El médico evangélico X.M. Suárez defiende el tutelaje familiar del niño obeso ingresado en un centro de menores

Xosé Manuel Suárez es el médico que sigue la evolución de Moisés, el niño obeso de Ourense que el Gobierno gallego decidió recluir en un centro de menores a pesar de su evidente mejora de salud en los últimos meses. Suárez, evangélico al igual que la familia del niño, ha criticado las acciones políticas que revelan un «paternalismo» por parte del Estado que era «totalmente innecesario» en este caso específico.

OURENSE · 11 DE ENERO DE 2010 · 23:00

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En la entrevista realizada para emision.net , el doctor Suárez repasa, paso a paso, el proceso que ha llevado al pequeño Moisés, de 10 años, a ser separado de su familia, en una acción sin precedentes en España para un caso de obesidad que, además, estaba ya en un claro estado de mejora. El caso ha conmovido a la comunidad evangélica gallega. El abuelo de Moisés es miembro de una iglesia de Filadelfia en Ourense, donde el niño también asiste con regularidad. Suárez, que también comparte la misma fe, sigue luchando para que se haga justicia y el niño pueda volver cuanto antes con su familia. «Lo que a mí más me interesa es la solución del problema del niño», explicaba el endocrino. Ahora mismo, Moisés está ingresado en un centro de menores, una situación que la familia intentó evitar por todos los medios. «Me ofrecí para ayudar al niño -recuerda Suárez- rindiendo cuentas a la Administración, y esto lo haría desde el entorno familiar. Cualquier persona sabe que los hábitos alimentarios no se modifican en un centro de menores, sino en el ámbito familiar». Esta propuesta «de consenso» fue finalmente rechazada por la Xunta. Una acción que sorprendió enormemente al endocrino, ya que supuso un giro inesperado y motivó la desconfianza total de la familia en las autoridades. «Los padres reconocieron su error y la Xunta no les ha dado tiempo a demostrar nada», explica Suárez. Las negociaciones entre la familia y la Administración contaron con la mediación del médico. Suárez, tras tratar al niño durante dos meses, conocía la capacidad de sus abuelos para tutelar y ayudarle a superar su situación, que no era crítica. «Bajo el cuidado de los abuelos y mis indicaciones -recuerda Suárez- en 2 meses Moisés bajó diez kilos». Los resultados positivos parecían satisfacer en un principio a la Xunta. «El propio delegado de la Xunta se comprometió públicamente a que el niño no ingresaría en un centro de menores más que durante dos horas». Pero de reprente todo cambió. Pocos días después la Xunta llamó al médico. «Querían que convenciera a la familia de que ese compromiso no era el adecuado porque los técnicos decían que los abuelos no estaban capacitados», recuerda decepcionado Suárez. PLENA DESCONFIANZA A pesar del dolor, la familia cumplió el acuerdo y entregó al niño. «Es imposible generar la confianza entre las autoridades y la familia para reconducir el caso», advierte Suárez. «En este momento la Administración se ha ganado la plena desconfianza de la familia y lo comprendo perfectamente», agrega. Suárez espera que la situación pueda revertirse cuanto antes. «Espero que haya sentido común en la Administración pública» ya que «ese niño, cada momento que está en el centro de menores da un paso atrás». En las visitas que el médico realiza a Moisés percibe que «lo está pasando mal. Me dice que no quiere estar allí. Siempre me dice: ¿cuándo me llevan?». En la última visita, Suárez aprovechó para aconsejar al pequeño: «le dije: hay que ganar esta batalla; y debes demostrarlo comiendo fruta, verdura... Él me decía que no le gustaba la lechuga. Cuando terminamos me despedí de él y cuando había dado unos pasos, me dijo: Que Dios te bendiga». La familia, por otra parte, espera que se resuelva el caso cuanto antes. Suárez cree que ha faltado esfuerzo en la Administración por conectar con la familia. «El abuelo es un patriarca; tiene una autoridad especial, y conseguir su colaboración no es nada difícil», explica. Pero la Xunta «no ha hecho ninguna labor terapéutica para ayudar a la familia a modificar sus hábitos. Hay una distancia tan grande para