Mansedumbre victoriosa

Roger Federer dice: «Voy a cada partido pensando que puedo perder. La mayor parte de los días pienso que me pueden derrotar si no lo doy todo». Esa es una buena actitud.

11 DE MAYO DE 2015 · 21:50

Roger Federer / Wikigo (Wikimedia Commons - CC BY 3.0),
Roger Federer / Wikigo (Wikimedia Commons - CC BY 3.0)

Roger Federer es el tenista que más Grand Slams ha ganado en toda la historia. Campeón de Wimbledon seis veces, de Australia cuatro veces, del Abierto de Estados Unidos cinco veces y Roland Garros una vez, y con más de setecientos partidos ganados, confesaba en una entrevista reciente: «Voy a cada partido pensando que puedo perder. La mayor parte de los días pienso que me pueden derrotar si no lo doy todo». Esa es una buena actitud, porque demuestra que no cree en su aparente superioridad.

Los que piensan que son mejores que los demás a menudo se llevan muchas sorpresas desagradables. La frase de Roger podría ser la definición de una persona mansa, alguien que no se siente superior a nadie y, por lo tanto, tiene que luchar por lo que quiere.

No es una palabra que usemos muy a menudo, porque a algunos puede darles la impresión de que una persona mansa es algo así como alguien a quien todos le pasan por encima. Nada más lejos de la realidad; la raíz de la palabra mansedumbre tiene que ver con descanso, tranquilidad, reposo, paz… Define a una persona espiritual y madura a la que las circunstancias no la derriban fácilmente. Se refiere a alguien que es capaz de mantener la calma cuando todos se agobian. Alguien que no deja de luchar por lo que cree que es correcto, aunque todos se le enfrenten.

Aun así, no nos suena muy bien eso de una persona madura, ¿verdad? Déjame decirte que no tiene nada que ver con tu edad, sino con tener algunas características muy concretas. ¡De hecho, hay muchos jóvenes que demuestran esas cualidades, y personas mayores que son casi inaguantables!

¿Cuáles son esas características? Algunos ya están pensando en conocimiento, poder, religiosidad, solemnidad, etc. Van por mal camino. Lo que Dios piensa es radicalmente diferente: «Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia» (Colosenses 3:12). Ahí tienes las cinco características. Anótalas en tu libreta o colócalas en un cuadro delante de tu escritorio:

  • Compasión
  • Bondad
  • Humildad
  • Mansedumbre
  • Paciencia

No las puedes encontrar en ningún otro lugar salvo en la presencia de Dios. Solo el Espíritu Santo puede trabajar en tu corazón para que puedas vivir de esa manera. Te aseguro que él llenará de paz tu vida y aprenderás a disfrutar mucho más de todo lo que te rodea, porque son características que tienen que ver no solo con lo que hay dentro de nosotros, sino también con nuestra manera de vivir delante de los demás.

Porque te aseguro que la mayor parte de las personas que te rodean van a querer estar contigo. Compasión, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia… Reflejar el carácter de Dios es algo impresionante, valioso y genial. Y recuerda que no se trata tanto de lo que nosotros podemos hacer, sino de lo que él hace en nosotros.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Con otro ritmo - Mansedumbre victoriosa