La denuncia contra los perdonados

El ser misericordiosos, a veces implica la denuncia incluso de los que dicen haber sido perdonados.

19 DE FEBRERO DE 2019 · 16:00

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Pregunta: ¿Se puede denunciar a los ya perdonados? Es posible que muchos de nosotros, los ya perdonados por el Señor, podamos ser objeto de denuncia. Hay que tener cuidado no sea que, siendo perdonados, no sepamos comportarnos como tales. Puede haber perdonados que, en su inconsciencia y, a veces, prepotencia, no son perdonadores. Recordad la parábola de los deudores. Justo al que más se le había perdonado, no supo practicar el perdón ni la misericordia.

¿Hay que denunciar a los perdonados no perdonadores? ¿Tenemos que estar los perdonados también en el punto de mira? ¿Puede haber denuncias contra nosotros, o sea, contra aquellos que, siendo perdonados, no saben perdonar y son capaces de agredir a aquellos que piden y necesitan su perdón? ¿Puede un perdonado al que se la perdonado mucho avasallar y arruinar a aquellos que le deben algo?

El ser misericordiosos, a veces implica la denuncia incluso de los que dicen haber sido perdonados. ¿Cómo podemos practicar la denuncia cuando, quizás, nosotros también deberíamos ser denunciados? Sin embargo, no cabe duda que la denuncia hay que practicarla. Tenemos que ser a la vez misericordiosos y denunciadores, buscadores de la justicia aunque afecte a los ya perdonados que caen en la injusticia.

Sin embargo, la denuncia hay que hacerla con energía, contundencia y eficacia, siempre que la hagamos con algunas características. La primera sería la humildad. ¿Quién soy yo para denunciar? Hay que buscar el ser empoderado por Dios para practicarla para que, en el fondo, la denuncia sea profética, inspirada por el mismo Dios. Nosotros los denunciantes, los buscadores de justicia y misericordia, tenemos que estar aferrados al Todopoderoso.

Es duro denunciar a los perdonados. Toda denuncia, sobre todo si es a un ya perdonado de todas sus deudas y cargas, implica dolor. Por eso, desde la humildad y el dolor, podemos denunciar a los ya perdonados que, cruelmente, como en la parábola de los dos deudores, son incapaces de perdonar. Dolor y tristeza, pero hay que denunciar: “Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado” (Mateo 18:31), pero denunciaron. 

No debemos mirar a otro lado cuando vemos a perdonados no dispuestos al perdón. Tenemos que ser denunciadores. No se puede pasar de largo ante la injusticia, no podemos callarnos para no hacernos cómplices de ese perdonado incapaz de perdonar. No podemos ver a seres perdonados y que, quizás, se jactan de ello, sin que sean movidos nunca a misericordia para con quienes necesitan su perdón. Denunciadores fueron los profetas contra los inmisericordes e incapaces de perdonar, fueran o no personas de entre los perdonados. Denunciador fue Jesús que, en esto, entronca con los profetas del Antiguo Testamento.

Hay inconsciencia o, en su caso, conciencias endurecidas. El gran problema del siervo al que se le perdonó mucho y de muchos perdonados de nuestra historia en nuestro aquí y nuestro ahora, es que, quizás, no sean conscientes de que han sido perdonados de enormes cargas. Así, muchos perdonados por Dios pueden ser acumuladores del mundo que se consideran no deudores, sino acreedores del mundo pobre. No es esa la línea bíblica que busca justicia, perdón y restauración ante tantos consiervos pobres de un mundo hundido en el escándalo de la pobreza, empobrecido, ante el cual, muchas veces, nos consideramos acreedores. La conciencia de ser deudor o el ¡ay! Bíblico contra los que acumulan heredad a heredad, no les interpela su conciencia. La tienen endurecida.

NO tengamos miedo. Los creyentes tenemos la obligación moral, ética y cristiana, de formular la denuncia. Sí, contra ellos. Aunque a la vista de muchos sean personas perdonadas, pero incapaces de practicar la misericordia, la restauración y el perdón. Hoy no se percibe muchos la denuncia contra los perdonados no perdonadores. No. Quizás nos da miedo, o no hemos comprendido el Evangelio que también es denunciador.

Muchos cristianos en el mundo hoy, deberían entristecerse ante la situación de tantas personas despojadas que, en muchos casos, pueden haber sido despojadas por los ya perdonados. Esta tristeza, este dolor, debería llevarnos indefectiblemente a la denuncia y a la búsqueda de justicia y misericordia. Por eso, Si detectas que los perdonados no perdonan ni comparten, denuncia. No deberíamos dudarlo siempre que se haga desde los parámetros de la denuncia cristiana.

Si los sencillos consiervos, ante la falta de misericordia y perdón, ante la falta de vivir coherentemente con el perdón recibido por una gran deuda, denunciaron, quizás sean puestos en la parábola para ser ejemplo a todos los seguidores de Jesús. ¡Qué tragedia! Perdonados en lo mucho que son incapaces de perdonar ni siquiera en lo poco. Bendecidos que no bendicen, salvados que condenan. 

Dios ve y juzga. Nosotros sólo reflexionamos a la espera de estar ante el gran juicio del tribunal de Dios, el que siempre hace justicia, a quien sea toda la gloria y la honra por los siglos de los siglos. 

Texto de reflexión: “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No deberías tú también tener misericordia de tu consiervo como yo tuve misericordia de ti?”.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - De par en par - La denuncia contra los perdonados