comunicarse con la familia que hay que resolver», urge Suárez. «Había altos cargos de la Xunta -recuerda Suárez- que decían que yo tenía autoridad en la familia y es cierto. Pero no fue por la vía de imponer, sino por medio de la verdad. De decirles que habían hecho cosas mal, pero desde el que está al lado, para ayudar». Una actitud muy diferente a la que han seguido en este caso. «Animaría a los organismos competentes que no estén en una actitud de amenazar, desautorizar, quitar, sino de apoyar, desde la proximidad». RESPONSABILIDAD PATERNA Otro aspecto que trata Suárez en la entrevista es la responsabilidad en la educación de los hijos. Para el vicepresidente de la Alianza Evangélica Española, este caso muestra un error en el Estado al querer ocupar un lugar que pertenece a los padres. «Comprendo como padre que la responsabilidad de educar no es del Estado, es mía», explica Suárez. «El Estado no actúa por encima de nadie sino que ejerce el poder por delegación de todos nosotros, y tendría que haber buscado la empatía con la familia». En este conflicto, Suárez se decanta por la responsabilidad familiar. «Estamos ante un caso de invasión del Estado en una esfera que no le pertenece», algo que considera «inaceptable». Las soluciones pasan por apoyar a la estructura familiar, ya que si ésta «no lo está haciendo bien, lo que hay que hacer es ayudarla para que puedan recuperar los hábitos; no arrancar su responsabilidad». El caso refleja «un problema de salud democrática», diagnostica Suárez, recordando que «en la situación de este niño, desde un punto de vista clínico, médico y hasta nutricional, no tiene sentido que el Estado se inmiscuya. El Estado debe estar para apoyar a la familia, nunca para sustituirla». RELACIÓN CON LA FAMILIA Durante todo el proceso, Suárez admite haber trenzado una estrecha relación con la familia del niño. Una relación que continúa ahora, en el proceso de recuperación que sigue Moisés. «He empezado desde la discreción como profesional y para supervisar la dieta que está llevando». El tratamiento se lleva adelante «con la colaboración absoluta del personal del centro de menores, para los que no tengo más que buenas palabras», agrega Suárez. «He acabado siendo mediador en esta situación, y estoy dispuesto a serlo mientras las partes me acepten», explica. Aunque reconoce que la situación actual es frustrante, aún hay esperanza. «Espero que haya un buen resultado. No queremos hacerle pagar ningún precio político al Gobierno», aunque la decepción con las Autoridades es manifiesta. En cambio, con la familia la situación es de cercanía absoluta. «Hubo un momento muy duro cuando la Xunta se lo llevó al centro de menores», cuenta Suárez. «Le dije al abuelo, a Goyo, que le ofrecía todo mi apoyo. Él me miró a los ojos, callado, y me extendió la mano y me la apretó. Y no me la soltaba. Y de repente se echó sobre mí, me abrazó y empezó a llorar de forma imparable. Esto a mí me destrozó y acabé llorando también. Entendí el significado de las palabras de Gálatas donde dice que ya no habrá ni judío ni griego, ni varón ni mujer, ni payo ni gitano. Esto se da sólo en un entorno como el nuestro». LA OBRA DE DIOS A pesar del dolor, Suárez transmitió su total confianza en Dios. «Moisés es un caso grande a los ojos de Dios» y «Él interviene». El médico reconoce que confía porque «estoy seguro que Dios tiene un plan con este niño (...) que será un elemento de bendición en medio de su comunidad gitana». Por otra parte, Suárez reconoce que toda la situación le ha ayudado a reconocer la grandeza de Dios, capaz de unir a personas tan diferentes en el amor y la misericordia. «Creo en un Dios capaz de cambiar a las personas, derribar barreras, y que puede hacer que un abuelo gitano y un médico endocrino payo nos abracemos llorando», recuerda Suárez. Y afirma con seguridad que «tenemos un mismo Dios Padre común. Es un Dios que tiene un plan específico para Moisés y sé que lo va a cumplir». MULTIMEDIA Pueden escuchar aquí la entrevista de Beatriz Garrido Orense: el patriarca Goyo, su nieto obeso y el Dr. Suárez. También ver el video A Goyo, patriarca evangélico, le quitan su nieto por obeso.

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