Ciudad Real acogió el 5º Encuentro de mujeres de pastores, ancianos y misioneros

El Encuentro de Mujeres de Pastores, Ancianos y Misioneros, eMPAM, celebró su 5º Retiro nacional los días 5 al 7 de octubre. El evento tuvo lugar en el Centro de Encuentros Cristianos de Monescillo, Valdepeñas (Ciudad Real), con asistencia de hermanas de diferentes lugares de nuestra geografía.

Las tres conferencias, bajo el título general de Instrumentos débiles en manos del gran Dios, estuvieron a cargo de Helena Stevens, misionera en la actualidad retirada junto con su esposo, David Stevens, contando ambos con un dilatado ministerio y gran experiencia tanto en Perú como en España. 

La primera conferencia, “Comprendiendo Nuestra Identidad”, enfatizaba la importancia de no olvidar quiénes somos como hijas de Dios, ya que de no hacerlo se corre el grave peligro de dejar de ejercer el ministerio que el Señor nos ha encomendado, tal como aconsejar, exhortar, confrontar con la verdad. 

Y para poder realizar esto a la manera de Dios es necesario hacerlo “Construyendo Relaciones”, presentaba la segunda conferencia, ya que no es posible llegar al corazón de la persona para que la Palabra la transforme si no hay una relación de amor.

“Confrontando, hablando la verdad con amor”, como última conferencia, destacaba la importancia de no exhortar en un plano de superioridad, sino colocarse al lado de la persona para, de este modo, hacerla reflexionar con el fin de producir un cambio en su vida, recordando que la genuina exhortación tiene su verdadera raíz en el amor de Dios. 

Pilar Herrera, esposa de pastor en una iglesia de Ciudad Real, presentó el taller “Aprendiendo a delegar”, a través del cual, de forma práctica, amena y participativa se pudieron ver tanto los impedimentos que existen a la hora de delegar como, a través de la Escritura, cuál es el método para hacerlo correctamente y sus beneficios para la comunidad de creyentes. 

El buen ambiente, las veladas, dentro de las cuales hubo lugar para divertidos juegos y también para la reflexión, así como un entorno tranquilo y buenos y abundantes alimentos hicieron que todas las asistentes regresaran a sus hogares renovadas e ilusionadas con la tarea que el Señor les ha puesto en sus manos, y agradecidas porque, aun reconociendo la fragilidad del instrumento, saben quién es el gran Dios que las ha encomendado.