La magia de Ana María Matute

Deja una obra amplia, entre relatos breves y novelas, que le valieron un merecido reconocimiento, cuyo culmen llegó hace tres años con la concesión del premio Cervantes.

BARCELONA · 24 DE JUNIO DE 2014 · 22:00

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La escritora Ana María Matute.

Ana María Matute será recordada como una de las grandes escritoras de la literatura española de los últimos tiempos. En el 2010 obtuvo el reconocimiento a su carrera con el premio Cervantes. Referente e inspiración para muchos escritores, Ana María Matute labró su carrera en la literatura desde muy joven. Con sólo diecisiete años redactó y publicóPequeño teatro, un gran logro en la España de los cincuenta.“Tuvo que acompañarme mi padre a la editorial cuando decidieron publicarlo”, recordaba en una emotiva entrevista concedida recientemente al programa Capitulares de Televisión Española. “Eran otros tiempos”, dice Matute, quien tardó muchos años en recibir el merecido reconocimiento a su obra escrita. LA NIÑEZ, UNIVERSO PREDILECTO Nació en Barcelona el 26 de julio de 1925. Solía recordar la niñez como una etapa clave de su vida a pesar de la dureza de vivir en una España envuelta en guerra y pobreza. “Cuando eres niño, entonces todo lo que ves es novedoso. Eso es una sensación preciosa”, decía la escritora, que ya con cinco años empezó a escribir relatos. “Toda la obra de la autora catalana está marcada por la constante lucha de los humanos, donde el mal suele ganar la partida al bien. Es preciso tener en cuenta que cuando estalla la Guerra civil en 1936 la autora tiene 15 años”, dice el periodista Juan Antonio Monroy en una reseña sobre el premio Cervantes 2010, publicada en Protestante Digital. Hija de padre catalán y madre castellana, en su vejez se acordaba de sus padres. “Me hubiera gustado que viesen cuando recibía el premio Cervantes. Me da pena que no hayan podido ver que la rara de la familia no estaba tan mal”, decía Ana María Matute con simpatía. “Entre sus grandes pasiones estuvo siempre la literatura, la lectura”, recuerda Monroy. Destacó tanto por la escritura de novelas como por el relato corto o el cuento, arte que consideraba de gran altura. “El cuento es lo más difícil del mundo, porque tiene que tener toda la intensidad de la novela pero en menos espacio y tiempo”, explicaba Matute sobre su querencia por relatos. Siempre apasionada de la escritura, sus últimos años han sido fructíferos en publicaciones. Recientemente había comentado que acababa de terminar una novela. Será, sin duda, su último legado. ALGUNAS DE SUS OBRAS PRINCIPALES La obra de Matute es extensa, siendo una de las más destacadas Olvidado rey Gudú. Es “una novela ambiciosa y mezcla de estilos, entre fantástica, épica y alegórica contra el belicismo”, explica Jordi Torrents, periodista y escritor. “Este libro sorprende, porque es como un cuento de hadas para adultos y, de hecho, primo hermano de grandes sagas como El señor de los anillos (aunque Matute mezcla más fantasía con realidad) y hasta Juego de Tronos (salvando las distancias de género), ya que la novela plantea una historia donde se cruzan muchos personajes en un paraje que combina desolación y tristeza con riqueza y prosperidad”. Otra de sus obras destacadas es Paraíso inhabitado. Una novela que la escritora Febe Jordá recomienda. “Es un libro lleno de delicadeza que describe el mundo de Ariadna, una niña que se refugia en su fantasía para sobrellevar su vida. Comienza así: 'Nací cuando mis padres ya no se querían'”. En esta novela se“describe la vida cotidiana, los pequeños incidentes y los grandes cambios -los desayunos, las noches misteriosas en la casa, cuando la envían a la escuela-, todo envuelto en un halo de ternura, comprensión, sutileza y exquisitez, de modo que lo que se muestra como más real es lo que percibe la niña en su sentir imaginario. Los personajes que rodean a Ariadna y perfilan la historia son descritos con las palabras y los gestos justos, permitiendo también la imaginación al lector a la hora de completar sus biografías”, explica Jordá. Un libro que “crea un mundo sutil y delicioso en medio de circunstancias no siempre amables, en ocasiones realmente hostiles y llenas de tristeza y fracaso”. En los últimos años, el nombre de Ana María Matute se ha hecho conocido y reconocido, lo que también la ha hecho partícipe habitual de tertulias de todo tipo. Daniel Jándula, escritor, recuerda con cariño una conversación de Matute con Ana María Moix. “Dijo una frase que me transformó totalmente: 'Si cuando vais por el bosque, os encontráis con un elfo, no os deis la vuelta', relacionándolo con el mundo creativo que hay en los dibujos de Arthur Rackham. Por entonces estaba en una crisis creativa, y esa frase tan normal, me consoló mucho; yo pensé: 'si esta mujer no lo esconde, casi lo lleva con orgullo, ¿por qué voy a esconder mis duendes y mis voces?'. Aquella frase me emocionó, porque fue como descubrir hacia dónde debía ir, cómo hacerlo… y sobre todo, por qué seguir”. Las reacciones a su fallecimiento no se han hecho esperar. La bandera de la Real Academia Española ondea a media asta en honor a una mujer soñadora que seguirá haciendo soñar a muchos a través de sus libros.

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