La agalla del amor
En el mundo que Dios creó todo está profundamente interrelacionado. Nadie es una isla independiente y mucho menos el ser humano.
18 DE OCTUBRE DE 2024 · 07:27

Las agallas o cecidias del lentisco (Pistacia lentiscus) son estructuras tumorales causadas por la picadura de un pequeño pulgón amarillento (Aploneura lentisci) que transforma la hojita donde pica y deposita sus huevos en un engrosamiento, con forma de medialuna de color anaranjado o rojizo, en el interior del cual se desarrollarán muchos más pulgones. Las hojas verdes de este arbusto, que han sido elegidas para la puesta, reaccionan envolviendo con células encarnadas de crecimiento anómalo a los minúsculos huevos del pulgón.
De esta manera construyen tan llamativas agallas que resaltan sobre la planta verde, advirtiendo como auténticos semáforos, que no deben ser consumidas por aves u otros posibles insectos. Los jóvenes pulgones son así protegidos y alimentados gratuitamente por el vegetal hasta que abandonan la agalla. Se trata de una relación ecológica en la que el insecto parasita a la planta, aunque sin causarle demasiado perjuicio.
En el mundo que Dios creó todo está profundamente interrelacionado. Nadie es una isla independiente y mucho menos el ser humano. Fuimos diseñados para comunicarnos, relacionarnos y, sobre todo, amarnos.
Por un año más
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Publicado en: PROTESTANTE DIGITAL - Zoé - La agalla del amor