Oración de una mujer que confía

Todavía los fuertes se niegan a servirte. Están convencidos de que el poder que sujetan entre sus manos es tan firme como seguro.

22 DE JUNIO DE 2018 · 09:00

,

(Basado en el salmo 138)

Te alabo, Señor, con todo mi corazón, con toda mi alma, con todo mi ser, pues en ti confío.

Ante los que piensan y creen en su propio poder, yo cantaré proclamando el tuyo, Padre mío. Confesaré también tu gloria ante esta sociedad cruel, asesina de valores. Cantaré más alto, y aún más, ante quienes proclaman a gritos que eres un invento, que no existes. Mi cuerpo y mi voz, mi ser entero, darán testimonio de tu grandeza.

Inclinaré mi insignificante ser ante tu presencia, porque sé que puedo confiar en tu misericordia continua y tu fidelidad visible.

Me amas. Sin dudarlo sé que me amas.

Tanto si el mundo quiere entenderlo, como si no, tú estás sobre todo lo creado. Gobiernas. Diriges. Transformas.

Reconozco, Señor, el cuidado que me tienes, pues siempre que te llamo acudes en mi socorro. Si es de noche, tu palabra me alumbra el camino por donde he de salir de las tinieblas que me envuelven. Si de día, igualmente tu palabra marcha delante de mí guiándome el sendero firme. Tu Espíritu me alienta. Te sigo. Eso hago. Eso quiero seguir haciendo. Seguirte.

No olvides darme la porción de tu fuerza que necesitaré para el camino diario y, si me agoto, toma mi mano, guíame despacio para que no tropiece.

Todavía se niegan, mi Dios, todavía los fuertes se niegan a servirte. Están convencidos de que el poder que sujetan entre sus manos es tan firme como seguro. Piensan que será eterno. Pero yo sé que llegará el día cuando verán claramente que sin ti están, como yo, perdidos.

Está tú atento a mi debilidad porque sé que no me faltarán los días de ansiedad, las noches de insomnio llenas de fantasmas, los domingos sin reposo. Está tú atento para transmitirme más de esa vida tuya que puede mantenerme.

No te pido, Señor, ya no te pido que me guardes de los que pasan parte de su tiempo tramando contra mí cosas perversas, pues a cada instante veo como te me muestras tan fiel, tan defensivo, tan claro, tan abrumadoramente a mi lado, que me desconciertas.

Tenme siempre junto a tu costado, átame a tu ser, a tu esencia tenme fija. Pues ya ves que, sin duda alguna, soy una mujer que en ti confía.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Oración de una mujer que confía