Perdón y memoria

Aparte de la soberbia, ¿hay alguna ventaja en el hecho de no pedir perdón?

03 DE ABRIL DE 2019 · 18:13

Andrés Manuel López Obrador. / ProtoplasmaKid / Wikimedia Commons / CC-BY-SA 4.0,
Andrés Manuel López Obrador. / ProtoplasmaKid / Wikimedia Commons / CC-BY-SA 4.0

López Obrador, presidente de México ha enviado una carta a Felipe VI en la que solicita que España pida perdón por los agravios cometidos en la conquista de América.

Es cierto que el Estado actual de México no existía en ese tiempo. Es cierto que los que están gobernando en muchos países de Latinoamérica en este tiempo, más que los descendientes de las poblaciones indígenas, son los descendientes de los conquistadores, los criollos, quizás con la excepción de Bolivia. Es cierto que no fueron solo los españoles los que causaron la aniquilación de la población, sino que los españoles aprovecharon las rivalidades que ya existían en las poblaciones indígenas. Es cierto que una parte de la población fue diezmada debido a la llegada de enfermedades que los españoles traían y que esto era un efecto involuntario. Es cierto que la colonización española no es la única en la que se produjeron genocidios. Es cierto que es difícil aplicar categorías históricas contemporáneas a situaciones antiguas, los anacronismos son evidentes.

Sin embargo el genocidio existió. Los hechos sobre cómo fue la conquista de América fueron descritos abundantemente y de forma destacada por Bartolomé de Las Casas, entre otros. No fue una guerra, fue una invasión en un territorio que no nos había declarado la guerra. Fue someter a los habitantes a un régimen, reconocido o no, de esclavitud generalizada y cuando no se ajustaban a esta nueva situación fueron eliminados por trabajos forzados, por actos violentos, por ejecuciones sumarias, etc.

Hay otros episodios de la época que también necesitan una petición de perdón por parte del Estado español, ya que si es cierto que los estados actuales de Latinoamérica no existían, sí que existía un Estado del que el actual Estado español es una continuidad. Entre los sucesos de aquel momento que necesitan una petición de perdón destacaría: la expulsión de los judíos, los crímenes de la Inquisición contra una parte de la propia población española y muy significativamente contra los protestantes.

España no sería el primer país en pedir perdón. Japón lo hizo por los crímenes en China, Alemania lo hizo por los crímenes contra los judíos y otros colectivos que fueron eliminados, Francia por la colonización de Argelia, Bélgica por la colonización del Congo, etc. Sólo los regímenes ultranacionalistas como Turquía, se niegan a reconocer el genocidio que sufrió el pueblo armenio.

 

¿DE QUÉ SIRVE PEDIR PERDÓN?

Independientemente de otras consideraciones que se pueden hacer, debemos pedirlo por nosotros mismos. Debemos mostrar que nuestro compromiso, el compromiso del actual Estado español, con los Derechos Humanos es total. En aquel tiempo éstos derechos aún no habían sido definidos, pero los derechos del ser humano existen desde la misma creación y por el sólo hecho de ser seres humanos. Nosotros debemos lamentar cualquier atropello y vulneración que se ha producido y en este caso quienes los produjeron fueron antepasados nuestros. Personalmente lamento profundamente que antepasados nuestros vulneraran derechos humanos en la conquista de América. 

Cuando hacemos esto estamos implícitamente diciendo que no volveríamos a hacer algo así, que lamentamos que en algún momento de la historia esto se haya llevado a cabo. Cuando hacemos esto, independientemente de las razones del que lo pide, estamos trayendo sanidad a la memoria. Los que hemos viajado por Latinoamérica y hemos estado en contacto con la población indígena, nos damos cuenta de cómo aquella conquista sigue teniendo efectos hoy en día en la forma en la que la población indígena se comporta. Son cientos de años de ser la parte más baja de la pirámide social del continente. Ellos han generado estrategias para sobrevivir ante los poderosos. La batalla por la memoria y la batalla por el lenguaje son dos batallas claves por la propia identidad.

Pero además la petición de perdón es una buena base para unas correctas relaciones futuras en una base de igualdad. Nos arrepentimos de todo aquello que pudiera suponer un obstáculo a las relaciones. Cuando alguien hizo algo que no debía, puede esconderse detrás de las excusas, puede esconderse detrás del orgullo o del ultranacionalismo o de la prepotencia, pero eso no sana relaciones.

Me pregunto: Aparte de la soberbia, ¿hay alguna ventaja en el hecho de no pedir perdón? ¿No es mejor para nuestro futuro como país ser una nación humilde que una nación prepotente y soberbia? Pidiendo perdón no perdemos nada. Reconocemos que hubo actos contra los derechos humanos que hoy no cometeríamos y expresamos nuestros mejores deseos de mejorar nuestras relaciones con aquellos que se consideran herederos de aquella memoria.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Luego existo - Perdón y memoria