Humo sobre el agua

Tenemos que saber sacar algo de cada momento difícil, aún cuando alguno de nuestros sueños haya terminado de quemarse.

09 DE ENERO DE 2014 · 23:00

,
La historia de la canción “Smoke on the water” (“Humo en el agua”) del grupo Deep Purple es cuando menos, curiosa. Durante la grabación de uno de sus Lps en Montreaux (1971) se produjo un incendio en la sala contigua (dónde actuaba Frank Zappa) y se destruyó el estudio, incluidos instrumentos y partituras. De una historia llena de humo y fuego, salió una de las canciones más famosas en el mundo del rock, y una de las que más beneficios les dieron. Sé que es difícil hablar de sobreponerse cuando uno ha pasado por una situación complicada, pero es algo que todos debemos aprender. En cierta manera, todos tenemos que saber sacar algo de cada momento difícil, aún cuando alguno de nuestros sueños haya terminado de quemarse, o sólo podamos ver humo sobre el agua. Es triste que casi siempre resulte complicado estar un poco “por encima de todo”. Las circunstancias nos dominan, y nos da la impresión de que aunque nuestra actitud sea diferente, aquello que nos hace sufrir va a continuar igual que siempre... Y por eso abandonamos. Renunciamos una y otra vez. Dejamos que el fuego lo consuma todo, y que el humo se plante delante de nuestros ojos impidiéndonos la visión. De esta manera muchas vidas se terminan casi para siempre, viéndose sometidas al imperio de la desilusión y la tristeza. Y nos sentimos perseguidos: por las circunstancias, por otras personas, por nuestros amigos, por nuestra familia, por los enemigos, por los que nos rodean, ¡A veces perseguidos por Dios mismo! Da la impresión de que no importa a quién echarle la culpa, ¡Siempre vamos a encontrar a alguien que nos persiga, nos haga mal o llene de humo y fuego nuestra vida! ¡Que sencillo resulta vivir así! Para todo aquel que nos pregunte, tenemos una coartada perfecta: “No me diga, por favor, Vd. no conoce mi historia...” Y cuando encontramos a cualquier otro que está pasando por una situación parecida, organizamos un coro de “perseguidos” que puede llegar a dar las notas más tristes que se recuerdan desde que el mundo es mundo. En ese proceso tan conocido, casi siempre olvidamos la salida: “Nos persiguen, pero no estamos abandonados”*. No estamos solos. Nuestros sueños no se terminan por un simple fuego, o por el humo que otros (o las circunstancias) quieran poner alrededor de nuestra vida. No estamos abandonados. De ninguna manera. No necesitamos quejarnos o sentirnos mártires. No queremos buscar excusas ni culpables, ¡Vamos a vivir! * 2 Corintios 4:9

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Humo sobre el agua