LA ONG Remar construirá un centro sociocultural en Rosales del Canal

Respecto al nuevo centro, la ONG evangélica destaca que no se trabajará «con toxicómanos y delicuentes», sino que se desarrollarán actividades culturales y educativas como una escuela de música, clases de apoyo escolar, grupos de danza o una escuela de radio y televisión. El edificio también albergaría un cine fórum y teatro con capacidad para 1.000 personas que podría ser usado por las diferentes organizaciones del barrio, según destaca Remar. Por último, esta organización recalca que no solo trabaja en la rehabilitación de drogodependientes y subraya que todos los proyectos de la nueva sede deberán tener el visto bueno del ayuntamiento. «No se autorizará nada fuera de lugar en un barrio tan precioso ni es nuestra intención», concluye Remar. QUEJAS DE LOS VECINOS Los vecinos de Rosales del Canal quieren lograr los equipamientos públicos que les faltan y por eso se oponen a la cesión por parte del Ayuntamiento de Zaragoza de una de las pocas parcelas municipales que tiene en barrio la creación por parte de la ONG Remar de un centro con fines educativos. Las comunidades de propietarios se están uniendo para sacar adelante acciones judiciales con el objetivo de intentar frenar el acuerdo de cesión y han repartido hojas de firmas por los comercios del barrio para pedir unos equipamientos distintos y más adecuados a sus necesidades como barrio de nueva creación. «Si se hubiera presentado un proyecto concreto el rechazo no sería tan masivo», apuntan. La respuesta en contra ha sido notoria, aunque también se debe a la escasez de equipamientos básicos en el entorno. «Llevamos muchos meses con dos líneas de autobuses que no funcionan y pese a tener un gran número de descampados no tenemos ni un solo parque al que acudir con niños», señaló Beatriz Urriés, de la Asociación de Vecinos Entrelagos. SERVICIOS PÚBLICOS Los vecinos denuncian que el barrio carece de todos los servicios públicos necesarios, como centro de salud, centro cívico, biblioteca, polideportivo o guarderías públicas por lo que no consideran acertado «ceder una de las pocas parcelas donde se podrían hacer cosas a una entidad privada». En todo caso, no todas las opiniones entre los firmantes de la hoja de rechazo son tan contundentes. Olga y Patricia, madres de dos niñas que entrarán en el centro el año próximo, se muestran más cautas a la hora de valorar la polémica. «No tenemos todavía ninguna información sobre cómo funcionará lo que se edifique en el terreno», indicaron, pero esperan que lo que se haga sea algo «para la gente que vive aquí, porque no tenemos más sitios para poner todo lo que necesitamos».