistas alemanes?
Sólo lamento una cosa (y mucho), no poder ir allí en familia… (sobre todo con Benjamín que sueña con poder ir allí un día conmigo…) aún no me he ido y ya les echo de menos…
ESPAÑA POR LA PUERTA TRASERA
El español, es el idioma de mi mamá, lo llevo en mi corazón. Por eso me empeñé en traducir mi primer Cómic, y mis amigos y mi familia me han ayudado a hacerlo. Por aquel entonces yo llamaba a la puerta de muchos editores hispánicos, sin éxito. Con la mano desgastada me resigné a guardar el precioso libro en un cajón en el que esperaría su hora durante muchos años.
Esta invitación inesperada va a despertar las semillas de fe que el libro contiene y al fin sembrar el corazón de los hispánicos que me son tan queridos.
El pastor de las islas no tiene muchos medios, pero es sin embargo él quien ha sacado mi libro… y ha imprimido 1000 ejemplares aprovechando mi visita.
Ha sido la puerta de entrada para un mundo en el que todavía no existo.
¡ATRAPADO EN EL BAÑO!
En cinco minutos, en el escenario, es el momento decisivo. España me va a oír por primera vez.
¡Maldición, la puerta del baño está atascada!
- ¡Hola! ¿Hay alguien ahí?
Estoy encerrado en el baño de una isla paradisíaca: ¡todo un símbolo!
Nada que hacer, ¡¡el mecanismo ha debido romperse por dentro!!
Llamo (pero no muy fuerte) a mis salvadores que, por el olor, podrían sentirse decepcionados de mi vida interior… me huelo (espiritualmente, os lo aseguro), que el impacto de mi intervención será el comienzo de algo importante, sin embargo esta puerta está definitivamente condenada.
De repente distingo una pequeña abertura bajo el techo; trepo, como si nada, dispuesto a saludar a mi vecino, desde arriba. Salto al otro lado para dirigirme como una flecha hacia al escenario.
EL MOMENTO "J" (como Jesús)
En la sala se encuentran casi todas las iglesias evangélicas de la isla. Cuando hablo, siento intensamente la presencia de mi Amigo Espíritu Santo que impacta al público… Al final, el pastor de la iglesia más grande de la isla, visiblemente emocionado, viene hacia mí y me invita a hablar mañana en su asamblea (que es más grande que esta sala) prometiendo que el próximo año los suyos también estarán al pie del cañón…
Me quedo sorprendido al ver que la puerta de los baños está ahora abierta de par en par… (¡¿?!)
VUELTA A CASA
Tanto en el avión como en el tren, he sembrado el Evangelio a todos los que tenían la “desgracia” de cruzarse conmigo…
Medianoche, por fin llego a mi pequeño rinconcito de la tierra… Toda mi familia ha venido a recibirme a la estación; es como una fiesta e incluso nos vamos a comer un buen helado.
Mi pequeño Benjamín, que me ha echado mucho de menos, me aprieta muy fuerte entre sus brazos…
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