Hacer reír es hacer vivir

Cuando era pequeña me mostraban a Jesús como alguien lánguido y triste.

08 DE ENERO DE 2012 · 23:00

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Hemos sido convocados a la risa. Sonriamos todos. Siempre. La risa es un don de Dios. Hacer reír a los demás es algo tan gratificante que no tiene palabras para explicarlo. La persona que disfruta con alguien que la está haciendo reír, consigue escapar durante esos momentos de sus problemas. El don de la risa lleva consigo colocar al triste en otro estatus diferente. Le hace ver que la vida tiene otras opciones. La risa es como un bolso grande donde caben infinidad de ideas, de alegrías. El don de la risa es la mejor medicina para cada día. La risa es para compartir, ¿a quién le sirve reírse sólo si no comparte su felicidad con otros? La risa hace que las experiencias trágicas sean más llevaderas. Cuando era pequeña me mostraban a Jesús como alguien lánguido y triste. Las imágenes tuvieron mucha culpa de éste sentimiento. Durante años las veneré. Adoré a Jesús el triste, Jesús el lánguido, Jesús el de los ojos entornados, Jesús el de la mirada distante, Jesús el que me decía lo que debía hacer bajo castigo, Jesús el vigilante de los errores, Jesús el inquisidor de su propio mensaje, Jesús el justiciero de látigo en mano. Ahora sería incapaz de concebirle de esta manera. El simple hecho de reunir a tanta gente alrededor me hace pensar que, además de su mensaje, su gracia, su sonrisa y simpatía eran muy deseadas. Los necesitados acudían a él por todo lo que era. Lo que es. Para poder llenar a los demás de gozo, hay que procurar vaciar con tacto la tristeza que reina en ellos, dejar con cautela espacio libre para la felicidad. Hacer realidad esto es don del Espíritu.

Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Tus ojos abiertos - Hacer reír es hacer vivir